[Solar-general] interesantes articulos sobre el enfrentamiento de los terratenientes al modelo de pais que votamos

Diego Saravia dsa en unsa.edu.ar
Mar Jul 1 04:19:23 CEST 2008


El odio de estos días

Por José Pablo Feinmann

Uno de los mails que recibí durante estos días me pareció no sólo
doloroso, sino revelador de un estado de espíritu que atraviesa la
derechizada sociedad argentina de estos días. Esta derechización no
tiene nada de extraño pues el mundo ha girado a la derecha y en los
países ricos surgen el fascismo, el neonazismo, la violencia contra el
diferente, la incapacidad del diálogo, el desprecio de la democracia.
Estuve –por cuestiones literarias– unos quince días en Europa y la
xenofobia, el racismo y la violencia que conllevan son moneda de todos
los días. Todos piden que se expulse a los inmigrantes, que no se los
deje entrar. Se levantan muros legales o muros reales, como el que
levanta Bush contra los mexicanos. El mundo está entre la derecha
occidental y el irracionalismo extremo del islamismo. Entre tanto,
habían surgido algunos gobiernos tenuemente populistas en América
latina, a los que se toleró durante un breve tiempo y sobre los cuales
las embestidas son cada vez más feroces. Se trataría de quebrar
algunas opciones de esos gobiernos: reemplazar el Mercosur por el
ALCA, abjurar de todo gesto de intervencionismo estatal, eliminar
cualquier intento de redistribución de la riqueza, concentrar
definitivamente los medios de comunicación en el sistema
comunicacional que establece hegemónicamente Estados Unidos (con
matices, pero sin diferencias notables), desterrar todo lo que apeste
a populismo. Si esto se hará democráticamente o no es difícil decirlo.
A Chávez, entre la oposición política, los medios de comunicación y el
apoyo de Estados Unidos, estuvieron por voltearlo. Lo que se nota en
la Argentina es un factor que acaso (porque así es este país) se
manifieste con más potencia que en cualquier otra parte: el odio.
Sencilla, simplemente, poderosamente el odio. Si alguien pudo pintar:
"Cristina vas a morir como Evita", todo es posible. Si a Cristina se
le endilgan insultos del calibre más bajo, más obsceno y si, para
peor, son las mujeres las que principalmente lo hacen, uno se
pregunta: ¿qué pasa? Supongamos que el gobierno de Cristina Fernández
no le cae bien a un sector de la población, pero: ¿es para tanto? ¿Es
para injuriarlo más que a Menem, que a De la Rúa? Sabiendo (y
aceptando en alguna medida) que a otros gobiernos, sobre todo al
militar, no se les dijo nada de esto.

Tomo un ejemplo. El cantante Ignacio Copani escribió una canción. Yo
no conozco a Copani. Pero ése no es un problema de él, acaso sea un
problema mío. Escucho música clásica desde joven y no he logrado
moverme de ahí. Hay quienes intentan hacerme "entrar" en el rock, pero
no lo logran. Lo siento. La cuestión es que Copani compuso una canción
que lleva un título traslúcido. Se llama: "Cacerola de teflón". Debe
tratarse de una crítica al sector social pro-agrario que se manifiesta
en las calles con los utensilios que tiene en su cocina según su
pertenencia en la escala social. Las cacerolas que tiene son de
teflón. Copani canta su letra. Dice lo que tiene que decir y ahí
empieza la invasión mediática. El "foro", en Internet, tiene un
anonimato que facilita la agresión y hasta el insulto más soez.
Facilita la expresión del odio. De este modo, Copani dice que, a raíz
de su canción, recibió algunos mensajes afectuosos. Pero: "Pero he
recibido también otro tipo de contactos llenos de reproches, cargados
de odio, regados de violencia, intolerancia, agresión y con un
espíritu inquisidor que no creí que anidara todavía en gente de mi
comunidad. He sido amenazado, agraviado, insultado, difamado,
calumniado y, peor aún, han sufrido ese tipo de atropello miembros de
mi familia. No me refiero a los impunes foros de Internet sino a
e-mails, cartas y llamados recibidos". ¿Qué pasa? ¿Dónde estamos
viviendo? ¿Esta es la ciudad de Buenos Aires? ¿Esta es la capital
cultural de América latina? ¿De dónde salió esta tropa de asalto,
organizada, feroz, violenta al extremo de estar a las puertas de la
agresión física?

