[Solar-general] semiofftopic: crisis y revolucion

Diego Saravia dsa en unsa.edu.ar
Lun Feb 23 18:19:57 CET 2009


Crisis y Revolución.

Diego Saravia

Desde la revolución industrial la contradicción fundamental de
nuestras sociedades paso por la propiedad privada o pública de los
bienes de producción. Hasta la caída de la Unión Soviética se
visualizaban en el planeta dos grandes conjuntos económicos
respondiendo a cada postura.

Los capitalistas, a los efectos de mantener el liderazgo en
su sector, y frenar el avance comunista, a partir de la segunda
guerra mundial , además de la  guerra
cultural, la guerra fría, y otros,   crearon en Europa una "Economía del
Bienestar".   Construyeron una fuerte clase media mediante el acuerdo
de los trabajadores y capitalistas europeos.
Acuerdo consistente en mantener en  el gobierno
a partidos que no podían
ser mas izquierdistas que los socialdemócratas y en garantizar un
nivel de vida razonable a los trabajadores.
Para sostener esto, se explotaría al tercer mundo, bajando el precio
de sus productos artificialmente con subsidios al agro europeo y
globalizando el libre comercio de los bienes industriales. Terminaba o
se marginalizaba
así en Europa la idea de "proletarios del mundo unios". Los
trabajadores e intelectuales europeos
vivían bien y permitían con su voto el saqueo del tercer mundo. La
sociología presentada cual "ciencia" certificaba la situación.

Caída la Unión Soviética, ya no fue necesario mantener este esquema y
la existencia de un clase media importante en Europa constituía un
factor importante de riesgo político y bajaba la tasa de ganancias
capitalistas. Ya no era necesaria. La caída del
sistema soviético lograda mediante la baja del precio del petroleo, la
resistencia islamita en Afganistan y sus propios problemas internos,
permitía a los capitalistas aumentar
su situación de privilegio sin gastar tantos recursos en esta clase
media.

Así surge en Latinoamérica  el Consenso de Washington, y políticas
similares en otros bloques tercermundistas dedicadas a  eliminar
las pocas clases medias existentes en estos países e impedir toda
posibilidad de su surgimiento.

Este conjunto de medidas tuvo relativo éxito, si bien su consecuencia
fue el surgimiento de una alternativa conciente de
resistencia continental encabezada por Chavez, Evo Morales, Correa, y
otros,  estimulada por la siempre atenta Cuba, y con la simpatía de
Lula, Kirchner y otros dirigentes, todos ellos identificando a
sus respectivos movimientos sociales.

Dada la imposibilidad de mantener el crecimiento en Europa, menos
expanderlo al este, teniendo en cuenta la experiencia
latina, y la resistencia global a seguir entregando recursos baratos,
escenificada en la no firma de los últimos acuerdos de Libre Comercio:
ALCA, Doha, etc. llego el momento de terminar la experiencia del
bienestar europeo. No parecía posible dominar a los trabajadores
europeos con
políticas explícitas o ajustes paulatinos, era necesaria una crisis.

Por otro lado esta crisis debía acelerarse, pues el consumo
desenfrenado en Europa y el comienzo de la creación de
una clase media china -potencialmente llamada a reemplazar a la URSS-
comprometían la capacidad del planeta de proveer
de recursos. Un escenario de  recursos básicos caros con clases medias
con poder político es lo peor que le puede
suceder al liderazgo capitalista del mundo.

La Crisis energética ponía en riesgo la globalización, aumentaba la
fuerza de la política frente al dinero y bajaba a cero el crecimiento
y con ello la renta del capital, base de la explotación capitalista.

Así pues estaban todos los platos servidos para la necesidad de
desatar las siete plagas sobre el esquema económico mundial. Solo una
crisis amplia y global sumiría a las dirigencias políticas del mundo
en el caos y otorgaría a los entes centrales de la económica global el
poder de actuar, apoderarse de los recursos que pudiera y reorganizar
un mundo sin clases medias y con todo el poder al capital. Fueron
necesarios varias crisis previas como la del "terrorismo islamico" y la
invasión a Iraq, para ir ajustando los mecanismos de acción y control,
las medidas represivas y el establecimiento de una fuerza militar
global.

El momento perfecto durante el fin de la presidencia Bush y antes de
la subida de Obama. Una típica crisis de superproducción capitalista
como el exceso de inmuebles creados para garantizar el trabajo de las
clases medias y un ámbito más de especulación, fue inducida por el
aumento de las tasas de interés. El resto es presente conocido. Día a
día caen puestos de trabajo, se inyectan enormes cantidades de dinero
a los bancos, y el poder político se diluye día a día.

El fin de esta historia parece conocido. La desaparición de las clases
medias europeas (y en el resto del mundo), sus sindicatos y
la socialdemocracia. La elevación de
la tasa de ganancia y el mantenimiento de la extracción de recursos
naturales bajo control por un buen tiempo. La consolidación del
liderazgo capitalista global y el freno al crecimiento de China.

Cada vez tendrá menos peso económico el trabajador, lo que en realidad
también sucede con el capital que en muchos sectores productivos
satura. Una buen parte de la maquinaria económica ya tiene demasiado
capital incorporado y tampoco necesita de mucha gente.
El capital se mantiene en el poder por la capacidad operativa
del control monetario mundial junto al establecimiento de un alto
valor reproductivo para el mismo, y la falta de peso específico de la
democracia en la economía.

La única forma de controlar simultaneamente el consumo energético y
mantener un buen nivel de vida medio sin extremos ofensivos, es
reformar el control político del planeta mediante esquemas de "una
persona, un voto". Pero para ello se necesita conciencia global y
partidos políticos que planteen un programa consecuente. Algunos han
ensayado ideas en el marco del denominado  eco-socialismo, como
William Morris, Joel de Rosnay, Barry Commoner, Mary Mellor, Ariel
Salleh, Rudolf Bahro, Alan Pepper, Michael Löwy y Joel Kovel.  ¿Serán
suficientes como principios de acción y guías para comprender la
sociedad moderna? ¿Será necesario visualizar el papel de las
tecnologías de la información en la distribución del poder  y los
bienes y servicios en el planeta, dada la menor influencia del trabajo
y la gran cantidad de capital acumulado, además de las restricciones
ecológicas?
¿Será la hora de las economías del conocimiento y
sus contradicciones internas entre libertad o propiedad privada de
conocimiento, con la aparición de nuevas clases sociales, en el fin de
la edad industrial y la revolución del conocimiento?

Habrá que esperar la reacción política de los perjudicados por la
planeada crisis y su real abanico de posibilidades transformadoras.
Los movimientos por el fin del copyright, el software libre, el libre
compartir del p2p, el trabajo de pares, las economías solidarias, el
cooperativismo, las redes de intercambio o trueque digital, el
prosumo, quizás tengan que aportar a este debate. Así una
reformulación de las ideas de Marx sobre el capitalismo, basada en los
límites del crecimiento, la saturación del capital, el robotismo y
las tecnologías de la información, es imprescindible.



-- 
Diego Saravia
Diego.Saravia en gmail.com
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