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<DIV><FONT face=Arial size=2>Estimados,</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><A
href="http://elconector.com.ar/2011/01/politica-20-el-desafio-de-las-redes-distribuidas/">http://elconector.com.ar/2011/01/politica-20-el-desafio-de-las-redes-distribuidas/</A></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2>el amigo Esteban Campero nos acerca este
interesante art�culo de su autor�a.</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2>Me encanta este p�rrafo que plantea la aplicaci�n
de la filosof�a del software libre a la esfera de la pol�tcia.</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV>Estamos hablando de la versi�n 2.0 del e-government, del paso de la
informaci�n unidireccional a la interacci�n entre gobernantes y ciudadanos.
Estas no son otra cosa que la aplicaci�n de la filosof�a del software libre a la
esfera de la pol�tica. �Si el movimiento de software libre<SPAN> </SPAN>nace de
la rebeld�a creativa de los hackers que pensaban que ten�a sentido �tico y
econ�mico crear programas inform�ticos compartiendo el c�digo de los mismos y
entregarlos a la comunidad para su desarrollo, el gobierno abierto defiende que
los ciudadanos tambi�n actuemos como hackers, abriendo el c�digo de
funcionamiento de nuestros gobiernos y estados y devolviendo el control de esos
resortes a la comunidad� (Calder�n-Lorenzo, 2010).</DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2>Disfr�tenlo</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2>Ariel Alegre</FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV>
<H2><A
title="Permanent Link to Pol�tica 2.0, el desaf�o de las redes distribuidas"
href="http://elconector.com.ar/2011/01/politica-20-el-desafio-de-las-redes-distribuidas/"
rel=bookmark>Pol�tica 2.0, el desaf�o de las redes distribuidas</A></H2>
<DIV class=date><SPAN class=author>Posted by Esteban Campero</SPAN> <SPAN
class=clock>On Enero - 19 - 2011</SPAN></DIV></DIV>
<DIV>
<P>La aplicaci�n de la web social en la pr�ctica pol�tica, o lo que directamente
se dio en llamar Pol�tica 2.0 goza de un prestigio generalizado que pareciera
comenzar a cambiar para siempre la forma de participar y de comprometerse. Sin
embargo, se torna fundamental definir a que nos estamos refiriendo con esta
tipolog�a y conocer con mayor profundidad los casos de �xito y sus
caracter�sticas, para salir de una mirada superficial y ajena al fen�meno
pol�tico. El cambio de paradigma, como no pod�a ser de otra manera, tambi�n le
toc� a la pol�tica, aunque su aplicaci�n efectiva se caracterice por una
utilizaci�n superflua y discontinua que sigue corriendo detr�s de las pautas de
comportamiento y comunicaci�n de una parte importante de los ciudadanos.</P>
<P><STRONG>Web 2.0, la recuperaci�n del sue�o</STRONG></P>
<P>La Web 2.0 o Internet Social es el modo de denominar al conjunto de nuevas
tecnolog�as relacionadas con Internet. Mientras la Web 1.0 se caracteriz� por
los sitios est�ticos, en la Web 2.0 las p�ginas est�n vivas y se comunican con
los usuarios y entre si; posibilitando comunicarnos en primera persona, integrar
comunidades, generar contenidos de modo colaborativo y suscribirnos a sitios con
tem�ticas de nuestro inter�s, entre otras posibilidades. Hoy a trav�s de
Internet, podemos tener conversaciones entre seres humanos que eran impensadas
hasta hace poco tiempo atr�s. Y es a partir de esas conversaciones donde surgen
nuevas y poderosas formas de organizaci�n social y de intercambio de
conocimientos. En la web social la figura clave es el peer. el p�blico com�n, el
consumidor que interact�a y genera pertenencia. Funcionan como nodos del
ecosistema Internet y son iguales y descentralizados. El nuevo paradigma de
comunicaci�n es que el usuario es la red. Ya no puede ser concebido como afuera
de la red quien pasa el 40% de su tiempo en ella. El peer ya no consume lo que
le dan o recibe informaci�n unidireccionalmente, sino que tambi�n produce y m�s
que consumir busca vivir una experiencia, �el peer es el medio y la
e-experiencia es el mensaje�. La web social se basa en la libertad de los
usuarios para publicar y usar aplicaciones con libertad. Es una persona bien
informada, que se aburre r�pidamente y es bastante inmune a la publicidad obvia.