Sigue Copani: "Aquellos que piensan que la Sra. Presidenta de mi país
me paga por verso, recital u opinión, simplemente están expresando su
propia escala de valores y asumiendo que ellos mismos podrían torcer
sus convicciones a un precio determinado. Yo no". Este es otro toque
infaltable de este periodismo del odio. Afirma: todo aquel que se
manifieste a favor de este gobierno lo hace por interés. En cambio, si
"el campo" llena la Plaza ahí está la patria, la tierra, los valores
centenarios, la clase rural que hizo la grandeza de la patria. Si la
llena el Gobierno son todos gronchos traídos en los camiones de
Moyano, o bandoleros de D'Elía, o desdichados que están ahí por un
choripán. Y esto lo dicen periodistas con una trayectoria. Que de
pronto se han erizado también de odio. Algunos de ellos cambiarán
milagrosamente no bien el Gobierno arregle con sus patrones, con los
grupos económicos para los que trabajan. La conversión ideológica del
periodismo en los últimos tiempos ha sido vertiginosa. Incluso conozco
mucha gente que lo detecta. "¿Viste? Fulano ahora ya no está en contra
de Cristina". "Y claro: si la empresa para la que labura arregló con
el Gobierno." Hay, sin embargo, un ingrediente genuino en este
periodismo que acaso ni puedan variar, aunque el grupo mediático para
el que trabajan les dé la contraorden: su antiperonismo. El odio
gorila pocas veces penetró tanto en nuestra sociedad. Y peor aún: el
odio a la generación del '70. Lo peor que se le puede decir a alguien
es setentista. Y al matrimonio presidencial se les dice sin más "la
pareja montonera", cuando jamás estuvieron en esa organización y no se
ha discutido aún con claridad los dislates o no que ha cometido en
nuestro país. Dice, en fin, Copani: "Nunca discuto una crítica, sea
como sea y venga de quien venga. Pero en este caso no recibí opiniones
sobre la conformación estética del tema, de su métrica, de sus rimas,
de sus sonidos, de la destreza para ejecutarla, sino una violenta y
censuradora mirada hacia el contenido de mis ideas y mi conducta, bien
típico de tiempos de inquisición y dictaduras".

Voy a citar ahora otro mail. Es de Hernán Nemi, que tiene 36 años, es
profesor de Literatura en la Universidad de Morón, da clases en varios
colegios secundarios y tiene un par de obras escritas para Teatro por
la Identidad. (Esto lo torna muy sospechoso para la Argentina del odio
y sus voceros comunicacionales. Porque la cosa también tiene este
costado de destrucción fundamental: "¡Basta con esa cuestión de los
derechos humanos! ¡Basta de juzgar a militares! ¡Basta de exhibir a
Hebe de Bonafini en cada acto! ¡Ni a la Carlotto nos bancamos ya! ¡Eso
terminó, es el pasado, hay que archivarlo!" O si no: "¡Hay que juzgar
a los guerrilleros! ¿O no quedó alguno vivo?".) Suscribo todo lo que
dice Nemi, de modo que citarlo es hablar y decir por su medio, que es
impecable, y exhibe una prosa inusual: "Se critica a Cristina por
autoritaria: ¿qué otro presidente hubiera soportado cien días con
rutas cortadas, desabastecimiento y amenazas constantes sin disparar
un solo tiro ni reprimir en ninguno de los cientos de cortes de
caminos que hubo? Entre el 19 y 20 de diciembre de 2001 murieron 31
personas en la represión del gobierno de De la Rúa a las
manifestaciones populares. El matrimonio 'montonero' tuvo la actitud
más tolerante y democrática frente a las protestas de la ciudadanía
que se recuerde en toda la historia argentina". Aquí sólo podríamos
pulir la frase "toda la historia argentina". Hubo otros gobiernos con
tolerancia de democrática. Es cierto que, en este caso, el llamado
"campo" ha paralizado el país y su abastecimiento. Se trata, sin más,
de un acto de subversión absoluto que deteriora por completo el
funcionamiento del país. Y a los piqueteros se los quería colgar por
cortar una calle.

