[Solar-general] La degradación final del retro-progresismo

felix felix.zolezzi en gmail.com
Dom Oct 17 16:02:12 CEST 2010


TATO BORES. Es cortito y genial
  'Qué  país! ¡Qué país! ¡No me explico por qué nos despelotamos tanto...si
éramos multimillonarios!'
UD. iba y tiraba un  granito de maíz y ¡paf !, le crecían diez
hectáreas....
Sembraba una semillita de  trigo y ¡ñácate!, una cosecha que había que
tirar la mitad al río porque no teníamos dónde  meterla...
Compraba una vaquita, la dejaba  sola en el medio del campo y al año se le
formaba un harén de vacas...
Créame, lo malo  de esta fertilidad es que una vez, hace años, un  hijo de
puta sembró un almácigo de boludos y la  plaga no la pudimos parar ni con
DDT. Aunque la  verdad es que no me acuerdo si fue un hijo de  puta que
sembró un almácigo de boludos, o un  boludo que sembró un almácigo de hijos
de  puta.'


El 17 de octubre de 2010 10:42, Ariel Alegre
<ariel.alegre en fibertel.com.ar>escribió:

>   [image: Ricardo Lafferriere] <http://www.facebook.com/lafferriere>
>
>
>  La degradación final del retro-progresismo
>  de Ricardo Lafferriere<http://www.facebook.com/profile.php?id=1047413048>,
> el El Sábado, 16 de octubre de 2010 a las 22:46
>
>             No fue siempre que el matrimonio Kirchner abrazó banderas
> progresistas. No puede negarse, sin embargo, que a partir de su
> distanciamiento de Carlos Menem, su discurso fue acercándose progresivamente
> al mismo levantado por los sectores más ortodoxos del progresismo de los
> setenta. Tampoco que, una vez en el poder, se abrazaron en forma marcada a
> un “relato†que los auto-caracterizaba como herederos del peronismo
> montonero, la “JP Regionales†y el camporismo.
>
>
>
>             Su sinceridad, al comienzo, sólo fue puesta en duda por muy
> pocos. Quien esto escribe se contaba entre los desconfiados, simplemente por
> haber analizado su trayectoria política y haber deducido de ella que la
> adopción de ese posicionamiento era sólo una táctica –como lo fuera, en su
> momento, de Perón en su exilio- que le permitía buenos réditos en la
> acumulación de poder.
>
>
>
>             El propósito de esta nota es, sin embargo, poner la mirada en
> los socios kirchneristas, más que en los Kirchner. De éstos, ya poco queda
> por decir. Corrupción ramplona, hipocresía discursiva, conducción política
> reaccionaria, autoritarismo sectario, manipulación de la opinión pública, en
> síntesis, valores que la izquierda ha despreciado siempre en su credo
> oficial.
>
>
>
>             Por eso mismo, cada día de la gestión kirchnerista que
> profundizaba el discurso con los hechos, más se acentuaba la contradicción
> –que ya es insalvable- entre la honesta convicción de izquierda democrática
> de varios intelectuales y políticos integrantes del “espacio
> pan-kirchnerista†con la injustificable gestión nacional.
>
>
>
>             Quien esto escribe no se posiciona en “la derechaâ€. Desde la
> Juventud Radical, en sus años jóvenes, luchó por la democracia cuando había
> dictadura, y ya “mayorâ€,  trabajó por la democracia cuando fue necesario
> fortalecerla. Desafiando tranquilos consensos inerciales, con una libertad
> intelectual de la que se enorgullece, intentó siempre aportar al debate de
> modernización del análisis político buceando en las formas de proyectar en
> los años que vivimos los valores que animaron la visión progresista desde
> siempre: libertad, cada vez más libertad. Igualdad de oportunidades, cada
> vez mayor. Democracia, cada vez más profunda y participativa. Autonomía
> personal mayor para todos y cada uno de los argentinos, cada vez más
> potenciada. Solidaridad como actitud permanente ante las desigualdades, como
> base del compromiso de la acción pública. Confianza en la iniciativa de las
> personas, en sus convicciones, compromisos y deseos, en forma individual y
> en forma asociativa, en lo económico, en lo político y en lo social, como
> supuestos sacralizados de cualquier gestión de gobierno.
>
>
>
> Son los valores que desde la política son consustanciales con el
> “progresismoâ€,  para encauzar en forma inteligente la imbricación del país
> en el gigantesco salto de las fuerzas productivas globales, que están
> aprovechando en forma inteligente todos los países en desarrollo del
> planeta. Son los necesarios para crecer, potenciar nuestras empresas y
> capacidad emprendedora, acoplarse al mundo en forma virtuosa, erradicar la
> tolerancia con el delito y la corrupción, reducir progresivamente  la
> inequidad construyendo el piso de ciudadanía y a la vez, potenciar la
> responsabilidad de cada uno en la edificación de su propio futuro.
>
>
>
>             Éste es el camino de los exitosos, y la buena noticia es que
> dentro de él caben la izquierda y la derecha modernas y plurales. Allí está
> el espacio de Jose Mujica y de Sebastian Piñera; de Fernando Enrique Cardoso
> y de Lula da Silva; de Juan Manuel Santos y de Alan García; es el camino de
> americanos y chinos, rusos y europeos, sudafricanos e indios. No
> polarizando, sino integrando. No dividiendo, sino sumando. No
> descalificando, sino respetando.
>
>
>
>             Sin embargo, este debate no integra la agenda del
> retro-progresismo criollo. Aferrado a afirmaciones formales de otro
> paradigma ya extinguido –el de los estados nacionales autónomos, las
> sociedades cerradas y la ingenua presunción de la política todopoderosa- el
> retro-progresismo no atina a otras respuestas que intentar encasillar en un
> molde demodé el denso y cambiante entramado socioeconómico del mundo en