Es que ahora, el sentido del mensaje tambi�n es generado por el receptor. La web
social se basa en tres pilares fundamentales: transparencia, colaboraci�n y
participaci�n, que trastocan la realidad en todas sus facetas (open business,
open economy, agricultura abierta, etc.) Aunque en una primera etapa Internet se
redujo a mantener una relaci�n pasiva y unidireccional similar a la que genera
el libro, el ideal fundador siempre se baso en la posibilidad de intercambiar
informaci�n. En palabras de Vinton Cerf, uno de los fundadores: �Nadie se
imagino que un d�a existir�a Youtube o Facebook pero todos trabajamos para
desarrollar un sistema que fuera agn�stico a centros de poder y tipos de
informaci�n y permitiera la circulaci�n libre de informaci�n de un nodo hacia
otro. Todav�a veremos mejores cosas a�n� (Alonso, Arebalos; 2009)</P>
<P>Siguiendo algunos postulados marxistas, podemos definir este cambio
tecnol�gico como relaciones sociales que se generan a partir de un cambio en la
infraestructura, que permite el acceso a hardware y conectividad a un bajo costo
relativo. Hoy comprarse una PC, un tel�fono, una netbook o una filmadora es
infinitamente m�s barato que hace algunos a�os, lo que genera un cambio
importante. Si a esto le sumamos las aplicaciones, Facebook, Twitter, MySpace,
Youtube, etc; que podr�an ser definidas como la superestructura, se genera un
enorme quiebre cultural. Acceso a infraestructura de bajo coste y desarrollo de
aplicaciones imponen un nuevo paradigma, en el cual los ciudadanos ejercen el
control, donde ademas de interactuar deciden qu�, c�mo y cu�ndo consumir, pueden
generar y distribuir contenidos a escala masiva y donde la fragmentaci�n de las
audiencias es su principal caracter�stica.</P>
<P><STRONG>Pol�tica 2.0, marketing y participaci�n ciudadana </STRONG></P>
<P>Queda claro que la web social todav�a sufre una utilizaci�n superflua por
parte de la pol�tica. Aunque existen interesantes iniciativas como el gobierno
abierto y otras expresiones de participaci�n ciudadana, en este art�culo hago
referencia a las campa�as. As� como la web social produce un trastocamiento en
el marketing, la econom�a y la publicidad en general, tambi�n lo produce en la
pol�tica. El peer es el p�blico com�n, el consumidor y ciudadano que ejerce sus
derechos y participa. Al consumidor actual le interesan las historias, nos
identificamos con lo que nos est�n diciendo los productos, esto es m�s
importante que el precio. En pol�tica, el ciudadano tambi�n quiere vivir una
experiencia, quiere formar parte de un cambio. Las campa�as pol�ticas ya no se
presentan solamente como la serie de t�cticas y estrategias destinadas a
persuadir a partir de mensajes que apelan a la racionalidad del receptor, ahora
tambi�n buscan generar comunicaciones afectivas. Los casos de Barack Obama en
Estados Unidos,<SPAN> </SPAN>la �ltima elecci�n presidencial en Colombia o la
elecci�n chilena fueron un fiel reflejo de ello. A partir de aqu�, las redes
sociales se instalaron como otra efectiva herramienta de penetraci�n y
comunicaci�n, ya presente en cualquier campa�a publicitaria. Las agencias y
comit�s de campa�a aconsejan y convencen a sus pol�ticos de la relevancia de
estar presentes en la red. Todos los partidos pol�ticos argentinos desarrollan
sus estrategias y su presencia en Facebook, Twitter, blogs y portales se
multiplica.</P>
<P>El caso m�s conocido es el de Barack Obama, que dej� como principal aporte no
s�lo la participaci�n e identificaci�n ciudadana sino una inteligente estrategia
de monetizaci�n desde su p�gina web, que le permiti� aumentar la recaudaci�n
para su campa�a, pudiendo generar una corriente de peque�as donaciones a partir
de una sencilla transacci�n desde Internet. Cargado de una posici�n pol�tica de
no depender de las grandes compa��as, esto gener� una importante movilizaci�n de
