[Solar-general] Crece la cultura libre:
Marcos Guglielmetti
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Vie Ene 14 07:19:47 CET 2005
Un espacio bajo el sol
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Por José Cervera
El Mundo
13/01/05, 09.57 horas
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La Casa del Reloj - Molinaseca
IBM, el mayor poseedor de patentes (y productor de patentes) del mundo, ha
abierto 500 de ellas. Red Hat, por su parte, ya lo había hecho, al igual que
Novell. Algunas empresas informáticas están así creando un espacio libre de
patentes en el corazón de la industria.
En el mundo de la ciencia iniciativas como el proyecto PLoS hacen lo propio,
con la reciente adición de Science Commons. En el mundo de la cultura en
general, el equivalente es el movimiento ’copyleft’ y su avanzadilla Creative
Commons. La cultura, la ciencia y la tecnología libres están consiguiendo
abrirse camino. Con un poco de suerte, y si las leyes no lo remedian, no toda
la cultura será propietaria. Y eso es una gran noticia, para todos.
Parece abstruso, raro, incluso absurdo. Pero es realmente importante. La
existencia de un espacio de cultura libre nos proporcionará a la sociedad en
su conjunto un muy necesario refugio ante la voracidad recaudadora de la
industria de la propiedad inmaterial. La iniciativa de IBM permitirá a los
desarrolladores de software libre y abierto crear sin temor a ser perseguidos
por patentes ajenas (y en algunos casos, absurdas).
El ’copyleft’ permitirá a los aficionados al arte copiar a los maestros sin
duda ninguna y a las Girl Scouts cantar canciones en los fuegos de campamento
sin problemas. Las licencias Science Commons permitirán a los científicos
impedir la privatización de partes del mundo natural; las revistas PLoS abren
la ciencia a quien quiera usarla aunque no pueda pagarla. Y todo esto nos
beneficia a todos.
El imparable avance de los derechos de propiedad inmaterial está acorralando a
las sociedades. No pasa un día sin que se publique un nuevo abuso, una nueva
iniciativa para recortar los derechos del consumidor de cultura, un nuevo
método de coartar la libertad del comprador ’manu tecnologica’ o de endurecer
las leyes y las penas por incumplirlas.
La perversa lógica de la propiedad inmaterial se impone a la razón y a la
conveniencia, e impide a empresas e instituciones usar la lógica. A veces,
hasta se enturbian las aguas más o menos deliberadamente, para que las
pasiones rijan.
Y es que vamos camino del absurdo, visualizado por pioneros como Richard
Stallman, y ampliado por otros creadores de aterradores relatos sobre un
futuro en el que hasta la Biblia es propiedad de alguien y ningún libro puede
ser leído sin autorización del propietario... previo pago.
De ahí la importancia de que nazca y se desarrolle una porción de Cultura
Libre. No hace falta cambiar leyes ni derribar empresas ni modos de trabajo;
basta con abrir puertas a quienes han cambiado su mentalidad. La idea del
’copyleft’, el uso de las leyes de propiedad intelectual para permitir con
condiciones la copia (en lugar de prohibirla sin más) se está extendiendo. Y
por donde pasa deja un espacio de libertad creativa en el que los abogados
son bienvenidos, pero no son necesarios.
Ésta es la clave: necesitamos un trocito de cultura en la que no haga falta
pasar por un bufete de abogados antes de publicar tu código, tus resultados
científicos, tu música o tu libro. Una cultura cerrada y dominada por un
puñado de grandes empresas es mala para todos, creadores, intermediarios
culturales y consumidores.
Copyleft significa cultura sin abogados, no cultura gratis; IBM no se dedica a
la caridad, ni tiene por qué hacerlo. Pero a los resultados de IBM les vienen
bien que haya una vigorosa cultura de software libre. Lo mismo se aplica a
los productores de música o los editores de libros. Hace falta un espacio de
libertad creativa. Y está naciendo.
Con cada blog que se acoge a una licencia Creative Commons, con cada músico,
literato o fotógrafo que las usa; con cada artículo que se publica en PLoS
Medicine o PLoS Genetics, y con cada patente que se abre, se crea un refugio
donde la creatividad no podrá ser amenazada por leyes torticeras (o
interpretaciones torticeras de la ley).
Ahora sólo queda que algunos intermediarios culturales que las actuales leyes
imponen a los autores y consumidores (sí, las entidades de gestión colectiva
de derechos) se adapten a las circunstancias.
Si hace falta retocar las normas, la próxima Ley de Propiedad Intelectual
podría ser una excelente ocasión de garantizar un poco de aire a la cultura
libre, sin eliminar los derechos de nadie. Simplemente reconociendo que hay
un glorioso puñado de locos que piensan que regalar es una buena idea en este
economía, y quieren que se les permita.
¿Es pedir tanto? ¿Es una amenaza tal?
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