Re: [Solar-general] p2p espa馻

Pablo Manuel Rizzo info en pablorizzo.com
Vie Mayo 15 23:52:01 CEST 2009


De alg煤n modo relacionado con el asunto, aunque no exist铆a Internet, copiar
una partitura era igualmente f谩cil y cada copia la puede interepretar
cualquiera:

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El aplauso de una sola mano Por Juan Forn
[image: http://www.pagina12.com.ar/fotos/20090515/notas/na40fo90.jpg]

Decir Wittgenstein hoy remite en forma autom谩tica al inclasificable Ludwig,
el 煤nico de los fil贸sofos del siglo veinte que subordin贸 su pensamiento a su
茅tica (a tal punto de que en su juventud renunci贸 a una herencia equivalente
a trescientos millones de d贸lares de hoy, adem谩s de abandonar cinco veces en
su vida la filosof铆a para ser, sucesivamente, soldado raso en la Primera
Guerra, maestro rural en Austria, jardinero de un monasterio en Suiza,
enfermero en Londres durante la Segunda Guerra y, por fin, solitario
habitante de una precaria caba帽a en los confines de Irlanda). Ludwig W
revolucion贸 dos veces la filosof铆a: primero de jovencito, con un libro de
setenta p谩ginas (el Tractatus Logico-Philosophicus) y treinta a帽os despu茅s
con sus abrumadoras Investigaciones filos贸ficas, publicadas p贸stumamente y
hasta el d铆a de hoy no entendidas del todo por nadie. Raz贸n por la cual me
permito sospechar, se ha escrito tanto sobre su vida (ning煤n otro fil贸sofo
de nuestra 茅poca ha despertado tal af谩n biogr谩fico: ni siquiera Heidegger,
con sus amores por el nazismo y Hannah Arendt). Es tanto lo que se ha dicho
sobre Ludwig W que yo prefiero hablarles de su hermano Paul.

Paul Wittgenstein inici贸 su carrera como concertista de piano en 1914 (su
desp贸tico y millonario padre hab铆a muerto el a帽o anterior, permiti茅ndole ser
art铆fice de su propio destino, cosa que no pudieron hacer los tres hermanos
mayores, que terminaron suicid谩ndose antes de cumplir los treinta a帽os, los
tres). Convocado a filas por el inicio de la Primera Guerra, Paul recibi贸
una descarga de metralla en el brazo derecho en su tercer d铆a en el frente y
cay贸 prisionero de los rusos, quienes adem谩s de amputarle el brazo en un
hospital de campa帽a lo enviaron al mismo campo en Siberia donde Dostoievski
ambient贸 su Casa de los Muertos. A pesar de las penurias, cuando fue
liberado y volvi贸 a Viena, Paul se encerr贸 en la mansi贸n familiar (en cuyos
salones hab铆a siete pianos de cola), tomando como ejemplo al gran organista
ciego Josef Labor y al conde G茅za Zichy, un pianista manco h煤ngaro que
escribi贸 un libro de consejos para aprender a vestirse y a abrir ostras con
una sola mano, entre otras cosas. Paul pas贸 meses enteros dedicando siete
horas diarias al estudio hasta que logr贸 tocar con una sola mano lo que para
muchos pianistas de dos manos era imposible. 鈥淢i pulgar izquierdo hace el
trabajo de la mano que me falta鈥, se limitaba a decir. El problema era otro:
la falta de repertorio.

Su fortuna personal le permiti贸 resolverlo. A diferencia de su hermano
Ludwig, Paul hab铆a aceptado gustoso sus trescientos millones de herencia y
se dedic贸 a dilapidarlos alegremente pagando sumas estramb贸ticas para que
m煤sicos de la talla de Ravel, Prokofiev, Britten, Hindemith o Richard
Strauss le compusieran especialmente obras para una sola mano. Los
compositores comprend铆an pronto por qu茅 recib铆an ese pago: Paul hac铆a los
cambios que se le antojaban en la partitura cuando sent铆a que la orquesta
opacaba su performance. Y, como el pago inclu铆a los derechos exclusivos de
ejecuci贸n, si no le gustaba la pieza la archivaba sin contemplaciones. Fue
lo que ocurri贸 con el concierto que le escribi贸 Hindemith en 1923
(descubierto en un desv谩n de Long Island ochenta a帽os m谩s tarde y estrenado
por Leon Fleisher en Berl铆n en 2004) y con el que encarg贸 a Prokofiev (el
pianista Siegfried Rapp, que hab铆a perdido el brazo derecho en la Segunda
Guerra, logr贸 en 1956 que la viuda de Prokofiev le consiguiera una copia de
la partitura y toc贸 el concierto en p煤blico, para furia de Paul, que le hizo
juicio y se lo gan贸). A Strauss le devolvi贸 una pieza argumentando que no
era suficientemente brillante (茅ste debi贸 entregar una segunda obra, la
endiablada Panathenaenzug, para conformarlo). A Ravel lo hizo viajar a Viena
y le pidi贸 expl铆citamente una pieza que al p煤blico le sonara 鈥渢an completa y
cristalina como una obra compuesta para dos manos鈥. El hoy cl谩sico Concierto
para la mano izquierda se estren贸 en la Sala Pleyel de Par铆s en 1933, con
Paul al piano y Ravel al frente de la orquesta. Todas las cr铆ticas mencionan
que Ravel parec铆a mucho m谩s nervioso que Paul cuando saludaron antes de
tocar.

