[Solar-general] [OT] leon sin diente come galletita mojada
Mario Tomasini
cesiythecat en yahoo.com.ar
Dom Sep 13 05:52:03 CEST 2009
No pude seguir el hilo, pero vi el comentario del artículo... lo que me
lleva a recordar la historia de la Hermandad de la Rosa Blanca (médicos
alemanes que se opusieron al genocidio). Si les interesa el tema, fuera del
hilo, y por correo particular, puedo enviarles lo que escribí al respecto.
Saludos. Mario
2009/9/12 Pablo Manuel Rizzo <info en pablorizzo.com>
> 2009/9/13 Federico Ch. Tomasczik <ftomasczik en gmail.com>
>
>>
>> pero grande por las AFJP, por la 125, por la ley de medios, por los
>>> milicos juzgados etc, realmente esta dando vuelta decadas de verguenzas
>>> nacionales
>>>
>>
>>
>> Estamos de acuerdo... hasta ahí.
>>
>> Aunque lo de los milicos... ya son leones sin dientes y convertidos a
>> herbívoros. No te parece?
>>
>>
> A mí no me parece, todavía hay represión, secuestros, torturas,
> desaparecidos y exiliados en nuestro país, aún gobernando los kirchner,
> claro que no como con los milicos en el gobierno.
>
>
>
>> Ni hablar del tema de Kraft Foods Terrabusi y el despidió a 160
>> trabajadores.
>>
>>
>
> El mejor monumento Por Osvaldo Bayer
>
> Mi último día de estada en Alemania me deparó una alegría inmensa,
> increíble, un sentimiento de que por fin se acercaba la paz, la sabiduría,
> al ser humano. En la ciudad de Köln (Colonia) se inauguraba el primer
> monumento en la historia mundial dedicada a los desertores y a los que se
> habían negado a disparar sus armas contra el llamado “enemigo” en la última
> guerra mundial. Un monumento, ¿se imagina algo así el lector? Los archivos
> no dejan mentir. En la última guerra, de un total de treinta mil jóvenes
> desertores, o que se negaron a cumplir órdenes que podrían llevar a la
> muerte de otros, que fueron detenidos, veinte mil de ellos terminaron
> ejecutados, por fusilamiento o por la guillotina. El resto fueron condenados
> a penas de prisión.
>
> El monumento es una pérgola justamente enfrente del antiguo edificio de la
> Gestapo (la policía política nazi) y de los juzgados donde fue impartida
> parte de esas penas de muerte. Todo un ejemplo.
>
> Entre los condenados a muerte hubo casos de una valentía y un coraje civil
> increíbles. Están también los que se negaron a formar parte de los pelotones
> de fusilamiento de otros condenados, como judíos o prisioneros enemigos que
> trataron de huir. Para hacer todo eso se necesitaba más coraje que ir y
> obedecer como oveja de un rebaño las órdenes militares de enfrentar al
> llamado “enemigo”.
>
> Muchos de esos valientes “desertores” condenados también sufrieron el
> castigo de la memoria porque sus familiares, aun después de la guerra,
> ocultaron esa verdad avergonzándose de que sus hijos o sus hermanos no
> hubieran cumplido las órdenes de sus superiores.
>
> De todos aquellos desertores sólo queda un sobreviviente, Ludwig Baumann,
> de 87 años, que intentó como soldado alejarse de sus tropas en el frente
> francés pero fue capturado. Condenado a muerte, estuvo diez meses atado de
> pies y manos, tirado en una celda, esperando cada día que fueran a buscarlo
> para fusilarlo. La justicia militar, luego de ese tiempo, lo condenó a doce
> años de prisión. Cuando, después de la guerra, fue liberado, sufrió entonces
> el desprecio de la sociedad vencida que lo trataba como un traidor. Pese a
> eso fundó una organización por la paz y por la rehabilitación de todos
> aquellos que se habían negado a disparar sus armas contra otros seres
> humanos. Ahora tuvo la íntima alegría de concurrir a la inauguración del
> monumento en Colonia. Un reconocimiento al valor de la vida. Recién ahora,
> 64 años después del fin de la guerra, han sido rehabilitados esos seres que
> dijeron no a la bala, a la violencia, al bombardeo de ciudades, a la muerte.
> Durante esos 64 años el partido político mayoritario alemán, la Democracia
> Cristiana, se negó a la rehabilitación de esos héroes civiles. El argumento
> era que podían servir de mal ejemplo a los soldados del nuevo ejército
> alemán, la Bundeswehr, que actualmente actúa en la ocupación de Afganistán
> apoyando a las fuerzas de Estados Unidos. Pero la ética triunfó finalmente
> sobre los intereses políticos. La palabra del desertor también tiene el
> derecho de ser escuchada frente a la del que acepta el uniforme y el arma
> como única razón. Ya no basta cubrirlos con las palabras de “traidor a la
> patria” y “cobarde”; la desobediencia ante la razón militar puede valer como
> un gesto individual de coraje civil. ¿En quién se puede creer más: en quien
> acepta callado lo que le ordenan, como ocurre con la mayoría, o los que
> hacen valer su derecho a discutir y poner en duda las órdenes del poder de
> turno?
>
> Una frase del último desertor sobreviviente quedó para siempre en el acto
> de inauguración del monumento: “¿Qué mejor cosa puede haber que traicionar a
> la guerra?” Es hermoso pasear por debajo de esa pérgola donde uno puede
> leer: “Homenaje a los seres humanos que se negaron a apretar el gatillo, a
> los seres humanos que se negaron a torturar, a los seres humanos que se
> negaron a reprimir”. Y ésta, muy de actualidad. “¿En qué momento el ser
> humano tiene que negarse a obedecer órdenes de represión y a imponerse su
> propio camino a seguir ante la violencia?”