Sigue Hernán Nemi: "¿Es éticamente correcto que la clase media y alta
de Buenos Aires salgan a golpear cacerolas por las retenciones del
campo cuando jamás las golpearon por las flacas jubilaciones que
cobran nuestros viejos ni por los chicos que tienen hambre, ni por los
sueldos docentes, ni por la carpa docente, ni por la privatización
vergonzosa de nuestras empresas en los '90?". Y también: "¿Tiene
autoridad moral la Sociedad Rural de pedir más institucionalidad
cuando apoyó a cuanto gobierno de facto hubo en la Argentina? ¿Este
campo hoy indignado es el mismo que aplaudió a Menem a lo largo de la
década del 90? Sí, es el mismo". Es siempre el mismo, Hernán: es el
que recibió con atronadores aplausos a Juan Carlos Onganía cuando el
dictador entró en el predio de la Sociedad Rural... ¡en carroza! El
que abucheó a Alfonsín. El que respaldó a la patria financiera en el
golpe de mercado. El que apoyó a Videla y negoció con Menem. Hoy, en
esta Argentina del odio, es la clase heroica que representa los
intereses de la patria. ¡Y con los periodistas progres a sus pies!

Y, por fin, escribe Hernán: "Quienes piensan –legítimamente– que los
ruralistas tienen razón, ¿por qué lo expresan a través de mails o
comentarios tan agresivos, tan cargados de odio, tan faltos de
argumentos racionales?, ¿qué nos pasa a los argentinos (y argentinas)
que nos cuesta tanto bancarnos a una mujer como presidenta? Muchos de
los adjetivos de esos mails –muchos de ellos enviados por mujeres–
muestran el peor machismo: se la llama a Cristina 'puta', 'conchuda',
'turra', 'tilinga'... Y al mismo tiempo, los argumentos brillan por su
ausencia".

Es así, Hernán: pero eso de bancarse a una mujer como presidenta no
nos pasa "a los argentinos", sino a ciertos argentinos. Y si hiciera
otra política le tirarían flores. No es que no se bancan a una mujer,
no se bancan una política. El poder, en este país, es pragmático. Si
hacés lo que yo te digo, lo que yo necesito, lo que llena mis arcas,
estoy con vos y sos hermoso. No lo olviden: si el establishment
argentino se bancó a Menem, se puede bancar a Drácula. Al sólo costo
de que Drácula haga lo que ellos quieren.


"Cayeron las hipocresías: la Argentina es

racista, conservadora y muy impiadosa"

