<span style="font-family: Tahoma; font-size: 24pt;">TATO BORES. Es cortito y genial </span><font size="4"><span style="font-family: Tahoma; font-size: 14pt;"><br> </span></font><font size="4"><span style="font-family: Tahoma; font-size: 13.5pt;">'Qué país! ¡Qué país! ¡No me explico por qué nos despelotamos tanto...si éramos multimillonarios!' <br>
UD. iba y tiraba un granito de maíz y ¡paf !, le crecían diez hectáreas.... <br>Sembraba
una semillita de trigo y ¡ñácate!, una cosecha que había que tirar la
mitad al río porque no teníamos dónde meterla... <br>Compraba una vaquita, la dejaba sola en el medio del campo y al año se le formaba un harén de vacas... <br>
Créame, lo malo de esta fertilidad es que una vez, hace años, un hijo
de puta sembró un almácigo de boludos y la plaga no la pudimos parar ni
con DDT. Aunque la verdad es que no me acuerdo si fue un hijo de puta
que sembró un almácigo de boludos, o un boludo que sembró un almácigo
de hijos de puta.' <br>
</span></font><br><br><div class="gmail_quote">El 17 de octubre de 2010 10:42, Ariel Alegre <span dir="ltr"><<a href="mailto:ariel.alegre@fibertel.com.ar">ariel.alegre@fibertel.com.ar</a>></span> escribió:<br>
<blockquote class="gmail_quote" style="margin: 0pt 0pt 0pt 0.8ex; border-left: 1px solid rgb(204, 204, 204); padding-left: 1ex;">
<div bgcolor="#ffffff">
<div>
<div>
<div><a href="http://www.facebook.com/lafferriere" target="_blank"><img alt="Ricardo Lafferriere" src="http://profile.ak.fbcdn.net/hprofile-ak-snc4/hs451.snc4/49543_1047413048_9550_n.jpg"></a>
<div>
<div></div></div></div>
<div>
<div>
<div>
<div>
<br><label><font face="Arial" size="2"></font></label> </div>
<div>
<h2>La degradación final del
retro-progresismo</h2></div></div>
<div>
<div>de <a href="http://www.facebook.com/profile.php?id=1047413048" target="_blank"><font color="#3b5998">Ricardo Lafferriere</font></a>, el El Sábado, 16 de octubre de
2010 a las 22:46</div>
<div></div></div></div>
<div>
<div>
<p> No fue siempre que el
matrimonio Kirchner abrazó banderas progresistas. No puede negarse, sin embargo,
que a partir de su distanciamiento de Carlos Menem, su discurso fue acercándose
progresivamente al mismo levantado por los sectores más ortodoxos del
progresismo de los setenta. Tampoco que, una vez en el poder, se abrazaron en
forma marcada a un “relato” que los auto-caracterizaba como herederos del
peronismo montonero, la “JP Regionales” y el camporismo.</p>
<p> </p>
<p> Su
sinceridad, al comienzo, sólo fue puesta en duda por muy pocos. Quien esto
escribe se contaba entre los desconfiados, simplemente por haber analizado su
trayectoria política y haber deducido de ella que la adopción de ese
posicionamiento era sólo una táctica –como lo fuera, en su momento, de Perón en
su exilio- que le permitía buenos réditos en la acumulación de poder.</p>
<p> </p>
<p> El
propósito de esta nota es, sin embargo, poner la mirada en los socios
kirchneristas, más que en los Kirchner. De éstos, ya poco queda por decir.
