[Solar-general] algunas joyitas del controvertido y genial Borges

Pablo Manuel Rizzo info en pablorizzo.com
Sab Nov 7 22:50:24 CET 2009


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> crear una nueva sociedad. Lo anarquistas lucharon por una sociedad libre
> y los vencieron! Los pacifistas lucharon por la no violencia y la paz; y
> los mataron de la forma m谩s violenta. Lo bueno que los ciclos existen y
> siempre hay gente que se comprometen. eso es lo que aun me motiva. no me
> resigno. Ojal谩 exista el d铆a que la violencia desaparezca; no creo lo
> llegue a ver, pero existir谩!!
>



El bondadoso ajusticiador
Por Osvaldo Bayer

 El pr贸ximo lunes 9 se cumplir谩n cien a帽os de un suceso que conmocion贸 a
Buenos Aires. Un joven ruso, de 18 a帽os, hab铆a hecho volar por el aire con
una bomba nada menos que al todopoderoso jefe de polic铆a de Buenos Aires,
coronel Ram贸n L. Falc贸n. El ejecutor era un anarquista llamado Sim贸n
Radowitzky y con su acci贸n quiso vengar a sus compa帽eros asesinados el 1潞 de
mayo de ese 1909, en la represi贸n encabezada por el militar contra la
manifestaci贸n de los obreros que recordaban las figuras de los cinco
anarquistas condenados a muerte por la Justicia de Estados Unidos, por su
lucha a favor de las ocho horas de trabajo. Un muchacho reci茅n salido de la
adolescencia, nacido en Rusia, y 鈥渁dem谩s jud铆o鈥, como se帽alaban las cr贸nicas
de nuestros diarios, se atrev铆a contra quien aparec铆a como el hombre de m谩s
poder en todo el pa铆s.

El coronel Falc贸n hab铆a sido el mejor oficial del general Roca en el
exterminio de los pueblos originarios en la denominada Campa帽a del Desierto.
Adem谩s, hab铆a llegado a la fama en aquella Argentina conservadora como el
represor de las huelgas de conventillos, llevadas a cabo por las mujeres
inmigrantes que se negaban a pagar los aumentos constantes del alquiler por
parte de los propietarios. El coronel Falc贸n demostr贸 su hombr铆a de bien y
su t铆tulo de coronel entrando a palo limpio en esos palomares de la miseria
y del hacinamiento que eran los miserables domicilios de 140 habitantes por
conventillo, que pose铆an un solo excusado como se llamaba a los retretes de
aquel tiempo. Ya como Roca lo hab铆a llevado a cabo el 1潞 de mayo de 1904,
Falc贸n imit贸 a su jefe ese D铆a del Trabajador y atac贸 a los setenta mil
obreros que llenaban la Plaza Lorea. Las cr贸nicas dir谩n luego que quedaron
鈥36 charcos de sangre鈥. Fue un ataque feroz de total cobard铆a porque, sin
aviso previo, el militar orden贸 a la fusiler铆a de la polic铆a abrir fuego
contra las columnas obreras. Pero los anarquistas no eran hombres de arrugar
y guardar silencio. Desde ese momento dijeron que el tirano iba a pagar con
su vida tama帽a cobard铆a. Y fue as铆 como ese joven ruso, Sim贸n, se ofreci贸 a
no dejar impune el crimen del poder. Le arroj贸 la bomba a la salida de un
acto en el cementerio de la Recoleta y tanto el coronel como su secretario
fallecieron por efectos del explosivo. C贸mo lloraron los diarios al dar la
noticia, en especial La Naci贸n. Hab铆a sido muerto uno de los pilares del
sistema.

La historia continuar谩 con el destino de Sim贸n. Lo apresar谩n. Le iniciar谩n
juicio y lo condenar谩n a muerte, aunque 茅l siempre sostuvo que era menor de
edad. Para esos menores de edad y para las mujeres no hab铆a pena de muerte.
Lo demostrar谩 con una partida de nacimiento llegada de Rusia y ser谩
condenado a prisi贸n perpetua. Como no tuvo 茅xito una huida preparada por sus
compa帽eros anarquistas fue trasladado a Ushuaia, la Siberia argentina, donde
todo preso iba indefectiblemente a morir. M谩s todav铆a, que cuando llegaba el
aniversario de su atentado contra Falc贸n, se lo condenaba a estar una semana
en un calabozo al aire libre, sin calefacci贸n. Pero el 鈥渞uso鈥 Sim贸n se fue
convirtiendo en el alma del presidio. El siempre daba un paso al frente en
la protesta cuando a alg煤n otro preso se lo castigaba o se comet铆an
injusticias en el trato general. Fue durante toda su estada el verdadero
鈥渄elegado鈥 defensor de esos presos comunes. Y pol铆ticos. Por eso mismo se lo
somet铆a a un tratamiento de terror. Pero el 鈥溍gel de Ushuaia鈥, como se lo
llamaba, no daba su brazo a torcer sin temor a las represalias de los
guardiac谩rceles. Los que lean La casa de los muertos o El sepulcro de los
vivos, del gran escritor Fedor Dostoievsky, que describe las c谩rceles de
Siberia, y sufren con los padecimientos de los condenados, no sospechan que
en territorio argentino existi贸 un lugar exactamente igual construido por
Roca, de donde son muy pocos los que salieron con vida o retornaron a la
sociedad con sus facultades mentales normales.