Por NICOLÁS CASULLO

SOCIÓLOGO

Con una enorme biblioteca de fondo y el escritorio tapado de libros,
el prestigioso ensayista y sociólogo Nicolás Casullo subraya la idea
de que a partir del conflicto del agro "reapareció la política" en las
discusiones que se dan en la sociedad y que no hay posibilidad de
consenso cuando existen dos posturas contrapuestas de país. Y explica
que más allá de las retenciones, "empezó a discutirse la relación con
el otro y las relaciones sociales" y "lo que uno es ideológicamente".
–Pareciera que la clase política ha vuelto a discutir en términos de
amigo-enemigo como en otras situaciones históricas, ¿cree que este
modo de debatir también aparece en la sociedad?
–Todo el neoliberalismo y las variables que imperaron en los 80 y 90
fueron de una altísima hipocresía. La Argentina es racista,
conservadora y muy impiadosa. Lo que ahora aparece es la caída de
ciertas variables hipócritas y se va hacia conflictos más importantes
y decisivos sobre qué país democráticamente se quiere. Y en esa
confrontación se va perfilando lo que podríamos llamar un espacio de
derecha, que puede transformarse en un partido de masas y que tiene
sus fuerzas, sus intelectuales, sus ideólogos, sus medios de
comunicación. Estamos viviendo una suerte de sinceramiento del país.
Eso significa una confrontación en muchos campos, sobre todo de
aquéllos que hablan de diálogo pero que en realidad están malversando
la palabra porque para esos sectores de la derecha, consenso, diálogo,
pacificación y unidad es que se haga lo que ellos quieren.
–Más allá de los sectores políticos organizados, también hay un
pronunciamiento respecto del conflicto por parte del ciudadano común.
–Eso es importante y positivo. Pero el argentino siempre tomó
posición. Ahora, cuando aparece el conflicto fuerte, en un subte, en
una esquina o en una conversación con el portero se toma posición. Es
indudable que en democracias acotadas por el modelo republicano
institucionalista la política es vacía y está muerta. Hoy, reapareció
la política.
–A partir del conflicto del campo, hay una sensación de irritabilidad
en la calle que parece exceder la discusión por las retenciones, ¿a
qué cree que responde ello?
–Este conflicto disparó confrontaciones de clase, raciales, de la
memoria, y reapareció el peronismo y el gorilismo de una manera muy
fuerte, definiendo a las personas en términos viscerales. Empezó a
discutirse la relación con el otro y las relaciones sociales. Salvo
cuando la discusión es muy específica, no se discuten las retenciones
sino lo que uno es ideológicamente.
–¿Las viejas categorías como peronismo y gorilismo sirven para
definirnos en el contexto político actual?
–Yo pensaba que "el peronista" y "el gorila" estaban en una suerte de
extinción mucho mayor de lo que en realidad están. A su vez,
reaparecen porque es una forma muy cultural y argentina de leernos
socialmente, de leer valores, conductas y costumbres. Y si bien es una
historia vieja, permite entender el país.
–¿Esta clase de polarizaciones es típica del "ser" argentino?
–Se da en otras sociedades, pero en la Argentina a partir de la gran
crisis del 2001 está más a la orden del día. Hay una profunda
ideología antipolítica que derraman los medios de masas. Desde esa
perspectiva, el conflicto aparece mucho más agudo y radical.
–Con el conflicto del campo también han aparecido comentarios de
lectores en los sitios web de los diarios con un alto grado de
agresividad y es posible encontrar carteles en la vía pública con
insultos al "otro", ¿cómo debería leerse esto?
–El kirchnerimo tocó ciertos elementos que cayeron mal en un sector
conservador de la sociedad. Tocó los 70, los derechos humanos, la no
represión a la protesta popular y las variables de seguridad más
cercanas a las posiciones a la centroizquierda. Por lo tanto, hay una
reacción muy exagerada.
–¿Piensa que este tipo de reacciones de los ciudadanos son algo
pasajero, propio de la coyuntura actual, o que en realidad son la
punta del iceberg de otras disputas más profundas?
–Son parte de un debate más profundo que puede llegar a darse. Estamos
en una coyuntura de metamorfosis y evidentemente los cacerolazos dan
una idea de que hay un sector de la sociedad que quiere otra cosa. No
hay que estigmatizar ni demonizar los cacerolazos, tampoco pensar
ingenuamente que son producto de una espontaneidad absoluta.
–¿De qué modo los medios influyen en los debates que hay a nivel social?
–Los más concentrados, sobre todo de televisión y radio, han cumplido
el papel de plantear la agenda de la derecha. Omiten lo que tienen que
omitir y resaltan lo que pretenden resaltar. En ese sentido, han
actuado como una suerte de neopartido de derecha. En un 90% hubo un
bloque entre la protesta del agro y los medios diría que casi obsceno.
Ahora aparecen pidiendo policías con estas cuatro o cinco carpas
cuando estos mismos movileros y conductores se pasaron tres meses
asistiendo a los cortes de ruta y nunca dijeron nada.



BRASIL: NUESTRA BATALLA SE

LIBRA EN ARGENTINA

Si Cristina ganara esta batalla, abrirá un camino para
latinoamericanos y africanos.