donantes. Y con las herramientas de marketing 2.0, todos eran Obama, los
simpatizantes pod�an tener su afiche del candidato pero con su propia cara,
sumaban y sumaban adherentes. El car�cter simb�lico que aport� esta tecnolog�a a
su campa�a fue una marca imborrable en su identidad. Cuando asum�a, Obama se
negaba a renunciar a su Blackberry, ya lo llevaba en sus h�bitos, quer�a estar
en contacto con su gente. Y con esto demostraba el car�cter unidireccional que
le imprimi� a la nueva comunicaci�n, como en los medios viejos, pensando en una
audiencia de receptores homog�neos. Pero Obama no usaba Twitter, lo reconoci�
hace unos meses, sus dedos son muy grandes para eso, dijo, y a pesar de su
campa�a efectiva, el �como s� le ganaba a la realidad.</P>
<P>Nicol�s Sarkozy fue un pionero en la utilizaci�n de estas herramientas. En
las elecciones presidenciales que lo consagran decide ganar la batalla de la
red, se llegan a registrar m�s de ochenta mil blogs que apoyan su proyecto. En
este caso, no para juntar fondos sino para conseguir adherentes. Pero luego de
su triunfo, su red de blogs se desmoron�, su proyecto pol�tico no cumpli� entre
otras cosas con las promesas de legislar sobre la red y tener una posici�n
abierta respecto a las leyes de propiedad intelectual. Los peers piensan, est�n
informados y desechan r�pidamente lo que no los representa (De Ugarte,2010).</P>
<P>Uno de los fen�menos que ha adquirido mayor trascendencia fue la campa�a de
Ricardo Alfons�n en las �ltimas elecciones internas del radicalismo bonaerense.
La realidad del radicalismo presentaba un panorama ideal para el desarrollo de
estas herramientas. La UCR, como partido nacional y centenario, posee numerosos
adherentes, que por una raz�n u otra trascienden su organizaci�n formal. Ser
radical implica una determinada cultura pol�tica, que se preserva de generaci�n
en generaci�n. Producto de sus crisis recientes, vio reducir su caudal electoral
a cifras irrisorias. Muchos de sus simpatizantes migraron hacia otros partidos o
directamente se quedaron en sus casas, desilusionados por la �ltima experiencia
de gobierno, por sus formas de conducci�n o directamente por su incomodidad para
manifestarse en los canales tradicionales de participaci�n. El reconocimiento
popular generado a partir del fallecimiento de Ra�l Alfons�n, sumado al positivo
resultado electoral de las �ltimas elecciones legislativas despert� el orgullo
radical y el inter�s de muchos por volver a acercarse al partido centenario. El
fen�meno pol�tico de Ricardo Alfons�n podr�a explicarse de varias maneras y una
de ellas es la devoluci�n al afiliado radical de una visi�n de totalidad, de
concebir al radicalismo como una alternativa nacional, superadora de las
expresiones provinciales y locales. Tambi�n, la de un referente pol�tico que
deja atr�s los agrupamientos internos tradicionales, poni�ndose al servicio del
partido, recorriendo pueblo a pueblo para facilitar la construcci�n de esa
alternativa. Todas caracter�sticas ideales para una campa�a 2.0.</P>
<P>Se multiplicaban las historias de �radicales de toda la vida� que por un
motivo u otro se hab�an alejado y se quer�an acercar, acompa�ar a Ricardo en su
proyecto pol�tico. Se organizaban para ir a los actos, para planificar acciones
y poner a disposici�n su tiempo y capacidades para la causa.<SPAN> </SPAN>Por
estas herramientas se consiguieron fiscales y radicales de algunos pueblos en
donde no hab�a mucha presencia. Surgieron referentes que coordinaron la
organizaci�n. Proliferaron los grupos de apoyo desde cada rinc�n de la
Argentina: chaque�os con Ricardo Alfons�n, santiague�os, juje�os, santacruce�os,
salte�os, cordobeses, tucumanos, rosarinos, etc., grupos que terminaron en la
coordinaci�n de acciones.</P>