Corrupción ramplona, hipocresía discursiva, conducción política reaccionaria,
autoritarismo sectario, manipulación de la opinión pública, en síntesis, valores
que la izquierda ha despreciado siempre en su credo oficial.</p>
<p> </p>
<p> Por eso
mismo, cada día de la gestión kirchnerista que profundizaba el discurso con los
hechos, más se acentuaba la contradicción –que ya es insalvable- entre la
honesta convicción de izquierda democrática de varios intelectuales y políticos
integrantes del “espacio pan-kirchnerista” con la injustificable gestión
nacional.</p>
<p> </p>
<p> Quien esto
escribe no se posiciona en “la derecha”. Desde la Juventud Radical, en sus años
jóvenes, luchó por la democracia cuando había dictadura, y ya “mayor”,
trabajó por la democracia cuando fue necesario fortalecerla. Desafiando
tranquilos consensos inerciales, con una libertad intelectual de la que se
enorgullece, intentó siempre aportar al debate de modernización del análisis
político buceando en las formas de proyectar en los años que vivimos los valores
que animaron la visión progresista desde siempre: libertad, cada vez más
libertad. Igualdad de oportunidades, cada vez mayor. Democracia, cada vez más
profunda y participativa. Autonomía personal mayor para todos y cada uno de los
argentinos, cada vez más potenciada. Solidaridad como actitud permanente ante
las desigualdades, como base del compromiso de la acción pública. Confianza en
la iniciativa de las personas, en sus convicciones, compromisos y deseos, en
forma individual y en forma asociativa, en lo económico, en lo político y en lo
social, como supuestos sacralizados de cualquier gestión de gobierno.</p>
<p> </p>
<p>Son los valores que desde la política son consustanciales con el
“progresismo”, para encauzar en forma inteligente la imbricación del país
en el gigantesco salto de las fuerzas productivas globales, que están
aprovechando en forma inteligente todos los países en desarrollo del planeta.
Son los necesarios para crecer, potenciar nuestras empresas y capacidad
emprendedora, acoplarse al mundo en forma virtuosa, erradicar la tolerancia con
el delito y la corrupción, reducir progresivamente la inequidad
construyendo el piso de ciudadanía y a la vez, potenciar la responsabilidad de
cada uno en la edificación de su propio futuro.</p>
<p> </p>
<p> Éste es el
camino de los exitosos, y la buena noticia es que dentro de él caben la
izquierda y la derecha modernas y plurales. Allí está el espacio de Jose Mujica
y de Sebastian Piñera; de Fernando Enrique Cardoso y de Lula da Silva; de Juan
Manuel Santos y de Alan García; es el camino de americanos y chinos, rusos y
europeos, sudafricanos e indios. No polarizando, sino integrando. No dividiendo,
sino sumando. No descalificando, sino respetando.</p>
<p> </p>
<p> Sin
embargo, este debate no integra la agenda del retro-progresismo criollo.
Aferrado a afirmaciones formales de otro paradigma ya extinguido –el de los
estados nacionales autónomos, las sociedades cerradas y la ingenua presunción de
la política todopoderosa- el retro-progresismo no atina a otras respuestas que
intentar encasillar en un molde demodé el denso y cambiante entramado
socioeconómico del mundo en formación, que hace rato llegó a la Argentina.</p>
<p> </p>
<p>No le preocupa el crecimiento con la participación de cada vez más personas
incluidas en el esfuerzo, la mayor equidad o la profundización de la libertad.
Su desorientación ante la realidad lo lleva a reducir sus entusiasmos a los
símbolos de otro tiempo, depositados en el rencor reciclado ante viejos
generales octogenarios achacados por la edad y enfermedades cuya persecusión es
colocada en el centro de la escena de las decisiones nacionales. O en el
seguidismo a los antológicos disparates de la presidenta (“la mejor cuadro
político que ha dado el peronismo”, Anibal Fernández dixit, -¿?-), los alaridos
de su esposo y la justificación cínica de su enriquecimiento ilícito, su
desarticulación del estado de derecho, sus cazas de brujas inquisitoriales y su
invención de enemigos artificiales con que bombardea la convivencia plural y
democrática de un país que quiere vivir tranquilo, al que aislan de la marcha
del mundo.</p>
<p> </p>
<p>Este gobierno no es progresista. Económicamente, ha profundizado la
polarización social y la extrema pobreza a pesar de haberle tocado gestionar
durante el mejor momento económico de la historia argentina. Ha paralizado la
innovación tecnológica en la industria. Ha desarticulado la producción
agropecuaria. Ha reconstruido burocracias parasitarias clientelares. Se han