> formación, que hace rato llegó a la Argentina.
>
>
>
> No le preocupa el crecimiento con la participación de cada vez más personas
> incluidas en el esfuerzo, la mayor equidad o la profundización de la
> libertad. Su desorientación ante la realidad lo lleva a reducir sus
> entusiasmos a los símbolos de otro tiempo, depositados en el rencor
> reciclado ante viejos generales octogenarios achacados por la edad y
> enfermedades cuya persecusión es colocada en el centro de la escena de las
> decisiones nacionales. O en el seguidismo a los antológicos disparates de la
> presidenta (“la mejor cuadro político que ha dado el peronismoâ€, Anibal
> Fernández dixit, -¿?-), los alaridos de su esposo y la justificación cínica
> de su enriquecimiento ilícito, su desarticulación del estado de derecho, sus
> cazas de brujas inquisitoriales y su invención de enemigos artificiales con
> que bombardea la convivencia plural y democrática de un país que quiere
> vivir tranquilo, al que aislan de la marcha del mundo.
>
>
>
> Este gobierno no es progresista. Económicamente, ha profundizado la
> polarización social y la extrema pobreza a pesar de haberle tocado gestionar
> durante el mejor momento económico de la historia argentina. Ha paralizado
> la innovación tecnológica en la industria. Ha desarticulado la producción
> agropecuaria. Ha reconstruido burocracias parasitarias clientelares. Se han
> duplicado los habitantes de las villas. Se han multiplicado por tres las
> personas sin techo. Ha caído a niveles impensables la educación pública. Se
> ha reducido el margen de libertad de opinión, sometiendo a todos los
> sectores a una política de chantaje y revancha si no acuerdan con la visión
> oficial (sean éstos empresarios o trabajadores, hombres de campo o
> periodistas, artistas o militares). Se ha reducido la independencia de la
> justicia. Se ha convertido al federalismo –integrante fundacional de nuestra
> democracia, al acercar la gestión a los ciudadanos- en una cáscara vacía. Se
> ha convertido al parlamento –conquista histórica del progresismo frente al
> poder concentrado- en una institución formal, ridiculizada y desprestigiada
> por el nuevo pensamiento único. Nada de eso es progresista, ni en lo
> económico, ni en lo social, ni en lo político. Es profundamente
> reaccionario.
>
>
>
> Intentar revivir los eslóganes de la guerra fría, el “imperialismo†y aún
> el más novedoso del “neo-liberalismo†o la crítica superficial de “los
> noventa†–de los que fueron socios privilegiados- sólo esconde la evasión
> del debate creador, algo que el progresismo ha despreciado históricamente
> pero que el retro-progresismo ejecuta diariamente. Fuera de sus
> sobreactuadas profesiones de fe anti-militares, anti-imperialistas y
> anti-oligárquicas –todos “anti†que nada dicen en la agenda que integran los
> problemas de los argentinos de hoy- nada hay que entusiasme de cara al
> futuro. Ni el diseño de un país deseado, ni el camino para llegar a él, ni
> algún indicio de cuál es el destino que se persigue. Sólo odio, revanchas a
> destiempo y miradas hacia atrás. Eso sí: con indisimulada soberbia, el
> dedito levantado, y la voz admonitoria e impostada. La última: ¡apoyar el
> veto de la primer intelectual a la ley del 82 % del Salario Mínimo Vital y
> Móvil como piso jubilatorio!
>
>
>
> Su decadencia ha llegado al punto de la degradación. Sólo pocas miradas
> sobreviven a este diagnóstico: destacan entre ellas la tenacidad valiente de
> Juan José Sebrelli, la lúcida capacidad de análisis de Beatríz Sarlo, la
> prédica insistente de Santiago Kovadloff, las combativas miradas de Marcos
> Aguinis, el  llamado constante a la tolerancia y la modernización discursiva
> de Luis Gregorich, todos ellos demonizados, a pesar de sus historias,
> compromisos y aquilatados prestigios, por ser.... ¡de “la derechaâ€!
>
>
>
> Mientras, se siguen aplaudiendo a cuatro manos las caricaturas del atril,
> los alaridos incendiarios de Bonafini, las patoteadas (¿progresistas?) de
> Guillermo Moreno y la grotesca acumulación patrimonial del matrimonio, en la
> mejor demostración que en su obsesión por el “entrismo†en el peronismo –que
> repite, sin cambios, desde hace cuarenta años- esta “izquierda†perdió en el
> camino lo mejor de su cultura –el debate, la tolerancia, los derechos de las
> personas, la libertad sindical, el combate a la pobreza sin la humillación
> de la clientelización- y fue asumiendo lo peor del populismo –la
> prepotencia, la verticalidad, la ausencia de debate, la justificación del
> matonaje y las patotas, la inexistencia de visión de futuro, su adscripción
> a la deshonestidad personal e intelectual y la reducción de los espacios
> democráticos-.
>
>
>
> “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedioâ€, canta Serrat en su
> recordado tema “Sinceramente tuyoâ€. Sin embargo, a pesar del querido
> catalán, quienes hemos dejado nuestra vida en luchas progresistas, no
> podemos menos que sentir tristeza por el desemboque vital de tantos valiosos
> compatriotas que durante mucho tiempo consideramos, sin conocer
> personalmente, “compañerosâ€, pero de los que nos sentimos hoy tan alejados
> como si estuviéramos literalmente en las antípodas. Como, seguramente, deben
> sentirlo ellos al escuchar razonamientos como éste.
>
>
>
> Ricardo Lafferriere
>
>
> ________________________________________________
>
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> moderación, por lo que se apela a la tolerancia y al respeto mutuo.
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