<P>Uno de los aciertos fue tomarse bien en serio a estos internautas
�independientes� que sin una participaci�n activa en los comit�s cumplieron un
papel fundamental en la esfera comunicacional. La pol�tica tradicional los
hubiera dejado afuera no por falta de inter�s, sino por su incapacidad de
amoldar sus estructuras a la comodidad de estos internautas <SPAN></SPAN>No es
casual que la publicidad gr�fica de la campa�a que se utiliz� en las calles haya
utilizado como eslogan �Hacete amigo del cambio�, acompa�ado por los logos de
Twitter y de Facebook.</P>
<P>Pero la web social radical, parece ser solamente eso, radical, presentando
serias dificultades para romper su forma endog�mica y cerrada, lo que dificulta
su ampliaci�n y por ende su innovaci�n continua.</P>
<P>Hace unos d�as ve�a el video de salutaci�n de fin de a�o de otro candidato
radical, que le enviaba un abrazo a sus �amigos virtuales� y forzaba la m�quina
sobreactuando las bondades 2.0, agradeciendo por las cr�ticas, que le hab�an
servido mucho para aprender. Pero este mundo no es �virtual�. Cisco hizo el
esfuerzo tecnol�gico de interconectar computadoras, pero fue la gente, los
usuarios, los que transformaron y generaron una nueva manera de comunicarse,
hacer amigos, negocios, buscar pareja, etc. Personas reales, de carne y hueso,
que ya no esperan pasivamente el mensaje del l�der. Para construir puentes entre
candidatos y electores es necesario darle al candidato una personalidad y una
vez difundida, darle una presencia y una dimensi�n humana.</P>
<P>El kirchnerismo quiz�s sea la fuerza pol�tica con mayor presencia en las
redes sociales en Argentina. Producto de una estrategia bien definida, una
importante inversi�n econ�mica pero tambi�n una efectiva conciencia de la
importancia de estas herramientas por parte del poder pol�tico y sus bases,
fueron construyendo una red de activistas de enorme presencia. Discusiones
pol�ticas de trascendencia como la nueva ley de medios de comunicaci�n y la
construcci�n del discurso pol�tico en c�digos binarios de amigo/enemigo
seguramente tambi�n alent� esta consolidaci�n. Pero quiz�s esta tambi�n sea la
principal causa de su car�cter endog�mico: el kirchnerismo es un importante
mundo de blogs partidarios, ministros twitteros y redes verticales que invitan a
�cazar en el zool�gico�, donde la posibilidad de formar parte puede ser
arbitraria y excluyente.</P>
<P>La novedad de esta tecnolog�a y la disparidad de apropiaci�n por parte de
profesionales y consultores pol�ticos que trabajan con candidatos, producto
fundamentalmente de la brecha digital generacional, muchas veces genera la
c�mica situaci�n de directores de campa�as 2.0 que no son usuarios. Es
importante tener en cuenta que por el hecho de intercambiar informaci�n las
estrategias de web social no pueden ser un monopolio de agentes de prensa. Si el
antiguo receptor es el que inicia el ciclo de la informaci�n, habr� que estar
alertas a que las audiencias se mueven y pasan a ser activas. La mera
intermediaci�n con la prensa para filtrar la informaci�n difundida no tiene nada
que ver con el nuevo perfil requerido. Va a requerir de una capacidad para
escuchar, desarrollar redes de apoyo y trabajar en equipo y as� poder dar
respuestas inmediatas a cada consulta o comentario. La llegada de estos nuevos
medios no implica romper con los medios de comunicaci�n tradicionales sino
complementarlos, pero siempre bajo una misma estrategia global, evitando toda
segmentaci�n que llevar�a a una posici�n suicida. El parcelamiento de la
actividad, que probablemente tambi�n podr�a caer en manos de alg�n sobrino
fanatico de las computadoras o alg�n militante de la facultad de ingenier�a,
alienta su subutilizaci�n e incapacidad de apropiaci�n, impidiendo entre otras
cosas utilizarla como un efectivo instrumento para estudios de opini�n p�blica.
