<h1 class="title">“Vemos al software libre como una política de inclusión social”</h1>
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Por Diego Long </div></div>
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<a href="mailto:sociedad@miradasalsur.com">sociedad@miradasalsur.com</a> </div>
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<img class="imagefield imagefield-field_main_image" title="Genio. Stallman es uno de los invitados. || Segundas partes, buenas. Como el año pasado, el gobierno apoyará el evento." alt="" src="http://sur.elargentino.com/sites/default/files/35_1.jpg?1315089572" height="200" width="500">                  <div class="image-caption">
Genio. Stallman es uno de los invitados. || Segundas partes, buenas. Como el año pasado, el gobierno apoyará el evento.</div><div id="block-similar-0" class="block block-similar region-odd even region-count-3 count-6"><div class="block-inner">
<br><div class="content"><div class="item-list"><div class="similar-teaser">
</div><br><br></div> </div>En
ocasión de su visita a la exposición de ciencia y tecnología Tecnópolis
el jueves pasado, Cristina Fernández de Kirchner anunció el
cumplimiento de la primera etapa del proyecto de distribución de
netbooks para todos los alumnos del último año de escuelas públicas del
país. Fue en ese mismo marco donde informó la promulgación de la Ley
25.922 de Promoción de la Industria del Software y Servicios
Informáticos, que extiende y amplía hasta el año 2019 el régimen de
promoción que vencía en 2014.
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Conferencia internacional en la Biblioteca Nacional.
Los organizadores del evento que concentrará a varios popes del
universo tecnológico, planean duplicar la convocatoria y profundizar sus
propuestas de democratización en materia de acceso a las nuevas
herramientas. </div>
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<p>El próximo jueves y viernes se celebrará, en la Ciudad de Buenos
Aires, la segunda edición de la Conferencia Internacional de Software
Libre (Cisl), en la Biblioteca Nacional. Y, lo que antes era un dato
para el gueto geek de siempre, después del millar y medio de personas
que concurrieron a la edición 2010 de la Conferencia y también del
sorpresivo interés estatal, que se tradujo en un firme apoyo, lo que
sucederá esta semana será un evento que dará que hablar.<br>
Serán nueve conferencias de alto nivel internacional y habrá 46 talleres
con actividades de capacitación, difusión y presentación de productos y
servicios basados en Software Libre y de Código Abierto. El año pasado
el plato fuerte fue John<i> Maddog </i> Hall, de Linux International, y
la asistencia del jefe de Gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, le
agregó el plus del impulso institucional. A tal punto, que el hombre de
Quilmes ya ha confirmado su presencia en la apertura de esta edición.<br>
“El gran objetivo de este año es promover la discusión y la difusión del
software libre”, dijo a Miradas al Sur Exequiel Lacovsky, el
coordinador del Cisl 2011, y agregó: “Ese gran objetivo tendrá cuatro
grandes ejes temáticos: La educación, el Estado, el uso de software
libre en las empresas y en las comunidades. Este año le vamos a dar
mucha importancia a la discusión del uso del software libre en la
educación y en el Estado”, remarca Lacovsky.<br>
En esta oportunidad, la estrella será Richard Stallman, una suerte de
inventor mundial del software libre. Stallman lanzó en 1984 su sistema
GNU, que todo el mundo puede copiar, distribuir o modificar. Sistema que
hoy, con el Linux agregado, utilizan millones de personas en el mundo.
Esta suerte de eminencia ya está en el país, puesto que ayer y el
viernes participaba de conferencias libres en la Universidad del Comahue
y el lunes de la semana que viene le será entregado un doctorado
Honoris Causa por su trayectoria, su contribución social y sus enormes
aportes a la construcción de una sociedad digital libre en la
Universidad Nacional de Córdoba.<br>
Pero además de Stallman, y como para ir teniendo una idea de lo inmenso
del campo en el que tiene incidencia el software libre, también en esta
oportunidad serán de la partida, por ejemplo, Chris Hofmann (Mozilla
Firefox) o Marcelo D’Elía Branco, que tuvo a cargo la estrategia
electoral por las redes sociales brasileñas para la campaña de Dilma
Rousseff y que antes había dirigido el Campus Party Brasil, el mayor
encuentro de las comunidades de internet del mundo. </p>
<p><b> Un lugar en el mundo. </b> Se puede decir que si bien Argentina
es hoy uno de los países donde la producción de software más se ha
desarrollado, a la vez sigue habiendo muchos malos entendidos. Una
confusión habitual entre el público extranjero a la materia es que se
suele creer que software libre es sinónimo de gratuito. De eso habla la
organización cuando habla de la necesidades de difundir los pormenores
de un campo que estalló y promete no parar de crecer. El sector del
software argentino está compuesto por 3.800 pymes, con ventas por 2.600
millones de dólares y exportaciones cercanas a los 663 millones.<br>
