[Solar-general] La adicción virtual

Marcos Germán Guglielmetti marcos en ovejafm.com
Sab Jul 17 01:53:14 CEST 2010


On Friday 16 July 2010 15:02:06 Pablo Manuel Rizzo wrote:
>  La adicción virtual El autor examina “una suerte de adicción virtual que
> encierra a los jóvenes frente a las computadoras”, y postula que el espacio
> virtual “se ubica en la posición del líder que seduce a la masa”. Sostiene
> que el camino para salir de ese encierro no podrá recorrerse si los padres
> insisten en prohibirle al adolescente que use la compu.
> Por Daniel Paola *
>
>  Ha comenzado a ser causa de consulta una suerte de adicción virtual que
> encierra a los jóvenes frente a las computadoras, distorsionando, en el
> discurso corriente, los rangos de normalidad de las generaciones
> precedentes en cuanto al lazo social. La llamada “adicción a Internet” no
> figura como diagnóstico en el DSM IV (manual de amplio uso en psiquiatría)
> ya que, de acuerdo con sus parámetros, siempre se precisa una sustancia
> química para definir una adicción. Sin embargo, se podría asociar esta
> “adicción” con un trastorno compulsivo que oculta un comportamiento
> depresivo y hostil frente a lo social. En todo caso, para el psicoanalista,
> la adicción se define en otros términos: aquella sustancia bien podría
> estar excluida y ser reemplazada por la computadora, ubicada en la posición
> del líder que seduce a la masa.
>
> El saber otorgado por el sustituto de la sustancia es excluyente de todo
> partenaire que no declare una identidad de percepción vivencial: en
> terapias grupales cuyos referentes son líderes que transitaron por
> idénticos trastornos, éstos son los únicos que podrían tener palabra
> autorizada en el tiempo en que se plantea una abstinencia.
>
> A diferencia del toxicómano, que sí podría tener una conducta social, el
> adicto virtual realiza su lazo fundamentalmente a través de los juegos en
> red, y es imposible que detecte por sí mismo algún tipo de inconveniente en
> su proceder, ya que no hay sustancia prohibida ni ley que lo juzgue.
>
> Tal vez los efectos generados en la escolaridad sean los más llamativos
> para los padres, que entonces comienzan a tomar conciencia de un supuesto
> problema. El psicoanalista en la consulta se encuentra habitualmente con un
> inocente, o mejor dicho con una mente virginal, que ni sueña con dejar su
> adorado entretenimiento. La abstinencia entonces es el primer obstáculo,
> por la angustia súbita que genera la falta del elemento que se juzga
> imprescindible, falta que borra esa inocencia inefable.
>
> Por su parte, los padres creen que la suspensión del juego es una tarea
> inmediata que se resuelve con prohibiciones o impedimentos en el uso de la
> computadora. De la misma manera, cualquier familiar de un paciente
> psicótico cree que el analista tiene el poder de prohibir el delirio. Es
> común entre familiares de pacientes psicóticos la disconformidad con el
> psicoanalista que no plantea la falsedad de los argumentos delirantes o
> alucinatorios, en una suposición mágica como la que se otorga al encantador
> de serpientes o al que sopla y hace botellas.
>
> Plantear que no habría que prohibir el uso de la computadora es el primer
> paso para lograr que el adicto virtual finalmente pueda entrar en discurso,
> en tanto su juego determina un goce. Para definir goce, me parece una buena
> manera plantearlo como un soporte mental de actos destinados a producir su
> propio fracaso. Porque no habría goce que, a fin de cuentas, no tienda a su
> extinción, en la medida en que cualquier actividad humana tiene un tope a
> la satisfacción con la que se puede alimentar.
>
> Supongamos ahora una adicción cualquiera, por ejemplo un postre que
> decidamos degustar por siempre. En un primer tiempo, la satisfacción va a
> ser obvia. En un segundo tiempo, la satisfacción pertenece a la elección,
> ya que, siendo el postre que a uno más le apetece, pasa a ser el
> significante que lo representa en tanto goce. En un tercer tiempo, después
> de una suerte de declaración de impotencia, ese goce fracasa porque produce
> rechazo. En este último tiempo ya nos encontramos en contacto con la punta
> de lo real: el individuo tiende a preguntarse qué sentido tiene estar
> enfrascado en algo que le provoca aversión. En el trato de la aversión se
> encuentra la posibilidad de un nuevo sentido a través de una identificación
> rechazada.


Muy bueno el ejemplo del postre, sencillo, entendible

PD: no sé por qué el artículo habla sólo de la adicción en relación a los 
videojuegos... (entiendo q dice q es la más frecuente, pero...)