Por Luiz Carlos Bresser-Pereira

Folha de S.Paulo, 16.6.2008

Bresser-Pereira: -Las retenciones móviles a las exportaciones
existentes en la Argentina son el secreto que se esconde detrás del
8,8% de crecimiento entre 2003 y 2007.
El gobierno argentino está enfrentando hace tres meses una batalla
decisiva no sólo para su propio desarrollo económico sino también para
el de todos los países latinoamericanos que aún no comprenden que no
neutralizar la enfermedad holandesa (revaluación súbita de la moneda
nacional) es el más serio obstáculo económico que enfrenta. Las
retenciones móviles a las exportaciones existentes en la Argentina son
el secreto que se esconde detrás del 8,8% de crecimiento entre 2003 y
2007.  El esquema de retenciones doblemente variable -entre
commodities y conforme a la variación del precio internacional del
bien- traslada la curva de oferta de esos bienes hacia arriba en
proporción a la gravedad de la revaluación súbita de la moneda
nacional que ese bien causa. Se vuelve así no lucrativa la exportación
del bien a una tasa de cambio menor, lo que impide del lado de la
oferta, que esa tasa se aprecie.  Al impedir la sobrevaluación del
peso, el gobierno argentino garantiza, por un lado, la ganancia de los
agricultores y, por el otro, la demanda agregada para inversiones
volcadas a la producción de bienes comercializables (que pueden ser
exportados o importados) y así la economía crece aceleradamente. Los
agricultores argentinos, victima de una ilusión, rechazan el aumento
de la retención sobre la soja al 44% pensando que los que pagan son
ellos. No es así.  A no ser que los cálculos del gobierno estén
equivocados, eso es solo aparentemente cierto. Si el gobierno
eliminase las retenciones de ese y el resto de los bienes que dan
origen a la enfermedad holandesa, el mercado provocará la apreciación
del tipo de cambio en la proporción exacta de la retención eliminada y
el agricultor no ganará nada, lo que recibe quedará igual a lo que
tenía con la retención. Ganarán en el corto plazo los consumidores
argentinos, cuyos salarios reales crecerán, pero perderá toda la
economía argentina, que volverá a crecer a tasas modestas y quedará a
merced de una crisis de la balanza de pagos.  Y si el gobierno
argentino hubiese creado un fondo de estabilización para los precios
agrícolas con parte de los recursos de la retención, su eliminación o
reducción causaría pérdidas a los propios agricultores que volverían,
otra vez, a quedar sujetos a las variaciones de los precios
internacionales de las commodities.  Entonces, lo racional, desde el
punto de vista económico, era luchar por ese fondo de compensación (no
por la reducción de la retención). Su lucha actual solo tendría
sentido si todas las demás retenciones se mantuviesen y en
consecuencia el tipo de cambio no se apreciase, pero, en ese caso,
estaríamos frente a un caso clásico de oportunismo o de comportamiento
"free rider". Si el gobierno de Cristina Kirchner venciere en esta
batalla, no solo estará defendiendo el interés nacional de la
Argentina.  También estará abriendo un camino para que los países
latinoamericanos y africanos comiencen a reconocer racionalmente la
existencia de esa terrible falla del mercado (la enfermedad holandesa)
y a neutralizarla.  Una falla que tiene consecuencias diferentes
dependiendo de:  1.- Si el país todavía no se industrializó pero se
darán las condiciones para eso una vez que neutralice la enfermedad
(es el caso de los países productores de petróleo) 2.- Si el país ya
se industrializó pero dejó de neutralizar la enfermedad (es el caso de
Brasil y la Argentina) En el primer caso el país no se industrializa y
en el segundo entra en proceso de desindustrialización.

LCB-O/* Traducción colectiva de los participantes de

homo-economicus.blogspot.com

Edición original en http://www.bresserpereira.org.br/view.asp?cod=2730



Argentina: la mirada mapuche sobre el

conflicto del "campo" que no es la tierra

Queremos manifestar nuestra mirada, nuestra postura a la sociedad
toldense y tambien explicar a nuestros lagmen, hermanos/as que aun no
se reconocen como mapuches, cuál es el pensamiento de nuestros
Antiguos, cuál es nuestra creencia sobre la tierra- territorio.

Nosotros vivimos en este espacio territorial, como parte de todas las
vidas que existen en este planeta. No ejercemos sobre ellas, sobre la
tierra, el espacio azul, sobre las aguas, sobre los vientos, sobre el
fuego, dominación. Convivimos en una relación de reciprocidad en
igualdad en jerarquía de valor.