duplicado los habitantes de las villas. Se han multiplicado por tres las
personas sin techo. Ha caído a niveles impensables la educación pública. Se ha
reducido el margen de libertad de opinión, sometiendo a todos los sectores a una
política de chantaje y revancha si no acuerdan con la visión oficial (sean éstos
empresarios o trabajadores, hombres de campo o periodistas, artistas o
militares). Se ha reducido la independencia de la justicia. Se ha convertido al
federalismo –integrante fundacional de nuestra democracia, al acercar la gestión
a los ciudadanos- en una cáscara vacía. Se ha convertido al parlamento
–conquista histórica del progresismo frente al poder concentrado- en una
institución formal, ridiculizada y desprestigiada por el nuevo pensamiento
único. Nada de eso es progresista, ni en lo económico, ni en lo social, ni en lo
político. Es profundamente reaccionario.</p>
<p> </p>
<p>Intentar revivir los eslóganes de la guerra fría, el “imperialismo” y aún el
más novedoso del “neo-liberalismo” o la crítica superficial de “los noventa” –de
los que fueron socios privilegiados- sólo esconde la evasión del debate creador,
algo que el progresismo ha despreciado históricamente pero que el
retro-progresismo ejecuta diariamente. Fuera de sus sobreactuadas profesiones de
fe anti-militares, anti-imperialistas y anti-oligárquicas –todos “anti” que nada
dicen en la agenda que integran los problemas de los argentinos de hoy- nada hay
que entusiasme de cara al futuro. Ni el diseño de un país deseado, ni el camino
para llegar a él, ni algún indicio de cuál es el destino que se persigue. Sólo
odio, revanchas a destiempo y miradas hacia atrás. Eso sí: con indisimulada
soberbia, el dedito levantado, y la voz admonitoria e impostada. La última:
¡apoyar el veto de la primer intelectual a la ley del 82 % del Salario Mínimo
Vital y Móvil como piso jubilatorio!</p>
<p> </p>
<p>Su decadencia ha llegado al punto de la degradación. Sólo pocas miradas
sobreviven a este diagnóstico: destacan entre ellas la tenacidad valiente de
Juan José Sebrelli, la lúcida capacidad de análisis de Beatríz Sarlo, la prédica
insistente de Santiago Kovadloff, las combativas miradas de Marcos Aguinis,
el llamado constante a la tolerancia y la modernización discursiva de Luis
Gregorich, todos ellos demonizados, a pesar de sus historias, compromisos y
aquilatados prestigios, por ser.... ¡de “la derecha”!</p>
<p> </p>
<p>Mientras, se siguen aplaudiendo a cuatro manos las caricaturas del atril, los
alaridos incendiarios de Bonafini, las patoteadas (¿progresistas?) de Guillermo
Moreno y la grotesca acumulación patrimonial del matrimonio, en la mejor
demostración que en su obsesión por el “entrismo” en el peronismo –que repite,
sin cambios, desde hace cuarenta años- esta “izquierda” perdió en el camino lo
mejor de su cultura –el debate, la tolerancia, los derechos de las personas, la
libertad sindical, el combate a la pobreza sin la humillación de la
clientelización- y fue asumiendo lo peor del populismo –la prepotencia, la
verticalidad, la ausencia de debate, la justificación del matonaje y las
patotas, la inexistencia de visión de futuro, su adscripción a la deshonestidad
personal e intelectual y la reducción de los espacios democráticos-.</p>
<p> </p>
<p>“Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, canta Serrat en su
recordado tema “Sinceramente tuyo”. Sin embargo, a pesar del querido catalán,
quienes hemos dejado nuestra vida en luchas progresistas, no podemos menos que
sentir tristeza por el desemboque vital de tantos valiosos compatriotas que
durante mucho tiempo consideramos, sin conocer personalmente, “compañeros”, pero
de los que nos sentimos hoy tan alejados como si estuviéramos literalmente en
las antípodas. Como, seguramente, deben sentirlo ellos al escuchar razonamientos
como éste.</p>
<p> </p>
<p>Ricardo Lafferriere</p><br></div></div></div></div></div></div>
<br>________________________________________________<br>
<br>
<br>
Solar-General es una lista abierta a toda la comunidad, sin ninguna moderación, por lo que se apela a la tolerancia y al respeto mutuo.<br>
Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva de sus respectivos/as autores/as. La Asociación Solar no se hace responsable por los mensajes vertidos, ni representan necesariamente el punto de vista de la Asociación Solar.<br>
<br>
<a href="mailto:Solar-general@lists.ourproject.org">Solar-general@lists.ourproject.org</a><br>
<a href="https://lists.ourproject.org/cgi-bin/mailman/listinfo/solar-general" target="_blank">https://lists.ourproject.org/cgi-bin/mailman/listinfo/solar-general</a><br></blockquote></div><br>