>
> En la adicción virtual, mientras no haya discurso estamos en tiempos
> preliminares, pero no por ello tendría que haber renuncia a iniciar una
> escucha que, tarde o temprano, impondrá las consecuencias de una
> culpabilidad por el acto en cuestión. Estos tiempos habrá que saberlos
> esperar en el contacto con el adicto virtual, y no se podrían producir si
> los padres del joven o la joven no acordaran con la necesaria imposibilidad
> de una abstinencia al juego virtual que consume la vida de sus hijos.
>
> Esto implica dos hechos: el primero es hacer de contención a la hostilidad
> de los padres, que esperan eficiencia y rapidez; el segundo es disponer de
> una ubicación teórica del momento en el que se encuentra quien se satisface
> o ya goza del juego, para, por fin, crear el vacío necesario en el sujeto,
> al crear un corte primero entre verdad y palabra.
>
> El “estadio del espejo”, desarrollado por Lacan, es apropiado para comenzar
> a considerar el problema. El infans, el niño pequeño, toma de su imagen
> virtual en el espejo la posibilidad de unidad que va a dar sentido a su
> cuerpo, pero no sin el asentimiento de un partenaire adulto que lo
> sostenga. El infans se registra en el espejo como imagen virtual y también
> ve la impronta del partenaire reflejada, estableciendo una identidad con él
> en la imagen conjunta que habita el espejo. Esa identidad virtual es causa
> de júbilo: porque uno y otro, infans y adulto, se encuentran en la misma
> dimensión virtual que los une.
>
> Quienes se presentan con una adicción virtual podrían ser considerados con
> alguna alteración de este estadio del espejo. La vigencia de ese estadio es
> de circulación permanente en hechos de lo real de la vida de cualquier ser
> hablante: pero supongamos que ha habido una detención permanente en ese
> momento de júbilo, y llamemos a eso adolescencia virtual.
> Salir de la compu
>
> La virtualidad de hoy parece haber excluido a los líderes. Al menos esta
> adicción virtual a los juegos y a Internet propone un campo de
> concentración placentero, por la comodidad de la propia casa o del
> ciberespacio. Con esto pretendo proponer que la virtualidad otorga un
> liderazgo desplazado hacia la primacía del objeto que ha instaurado la
> ciencia, y que ya hace soñar a muchos con todo tipo de robots.
>
> En el film Sleeper (El dormilón), de Woody Allen (1968), el protagonista es
> despertado en un futuro lejano pleno de una vida robotizada, luego de la
> crioconservación de su cuerpo. Cuando le explican la cantidad de hechos que
> los robots sirvientes realizan, el sleeper pregunta si se podría tener sexo
> con las mujeres robots, frotándose las manos con la intensidad propia de un
> festín autoerótico. El mundo virtual de las computadoras encierra una
> variable del autoerotismo, siempre en búsqueda de la originalidad que
> sostenga la diferencia con las generaciones que precedieron.
>
> La adicción virtual, entonces, no es más que la reedición de un lazo
> intersubjetivo, reemplazando con el Uno virtual la univocidad del líder,
> descripto como Ideal de Yo por Freud en Psicología de las masas y análisis
> del yo. La dirección de la cura podría entonces orientarse tomando en
> cuenta la coagulación de un instante virtual que encierra al sujeto frente
> a la fascinación del Ideal de Yo.
>
> ¿Qué demanda encierra un sujeto atrapado en el juego virtual? En principio,
> se desconoce. Para cada quien habrá alguna demanda que podrá formularse en
> el curso de un análisis. Y los síntomas que se generen a través de su
> encuentro serán variados, de acuerdo con las identificaciones edípicas que
> puedan desarrollarse.
>
> Pero, si no se ha caído en el prejuicio de prohibir al adicto virtual el
> uso de la computadora, si se preserva su posibilidad de continuar con el
> juego de computación, aparece un interesante efecto ligado al síntoma. Cada
> dificultad, cada obstáculo en el juego que es preciso dominar con la
> insistencia de un proceder, refiere una superación del que juega, ligada a
> la obtención de una satisfacción, tal cual el sentido alimenta el síntoma
> en el discurso. Ahora bien, sucede que, de tanto jugar, consigue un efecto:
> con la persistencia desaparece la obtención de satisfacción, porque se
> logra superar cada uno de los obstáculos.
>
> Más allá de que pueda cambiarse el juego, llega un momento en el que –a
> diferencia de lo que sucede en el juego por dinero– la satisfacción
> desaparece y surge una especie de impotencia frente al tiempo perdido. Es
> decir, el que agota su goce en la incorporación de satisfacción se
> encuentra con lo real a secas, que produce aversión, de manera equivalente
> a como el síntoma se impone en el discurso: concreto y con la necesidad de
> ir en contra de ello.
>
> Los personajes fantásticos que se crean en el juego no son, por otra parte,
> más que los mismos que la fantasía desarrolla detrás de los líderes de
> masas, hasta que se pierden en la irrealidad que propone la virtualidad
> frente a la vida. No habrá que esperar, entonces, sino hasta que se agote
> el efecto de una satisfacción que, tarde o temprano, fracasa, si el que
> juega puede analizar el porqué de su exagerada dependencia al líder que su
> personaje fantástico encierra.
>
> Habrá que lograr salir de las computadoras, si es que podemos esperar algo
> de un futuro sin campo de concentración, aunque ese campo sea cada vez
> menos peligroso para la vida, ya que, como juego, no tendría por qué matar
> a nadie, salvo alguna excepción que pretenda instaurar un record de
> permanencia.
>
> ** Presidente de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Texto extractado del
> artículo “La adicción virtual”, publicado en la revista Psicoanálisis y el
> Hospital, Nº 37, “La adolescencia hoy”, de reciente aparición.*
>
> Link a la nota:
> http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-149479-2010-07-16.h
>tml



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