Los anarquistas de todo el pa铆s siempre lo recordaron a Sim贸n y lucharon en
grandes jornadas de manifestaciones por su libertad. E intentaron un
operativo como s贸lo los anarquistas sab铆an prepararlos. Lograron liberarlo y
embarcarlo en un peque帽o velero rumbo a Chile pero, cerca de Punta Arenas,
guardias chilenos lo sorprenden y lo entregan nuevamente a las autoridades
argentinas. La venganza ser谩 tremenda: Sim贸n ser谩 encerrado durante m谩s de
dos a帽os en una celda, aislado, sin ver la luz del sol y s贸lo a media
raci贸n. Pero en los c铆rculos obreros y pol铆ticos, Sim贸n gana cada vez m谩s
popularidad. Las calles de Buenos Aires y de otras ciudades tendr谩n pintadas
con 鈥淟ibertad a Sim贸n鈥 y su retrato aparece en las ediciones de todas las
publicaciones libertarias.

Mientras tanto, le env铆an dinero que se recauda en las f谩bricas. Pero Sim贸n
no lo aprovecha para su persona sino que lo reparte entre los enfermos del
penal y la compra de libros para la escasa biblioteca de la c谩rcel. Los
pedidos de indulto para el preso le llueven al presidente Yrigoyen, quien
finalmente se lo otorgar谩 en el 13 de abril de 1930. Sim贸n hab铆a padecido
veinti煤n a帽os de prisi贸n. Pero la reacci贸n de los militares y de la prensa
es muy grande contra la decisi贸n del primer mandatario. De manera que el
preso es tra铆do por un barco de la marina de guerra hasta el R铆o de la
Plata. All铆 es obligado a trasladarse al buque de la carrera que une a
Buenos Aires con Montevideo y de esa manera es expulsado del pa铆s hacia
Uruguay.

All铆, en la otra orilla, es recibido por manifestaciones obreras que le dan
lugar en sus sedes y lo saludan como al mejor compa帽ero. Al quedar libre,
Sim贸n recuerda a sus compa帽eros presos en Ushuaia y dir谩: 鈥淟a separaci贸n de
mis compa帽eros de infortunio fue muy dolorosa鈥. Comenzar谩 a trabajar d铆as
despu茅s como mec谩nico y m谩s tarde se prestar谩 a ser mensajero entre los
anarquistas del Uruguay y de Brasil. Hasta que se acaba la democracia en la
Banda Oriental y comienza la dictadura de Terra, quien ordena su detenci贸n.
El anarquista es confinado en la isla de Flores. All铆 las condiciones son
p茅simas. Debe dormir en un s贸tano. Permanecer谩 m谩s de tres a帽os en esas
condiciones hasta que sus compa帽eros de ideas logran su libertad. Pero al
llegar a Montevideo es apresado nuevamente y llevado a la c谩rcel. Hasta que,
liberado de nuevo, decide marchar a Espa帽a donde ha estallado la guerra
civil con el levantamiento de los militares de Franco contra la Rep煤blica.
All谩 Sim贸n formar谩 parte de los grupos que luchar谩n contra los militares
alzados. Pero no usar谩 armas, oficiar谩 de transportador de alimentos para
las tropas del frente, principalmente para los soldados que est谩n en
trincheras. Hasta que llega la derrota del pueblo y Sim贸n ser谩 uno de los
tantos que marchar谩 a Francia a refugiarse y de all铆 podr谩 embarcarse hacia
M茅xico.

En M茅xico pedir谩 trabajar en una f谩brica de juguetes para ni帽os. As铆
transcurrir谩n los 煤ltimos diecis茅is a帽os de su vida entre el trabajo y las
charlas y conferencias que daba a sus compa帽eros de ideas. Siempre sostuvo,
hasta el fin, que la gran revoluci贸n humana s贸lo la pod铆a hacer el
socialismo libertario, hasta lograr la paz eterna y la igualdad entre los
pueblos.

En la Argentina, los due帽os del poder siempre trataron de ignorar esta
figura que parec铆a salida de una novela de Dostoievsky. El que hab铆a alzado
la mano para eliminar a un tirano y que en su vida posterior se comport贸
como un ser de bondad extrema y de esp铆ritu de solidaridad con los que
sufren. En la d茅cada del sesenta publiqu茅 un estudio sobre este ser humano
que titul茅: 鈥淪im贸n Radowitzky, 驴m谩rtir o asesino?鈥, en la revista Todo es
Historia, que dirig铆a F茅lix Luna, fallecido hace unas horas. Siempre le
agradecer茅 a Falucho Luna ese gesto, de permitirme publicar en sus p谩ginas
investigaciones sobre los h茅roes libertarios que actuaron en nuestro pa铆s en
las primeras d茅cadas del siglo pasado.

Link a la nota:
http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/contratapa/13-134856.html





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Pablo Manuel Rizzo
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