NO explotamos los recursos naturales, porque seria explotar a nuestra
propia madre. La tierra y el territorio no es un bien de cambio ni de
uso. De ella comemos, de ella nos curamos, de ellos vivimos.

Hace menos de 10 años nos estamos enfermando con el uso de glifosato,
la tierra se está empobreciendo, lastimando, las especies medicinales
han muerto, más de 150 especies de plantas medicinales han muerto por
su uso. La diversidad biológica está en riesgo y así nuestra vida.

Nos manifestamos en contra de la lógica mezquina y avara de los
chacareros y estancieros. No es justo que la sociedad argentina se vea
privada de alimentos básicos, para que unos pocos se enriquezcan a
costa de la vida de la tierra y de propia nuestra vida.

En Los Toldos, todos sabemos de qué modos estos chacareros y
estancieros se han apropiado de nuestras tierras y nuestros campos.

Sabemos de las presiones que estos grupos han realizado sobre los
peones de campo, sobre los trabajadores de los comercios, para ir a
apoyar la chocolateada y el tractorazo, repudiamos toda forma de
violencia simbólica sobre nuestros hermanos y sobre los toldenses.

Que nadie se haga el distraído, que el tiempo de la moreneidad aun
tiene dignidad. Lucha por la cosecha de la verdad.

POR LA DEFENSA DE TODAS LAS VIDAS

NO A LA SOJA TRANSGENICA

Asoc. Mapuche EPU BAFKEH (epulafken)



Federación Agraria se desgaja



Pedro Cerviño era hasta la semana pasada el jefe del Departamento de
Desarrollo Rural de la entidad que encabeza Eduardo Buzzi. Es una
figura emblemática del modelo de agricultura familiar, opuesto al
monocultivo. Sus razones y quiénes lo siguen.

Por David Cufré

"Hay momentos donde los objetivos ya no son los mismos", se lamenta
Pedro Cerviño, un "cuadro" histórico de la Federación Agraria que
acaba de dejar su puesto como jefe del Departamento de Desarrollo
Rural de la entidad. "Fue de común acuerdo", asegura el dirigente.
Cerviño llevaba al seno de la cámara que conduce Eduardo Buzzi la voz
de los pequeños campesinos que no participan de la fiesta de la soja,
sino más bien la padecen. Productores de cinco, diez o veinte
hectáreas que se dedican al cultivo de maíces, porotos, hortalizas,
batata, calabaza y zapallo, entre otros, y a la cría de llamas,
ovejas, cabras, chanchos, pollos y vacas lecheras. Su vida y su
cultura se encuentran atadas a la producción de alimentos. Pero están
en competencia directa con el modelo de agronegocios reinante, que los
desplaza para ocupar sus tierras con soja. Las autoridades de
Federación Agraria eligieron unirse a Sociedad Rural y dar la pelea
por quienes están volcados de lleno al monocultivo. Eso les está
provocando el desgajamiento de sus bases ligadas a la agricultura
familiar y de figuras como Cerviño.

"La Mesa de Enlace no representa a los pequeños productores. Sólo
atiende sus intereses", sentenció Cerviño en diálogo con PáginaI12.
"No puede representarnos porque defendemos modelos de desarrollo
agropecuario distintos. No tenemos nada que ver con Sociedad Rural y
Confederaciones Rurales", insistió.

–¿Cómo quedó su relación con Federación Agraria?

–Nuestros objetivos ya no son los mismos. En el pasado hemos
coincidido y otras veces disentimos. No voy a hablar mal de nadie.
Cada uno debe actuar de la manera que lo crea mejor.

Cerviño comprobó la diferencia de estar de un lado o del otro. Fue el
último martes en el Congreso. Diputados de Coalición Cívica, PRO y el
radicalismo se sumaron al coro de productores sojeros que les gritaban
a él y a otros representantes del Foro Nacional de Agricultura
Familiar (Fonas) para que se callaran y dejaran que las comisiones de
Agricultura y Presupuesto se ocuparan sólo de la Resolución 125 de
retenciones móviles. No tuvieron la oportunidad de exponer su
problemática y sus reclamos al Gobierno como lo habían hecho un día
antes –con un silencio reverencial de los diputados– los presidentes
de las cuatro entidades ruralistas y Alfredo De Angeli.