Podemos tomar a la red social como un aut�ntico focus group, porque ya no solo
comunicamos sino que la gente nos contesta, construye una valoraci�n sobre
nosotros y marcan la sensaci�n t�rmica.</P>
<P>La teor�a de la larga cola de Chris Anderson, t�rmino acu�ado para describir
la enorme posibilidad que brindan estas herramientas para desarrollar productos
con vol�menes de venta bajos a un coste de transacci�n menor y as� poder llevar
a cabo estrategias de nicho, tambi�n puede ser llevado al terreno de la
pol�tica. La posibilidad que ofrecen las redes sociales para diagramar redes
tem�ticas le ofrece al sistema pol�tico trabajar con grupos de inter�s bien
definidos, que seguramente estar�n esperando una respuesta e interesados en
conocer la posici�n de un partido o un candidato sobre su propio tema de
inter�s. <SPAN></SPAN>Ciudadanos interesados por las pol�ticas de transporte,
medioambientalistas, activistas por la igualdad de g�nero, etc; hablan a las
claras de la enorme oportunidad que se presenta.</P>
<P><STRONG>Hacia un cambio actitudinal de la pol�tica</STRONG></P>
<P>Dec�amos que la utilizaci�n de la Internet por parte de la pol�tica todav�a
es incompleta y carente de profundidad en la Argentina, estando presente
�nicamente en las esferas del marketing y las relaciones p�blicas y
desaprovechando las innumerables ventajas que presenta para la administraci�n de
lo p�blico. Iniciativas como las de gobierno abierto, ya bastante extendidas en
otras latitudes deber�an tener un mayor grado de visibilidad. Estamos hablando
de la versi�n 2.0 del e-government, del paso de la informaci�n unidireaccional a
la interacci�n entre gobernantes y ciudadanos. Estas no son otra cosa que la
aplicaci�n de la filosof�a del software libre a la esfera de la pol�tica. �Si el
movimiento de software libre<SPAN> </SPAN>nace de la rebeld�a creativa de los
hackers que pensaban que ten�a sentido �tico y econ�mico crear programas
inform�ticos compartiendo el c�digo de los mismos y entregarlos a la comunidad
para su desarrollo, el gobierno abierto defiende que los ciudadanos tambi�n
actuemos como hackers, abriendo el c�digo de funcionamiento de nuestros
gobiernos y estados y devolviendo el control de esos resortes a la comunidad�
(Calder�n-Lorenzo, 2010). El gobierno abierto permite interaccionar a
gobernantes y gobernados sin que nadie intermedie, por eso cuando hablamos de
OpenGovernment estamos hablando de pol�tica.</P>
<P>La cultura ciberpunk planteaba a la red como met�fora pol�tica, dejando a las
claras que bajo toda arquitectura de informaci�n se esconde una estructura de
poder y de organizaci�n social y pol�tica, que podr�an ordenarse en las tres
tipolog�as hist�ricas de una red: las centralizadas, como el correo, ten�an su
correlato de organizaci�n pol�tica en el club de la revoluci�n francesa, el
estado absoluto y la rep�blica jacobina; a las redes descentralizadas, con la
revoluci�n del tel�grafo como boque insignia, le correspond�an los diarios
nacionales, los partidos pol�ticos y los sindicatos de masas implantados en los
territorios, la interconexi�n de las bolsas y el estados democr�tico; y por
�ltimo y como construcci�n ut�pica, a las redes de comunicaciones distribuidas
como Internet, deber�a corresponderle el fin del poder del filtro sobre la
informaci�n, el fin de la propiedad intelectual y la revoluci�n del sistema
