[Solar-general] OT: La tecnología es de derecha

Sebastian Bassi sbassi en clubdelarazon.org
Vie Ago 21 03:12:41 CEST 2009


Articulo de mi filosofo de cabecera:

Opinión

La tecnología es de derecha

Por Alejandro Rozitchner

El impuesto a la tecnología es una idea sensacional: ¡garantiza el
atraso y la pobreza por décadas! ¡Nos instala de una vez por todas en
el fundamental ámbito del pasado, la memoria, en la valiosa historia,
lejos del peligroso progreso, de la ambición del presente y del
posible bienestar!

Supongamos que todas las ineficiencias e ilegalidades del actual
gobierno nacional no lograran seguir hundiendo al país como lo hacen
hoy, o que la próxima administración, más sensata y trabajadora,
corrigiera en los próximos años el rumbo hoy instalado, ¡la brecha
digital, bien consolidada, es un recurso ideal para poder continuar
con el clientelismo y los movimientos populares! ¡Una verdadera
garantía de cretinismo y falseamiento de todo! ¡La tecnología y sobre
todo Internet son de derecha y es necesario marcarles un límite!

Es claro que Internet es enemiga de lo popular: en vez de cultivar el
conjunto de los necios amuchados (acepción correcta del vocablo
"pueblo" -ver Nuevo Diccionario de Realidades Escondidas-) cultiva y
exalta a las personas, las hace comunicarse, pensar, leer y escribir,
hablar, enterarse, ser creativos, activos, despiertos, eludir
controles y concebir nuevos emprendimientos productivos. ¡Hay que
cortar con esos nuevos aires del mundo, con esa maldita tendencia a
sumar ciencia con capacidad práctica y con transparencia y encima con
disfrute! ¿Adónde llegaríamos de seguir así, adónde, Dios mío? ¿Ya no
hay amor por la oscuridad, el sinsentido, la soledad, el dolor como
clave de la existencia? ¿En qué frivolidad pretenden instalarnos? ¿Y
nuestra tradición de sufrimiento, lejanías y meritorios padecimientos?

Más allá de los chistes (y de su valiosa función expresiva y
orientadora, no hay por qué negarlo), ¿pueden los políticos
convencionales que dominan la actividad legislativa, desconocer hasta
tal punto las realidades de nuestro tiempo como para imaginar una
medida tan retrógrada y mezquina como el impuesto a la tecnología y
favorecer el consecuente incremento de la infinitamente relevante
brecha digital? ¿Pueden creer, por un momento, que esto beneficiará a
algún trabajador argentino, más allá de las artificiales condiciones
que tratan de generarse para sostener una falsa competitividad, como
entre nosotros se acostumbra?

Mi primera reacción, como la de muchos, fue la de pensar que se
trataba de un descuido o de un rasgo, digamos, propio de rústicos. "No
saben", podía uno pensar, "no conocen el rumbo de un mundo
hiperconectado, viven en despachos, muchos vienen de provincias
lejanas, otros no han tenido una educación demasiado eficaz, en
general se dedican más a la rosca que al logro": esas cosas que uno
piensa, o sabe, de los políticos habituales, de los de siempre.

Pero después me di cuenta de que a esta política (a esta política
corta, peronista, radical, izquierdista sonsa, resentida, populista,
corrupta, falta de grandeza, de deseo, de visión, alimentada por un
sentido común que ama la crítica y el resentimiento y al que le cuesta
ejercer la pasión de vivir y sí, me refiero al gobierno y sus aliados)
le conviene que la tecnología, la digitalización, Internet, y la nueva
cultura, no crezcan demasiado. O demasiado rápido, porque el
crecimiento es imparable.

Ni siquiera es algo que deban pensar. Lo sienten. Tanto el político
como el sindicalista como el empresario como el profesor como el
funcionario anquilosado, repatingado en la existencia cuidando un
pedacito de espacio y renta (entendiendo un puestito en la
administración también como una renta, la renta "popular"), saben, por
pura piel, captan, por inevitable intuición, que la tecnología tiende
a subir el nivel de exigencia y eficacia de todas las cosas, desde los
trabajos universitarios hasta las gestiones públicas.

¿Y quién quiere trabajar más? ¿Acaso esperan que yo lo haga todo? ¿Qué
sea el único que trabaje? ¿Qué haga más por esto que gano? No, apaguen
las máquinas y vamos a casa. ¡Es mi derecho, me lo gané, soy honrado y
defiendo las causas justas, a mi no me vengan a pedir, encima, que
sepa hacer algo! ¡Basta de tecnología emancipadora, volvamos a prender
las velas de la ignorancia y la cerrazón, para acercarnos a la
justicia de la escasez y el honor del vacío! Lo único que falta ahora
es que cualquier burgués que quiera comprarse un celular o una
computadora lo pague a precios internacionales: ¡para conservar
nuestro atraso es necesario que tenga que gastar más del doble! Así
aprenderán esos traidores de la tradición.

O sea: no, no es desconocimiento, el de un gobierno capaz de adoptar
la madre de todas las medidas retrógradas posibles, es mero feeling de
supervivencia. Vamos a decirlo una vez más, con claridad: la
tecnología es enemiga del peronismo K (así como hay Gripe A, hay
también peronismo K, otro virus peligroso, temido también en el mundo
entero, y que está por suerte en remisión -aunque no se calcula el
daño que va a hacer antes de concluir su desaparición-). La tecnología
es enemiga del universo K, porque ella es la emisaria de un mundo
distinto, es una cómplice de ese crecimiento y de esa maduración que
llevarían al país a superar ese virus retardatario.

Hago hincapié en Internet porque ella muestra con claridad el alcance
de una nueva cultura, pero por supuesto que el impuesto que afecta a
la tecnología en general produce la misma consecuencia en todos los
niveles. Este es uno de esos temas que superan la necesidad de la
comprensión y el análisis. Hoy necesitamos no sólo entender que la ley
mencionada tendrá grandes efectos negativos: tenemos que hacer algo. Y
hay que hacerlo ya.

El blog del autor, www.100volando.net



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