Lo que tenían para decir, cuenta Cerviño, es que las retenciones
móviles actúan como un freno a la sojización, sobre todo en las
provincias del norte argentino y en regiones y campos donde sería más
rentable social y económicamente volcarse a la producción de
alimentos. Pero también que el incremento en los derechos de
exportación a la soja no resuelve todo el problema ni mucho menos,
sino que se requiere que el Estado lleve a la práctica una política
muy activa de incentivo de otras producciones. "Es la forma de
garantizar la soberanía alimentaria", opina el dirigente, quien fue al
Parlamento en su condición de coordinador nacional del Fonas. Esta
entidad agrupa a unas 300 organizaciones de todo el país de "pequeños
productores, minifundistas, chacareros, colonos, medieros y
comunidades de pueblos originarios", como ellos mismos se definen.

Entre ellas figuran el Mocafor (Movimiento Campesino de Formosa), una
de las líneas del Mocase (de Santiago del Estero), Cirujas (de La
Matanza, en el conurbano bonaerense) y el MAN (Movimiento Agrario de
Misiones). Esta última entidad es asociada a Federación Agraria y
también se encuentra en conflicto con Buzzi y compañía. De Angeli los
descalificó semanas atrás, cuando dijo que se oponían al lockout de
las cuatro entidades porque el Gobierno les ofreció ayuda. "No sé qué
les ofrecieron y se fueron con ellos", atacó. "Un arrendatario de 650
hectáreas en Entre Ríos no es un pequeño productor", le devolvió
Benigno López, titular de Mocafor.

"Las retenciones móviles son necesarias para frenar el avance de la
soja. No tiene sentido que se la siembre en provincias como Chaco,
Salta, Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja, con bajísimos
rindes. Y encima se quejan. En esa zona debería haber producción
animal y alimentos para el consumo", explicó Cerviño. Pero agregó que
al mismo tiempo se requiere de una batería de incentivos públicos a la
agricultura familiar. "Hacen falta políticas de infraestructura, de
salud, de vivienda, de educación y de inversión para agregar valor",
detalló. Por ejemplo, dijo, habría que desarrollar una red de pequeños
frigoríficos estatales para que los productores de llamas, cabras o
corderos puedan faenarlos allí y no entregarlos a intermediarios a
precios de remate.

"No queremos que los productores faenen en el fondo de su casa en
condiciones antihigiénicas, sino que tengan un lugar adonde hacer
chacinados, carne envasada y demás productos con valor agregado",
graficó Cerviño. "Necesitamos plantas de transformación para que el
productor en lugar de vender aceitunas a granel comercialice aceite de
oliva, o para transformar la harina en trigo, para disecar y empacar
hortalizas. Plantas procesadoras para seleccionar y fraccionar. Todos
estos procesos son indispensables para frenar el avance de la soja",
completó.

Cerviño no encontró espacio para seguir con esa prédica desde
Federación Agraria. "Nosotros representamos el 70 por ciento de
unidades agropecuarias del país, según datos del último Censo Nacional
Agropecuario. La agricultura familiar maneja el 13,5 por ciento de
toda la superficie cultivada de la Argentina, y genera el 20 por
ciento del producto agrario. No se puede discutir que somos un sector
más eficiente que el de agronegocios para la exportación de
commodities", desafió.

El dirigente reivindicó el trabajo de los últimos cuatro años. "El
Fonas se fue organizando desde las sombras y ya logramos que la
Secretaría de Agricultura nos reconozca como un espacio de diálogo y
concertación de políticas, a través de una resolución de diciembre de
2005. También conseguimos que el Gobierno anunciara la creación de la
Subsecretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar, para la que
estamos pidiendo una asignación de recursos de 1500 a 2000 millones de
pesos para encarar las inversiones que necesita la agricultura
familiar. Y logramos la creación de un registro nacional de
agricultores familiares que debería habilitar políticas diferenciadas
para el sector", puntualizó.

-- 
Diego Saravia
Diego.Saravia en gmail.com
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