educativo, dotando de un fuerte sentido pol�tico la explosi�n de las redes
sociales (De Ugarte, 2010) Sin caer en el reduccionismo de intentar explicar la
historia solamente desde la tecnolog�a, hoy el mundo est� estructurado en red,
nodos que interact�an e intercambian informaci�n y conocimiento, donde el
fen�meno de la exclusi�n es la cara de su desigualdad. El discurso pol�tico
deber�a recuperar algunas partes de este relato para entender el fen�meno.</P>
<P>La figura del adherente es una novedad a tener en cuenta con el advenimiento
de las redes sociales. No es el militante tradicional que va todas las semanas a
la reuni�n de su agrupaci�n, que se ordena por barrios o que tiene un compromiso
asumido con la vida diaria de un partido. Pero es quien como presumidor hace
llegar nuestro mensaje, lo manipula y lo reinterpreta emitiendo otro y
aumentando la presencia de la identidad. Habr� que prestarle m�s atenci�n, su
papel es mucho m�s importante de lo que nos imaginamos y aunque no salga en la
foto ni pida ir en la lista, es el cable a tierra de la organizaci�n con la
gente de carne y hueso.</P>
<P>Pero la cultura de la adhesi�n tambi�n puede hacer retroceder casilleros a la
web 2.0 y a su aplicaci�n pol�tica, El �te sigo� y �me gusta� le est�n ganando a
los blogs y a la l�gica conversacional, en redes centralizadas y controladas.
Habr� que desarrollar contenidos, volver a la cultura de los blogs y de la
conversaci�n. Y el que contar y los contenidos tendr�n que ser actuales, hablar
como la gente que habla ahora, representar el nuevo lenguaje y no ser
simplemente piezas hist�ricas enfrascadas en nuevos envoltorios. La �nica manera
de evitar que los cuerpos de los j�venes militantes est�n pose�dos por antiguos
caballeros de ideas viejas es hacer un esfuerzo por interpretar a los nativos
digitales y a c�mo codificar el mensaje para que la pol�tica no sea un juego de
pocos.</P>
<P>La web social es formar parte, interactuar, donde el mon�logo se transforma
en di�logo. Su correlato en la pol�tica debe ser el postulado de transparencia,
colaboraci�n y participaci�n, el mismo que da origen a la web 2.0 aplicado a la
cosa p�blica. Deber� ser acompa�ado por un cambio actitudinal, donde
identifiquemos en el buen dirigente pol�tico su capacidad para escuchar,
desarollar redes de apoyo, identificar oportunidades, enlazar y saber trabajar
en equipo. Y ah� estaremos hablando de pol�ticos 2.0, que interpretan el cambio
de paradigma.</P>
<P><EM><A href="http://twitter.com/#!/esteban_campero">Esteban Campero</A> es
Soci�logo (UBA), Magister en An�lisis y Gesti�n de la Ciencia y la Tecnolog�a
(Universidad Carlos III de Madrid). Trabaja para diversos organismos
internacionales como especialista en programas de fomento a la creaci�n de
empresas de base tecnol�gica y cultura emprendedora. Es socio fundador de ZETAP
S.A, soluciones 2.0 para empresas y administraci�n p�blica. </EM></P>
<P><EM><BR></EM></P>
<P>- Alonso Gonzalo, Arebalos, Alberto; �La revoluci�n horizontal, El poder de
la comunicaci�n en manos de la gente�; Editorial Ediciones B, Buenos Aires,
Argentina, 2009.<BR>- Calder�n, Cesar, Lorenzo Sebasti�n y otros; �Open
Government, Gobierno Abierto�; Algon Editores; Buenos Aires; 2010.<BR>- De
Ugarte, David: �Los futuros que vienen. La descomposici�n global y la
importancia de la comunidad en el Siglo XXI�; Biblioteca de Las Indias, Madrid,
2010.</P></DIV></BODY></HTML>