Era dif铆cil decir si las audiencias que aplaud铆an a Paul premiaban a un gran
concertista o a un asombroso minusv谩lido. Los miembros de su familia, cuyos
gustos musicales eran m谩s exigentes que los del p煤blico medio, nunca fueron
especialmente enf谩ticos. Una de las hermanas mujeres, Hermine escribi贸:
鈥淥铆rlo tocar es una tortura que me deja sumida en la m谩s oprimente
tristeza鈥. Pero el criterio de Hermine no es del todo confiable, teniendo en
cuenta que tanto ella como su hermana Gretl simpatizaron con Hitler desde un
principio (los nazis les dieron estatus de semi-arias a cambio de todos los
activos de la familia en los territorios del Reich; en el libro The House of
Wittgenstein, Alexander Waugh calcula que esa 鈥渄onaci贸n鈥 ascend铆a a seis mil
millones de d贸lares y financi贸 la industria armamentista nazi los primeros
tres a帽os de guerra).

Las performances de Paul empeoraron con el paso de los a帽os hasta que dej贸
de presentarse en vivo. Las 煤nicas grabaciones que dej贸 son, seg煤n un谩nime
opini贸n, de muy escaso valor. Aunque en su exilio norteamericano nunca logr贸
que le permitieran ense帽ar en el Conservatorio, tuvo hasta su muerte alumnos
particulares, muchos de ellos becados, y minusv谩lidos como 茅l. Su esposa
Hilde, que era medio ciega, hab铆a sido alumna suya en Viena. Paul tuvo tres
hijos con ella (el primero concebido la misma tarde en que Hilde tom贸 su
primera lecci贸n, cuando ella ten铆a dieciocho a帽os y Paul cuarenta y siete).
Como Hilde no era jud铆a, Paul hab铆a sido acusado de 鈥渄egeneraci贸n racial鈥 y
tuvo que dejar Austria de apuro en 1938. Su mujer y sus hijos lo siguieron
a帽o y medio despu茅s. All铆 los instal贸 en una casa en Long Island y los
visitaba durante los fines de semana (ellos s贸lo pod铆an ir a su departamento
de Manhattan si avisaban con anticipaci贸n y no pod铆an quedarse a dormir).

Cuando Paul lleg贸 casi con lo puesto a Nueva York y sin su valet de toda la
vida, dej贸 toda la ropa sucia tirada junto a la puerta de su habitaci贸n de
hotel. Cuando 茅sta desapareci贸, debi贸 quedarse dos d铆as sin salir, tapado
con una manta, haciendo las entrevistas para contratar un ayuda de c谩mara.
Uno de los aspirantes se ofreci贸 a bajar a Bergdorf-Goodman y traerle ropa
si Paul le dec铆a su talle. El confes贸 que desconoc铆a tal informaci贸n: nunca
en su vida hab铆a comprado ropa en un negocio. Todo su guardarropa, incluso
sus zapatos, eran hechos a medida.

Cuando Ludwig y Paul eran j贸venes y viv铆an en la mansi贸n de la familia en
Viena, Paul interrumpi贸 un d铆a sus ejercicios de piano para golpear la pared
que daba a la habitaci贸n vecina, donde Ludwig escrib铆a en silencio. 鈥溌贸mo
pretendes que toque el piano con tu escepticismo col谩ndose por debajo de la
puerta!鈥, le grit贸. Ludwig no contest贸. Estaba demasiado concentrado en su
Tractatus Logico-Philosophicus, del cual hizo una sola declaraci贸n en toda
su vida: 鈥淓s un libro que consta de dos partes: la aqu铆 presentada y lo que
no escrib铆. Justamente esa segunda parte es la m谩s importante鈥. Cada vez que
leo esa frase pienso en el famoso koan zen (鈥淐onocemos el sonido que hacen
dos manos al aplaudir. Pero 驴cu谩l es el sonido del aplauso de una sola
mano?鈥) y me pregunto cu谩l de los dos hermanos Wittgenstein logr贸 acercarse
m谩s a la respuesta.

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Pablo Manuel Rizzo
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