A mediados de agosto, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner
promulgó la ley que había sido aprobada por el Congreso y que otorga
beneficios fiscales a las empresas de software. Días antes, la ministra
de Industria, Débora Giorgi, había presentado un Plan Estratégico
Industrial que, entre otros puntos, planea cuadruplicar las
exportaciones de software para 2020. Giorgi cree que el sector podría
alcanzar ventas externas por 3.000 millones de dólares, triplicando los
números del sector para el año 2020, y duplique su fuerza laboral hasta
los 130.000 puestos de trabajo por encima de los 60.000 actuales.<br>
En la actualidad, Argentina exporta software y servicios informáticos a
45 países, la mayoría de los cuales son de la región latinoamericana,
pero también se vende software a Estados Unidos, Canadá, Italia y
España. En la apertura del año pasado, el ministro Aníbal Fernández
había dejado claro que el desarrollo de software libre era una política
de Estado. También había informado que el 65 por ciento de los
ordenadores de la administración pública posee software libre.</p>
<p><b> Dos modelos.</b> Hay dos modelos de desarrollo, distribución y
uso de software: el software libre y el software privativo. El software
libre no refiere a una cuestión de precio o de gratuidad, es un asunto
de libertad, la libertad de los usuarios para ejecutar, copiar,
distribuir, estudiar, cambiar y mejorar el software a su modo. El
usuario de software libre no compra un paquete cerrado, al que no le
puede hacer nada. Por el contrario, el software privativo sí tiene
paquetes cerrados, con licencias y con fecha de vencimiento. Cada dos o
tres años hay que pagar una licencia al software privativo por un
producto similar. Pero lo que lo define como libre es su código abierto,
no la eximición de la licencia. En los paquetes cerrados, para decirlo
claramente, un usuario no es capaz de ver qué es lo que hacen con su
ordenador, sus archivos y sus datos personales, los programas. Algo así
como ingerir un plato sin saber lo que se está comiendo. “Cuando
hablamos de software libre hablamos de libertad de expresión, de
conocimientos, de solidaridad, de la cultura, de ese tipo de valores”,
remarca Lacovsky.<br>
Hay cuatro mandamientos del software libre o, mejor dicho, cuatro
libertades. La libertad de usar el programa para cualquier propósito, la
libertad de estudiar el funcionamiento del programa y adaptarlo a las
necesidades del usuario, es decir, el acceso al código fuente es una
condición necesaria para que pueda suceder esto, la libertad de
distribuir copias libremente, y después la libertad de mejorar el
programa y hacer públicas las mejoras. De modo que toda la comunidad
pueda utilizar ese software. Cuando alguien desarrolla un aplicativo y
lo libera, otra persona en cualquier parte del mundo puede utilizar ese
sistema, mejorarlo o adaptarlo a sus necesidades, y volver a liberarlo.
Lacovsky niega que hoy haya sectores políticos enfrentados a la idea del
software libre, sí hay resistencia por parte de las grandes empresas
del software privativo. Aunque reconoce que lo que existe muchas veces
es que los funcionarios que toman decisiones no conocen del tema.<br>
El reto para el sector es que cada vez haya más sectores estatales y
educativos que se sumen a la utilización del soporte libre, como también
empresas del sector civil. “Argentina es uno de los países de la
región más elogiados en este campo, es uno de los que más gente formada
tiene en la región, más ingenieros en sistemas y técnicos. Pero, así y
todo, es tan alta la demanda de desarrolladores que el país necesita
muchísimos más, incluso gente formada en software libre”, destaca el
coordinador de la Cisla 2011.<br>
Lacovsky insiste: “No queremos que sea una discusión de cuatro expertos o
gurúes que se sientan en una mesa, sino que queremos que el debate se
abra a toda la sociedad. Nosotros vemos al software libre como una
política de inclusión social y digital”.<br>
La discusión entre lo público y los privado, las libertades y las vedas,
los permisos y las prohibiciones, en fin, los debates que se suceden en
el momento actual a nivel político atraviesa las discusiones en torno
de software libre. “El software libre tiene que ver con la libertad, con
compartir, va de la mano con lo político, es el valor de compartir, de
estudiar, de mejorar, compartir la cultura libremente, que todos puedan
acceder a la cultura, al conocimiento, al desarrollo, todos valores que
no pueden faltar en el ámbito de lo público”, concluye Lacovsky, que
rescata el valor de Tecnópolis, en su masividad y en su declaración de
principios al formar parte de la agenda pública de la sociedad
argentina.<br>
Para más información se puede visitar la página del evento
<a href="http://www.cisla.org.ar">www.cisla.org.ar</a>, donde también se pueden tramitar las acreditaciones,
libres, obviamente libres, y gratuitas.</p><p><a href="http://sur.elargentino.com/notas/vemos-al-software-libre-como-una-politica-de-inclusion-social">http://sur.elargentino.com/notas/vemos-al-software-libre-como-una-politica-de-inclusion-social</a><br>
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