>
> El recorrido me dejó muy contento conmigo mismo. Una buena despedida de
> Alemania. De Auschwitz a la pérgola de Colonia, pienso. Siempre nacen
> esperanzas para un mundo nuevo, pienso.
>
> Regreso a mi país. En el camino de Ezeiza debemos detenernos: una larga
> cola de automóviles impide pasar. Nos bajamos para preguntar. La policía
> está reprimiendo a los obreros de Terrabusi, me informan. Casi creo que es
> una broma: “¿A los obreros de Terrabusi? ¿A los que elaboran las masitas?”
> pregunto casi con inocencia. Y agrego: “¿Cómo se puede reprimir a quienes
> hacen cosas tan ricas? Me acuerdo de chico, la alegría al masticarlas...” Me
> miran como si yo fuese de otro mundo.
>
> Sí, luego me enteraré de todos los detalles: Terrabusi ahora se llama
> Kraft, una empresa de Estados Unidos, que ha despedido a 160 trabajadores.
> Comenzaron las conversaciones y se declaró la conciliación obligatoria.
> Cuando los trabajadores fueron al comedor de la empresa notaron la presencia
> de efectivos policiales. Afuera había más de cien carros de asalto. Los
> responsables policiales dijeron que actuaban por orden de la fiscal Laura
> Capra, del Juzgado No 1 de San Isidro. Los trabajadores lo tomaron como una
> inútil demostración de violencia en pleno período de conciliación
> obligatoria. Se inició la discusión y sufrieron una violenta represión
> policial, con gases lacrimógenos y balas de goma. Hubo obreros heridos,
> entre ellos una obrera con una seria herida en la cabeza. Página/12 tituló,
> al día siguiente el hecho como “Una lluvia de balas de goma y de gases”.
>
> Esas primeras horas argentinas me llenaron de desazón. Venía con la alegría
> de haber vivido la inauguración del monumento alemán a los desertores, a los
> que se habían negado a emplear las balas como medio de persuasión. Y llego a
> mi país y lo primero que veo es una represión antiobrera, con protagonistas
> de uniformes, palos, gases y balazos de goma. Y una fiscal que ordenó tal
> forma de brutal represión, aunque posteriormente negó haber dado esa orden.
>
> Me nació en ese momento toda clase de preguntas: ¿Cómo una empresa
> extranjera permite en su predio una cosa así? ¿Acaso, justamente una empresa
> extranjera no tendría que mostrar gestos de mano abierta por la misma razón
> de estar en tierras distintas? ¿Por qué el despido sin indemnización a 160
> obreros sabiendo la violencia que representa eso para esas 160 familias?
> ¿Cómo quieren que reaccionen esos hombres cuando se ven de esa manera
> aislados de todo derecho? Y otra pregunta: luego de la experiencia de los
> desertores que se negaron a disparar contra el llamado enemigo, ¿cómo la
> policía reaccionó así, con toda increíble violencia en vez de ser
> mediadores, de tratar de persuadir a los protagonistas, de buscar soluciones
> honorables? ¿Por qué siempre la defensa del poder y la culpabilidad del
> proletario? ¿Esa policía no aprende de la historia? ¿A qué lugar pasaron en
> esa historia los represores de las tragedias obreras argentinas como la
> Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, y la de los hacheros de La Forestal
> (para mencionar apenas tres grandes injusticias cometidas por el poder
> contra los que hacen el pan y ajustan el riel)? ¿Por qué ningún oficial o
> agente de policía se negó alguna vez a cumplir la orden de reprimir con
> métodos feroces un reclamo obrero en la calle?
>
> Las manos obreras que elaboran galletitas son cortadas por los que cumplen
> órdenes de los que quieren ganar más. Los obreros quieren trabajar, quieren
> llevar el pan de todos los días a sus hogares. Comprender eso es buscar
> soluciones, cómo se puede hacer un plan para que todos tengan derecho a
> vivir en paz y sin que sus familias pasen necesidades. Total, para llegar a
> ese arreglo tal vez un ejecutivo de la empresa, en vez de ganar cien mil
> dólares por mes tendría que aceptar un diez por ciento menos y renunciar
> este año a un viaje en yate por el Caribe, nada más. Y justamente ahora los
> medios informan que la dueña de esa empresa Kraft, Irene Rosenfeldt, ha
> ofrecido 16.730.000 millones de dólares a la empresa Cadbury, de chocolates,
> para comprarla. Le voy a escribir que ofrezca unos miles menos así puede
> dejar en paz a sus obreros argentinos. Acordarse de que la ética de la
> historia no perdona las pequeñeces y egoísmos. La paz se logra con la no
> violencia y no con despidos de obreros.
>
> Nos informan que la empresa ha ordenado el alambre de púa para proteger la
> fábrica. El alambre de púa, símbolo del egoísmo y la represión. En vez de
> eso, señores ejecutivos, hagan jardines donde puedan jugar los niños de sus
> obreros y una escuela en las cercanías, para aprender la palabra convivencia
> entre todos. En vez de policía adentro, crear un lugar de esparcimiento para
> los obreros cuando terminen la jornada y puedan venir sus esposas a pasar un
> buen momento. Eso es la vida generosa, para eso tiene que estar el trabajo,
> y no para la ganancia, la protección policial individual y el alambre de
> púa.
>
> Ojalá que alguna vez los argentinos tengamos oportunidad de levantar un
> monumento a policías que se nieguen a la represión de los hijos del pueblo.
> Link a la nota:
> http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/contratapa/13-131630.html
>
>
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> Pablo Manuel Rizzo
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