<h1>“Siempre hay más argumentos a favor de la censura”</h1>
<h4>La publicación comenzó para denunciar los casos de censura en el
mundo y publicar los textos que han sido prohibidos. Su directora dice
que las excusas para censurar siempre son los mismos: “Moralidad,
protección a los niños, seguridad nacional, investigaciones científicas
secretas y muchos más”.</h4>
<div id="autor">Por Andrew Graham-Yooll</div>
<div id="imagen"><br></div>
<div id="cuerpo">
<p class="margen0"><span class="fgmarron">Desde Londres</span></p>
<p><strong>–Cuando se fundó la revista Index on Censorship era el único
periódico que aceptaba publicar todo tipo de literatura e información
que implícita o explícitamente enfrentaba a los censores y a las
restricciones de la libertad de expresión. Aclaremos que eso incluía
criticar al establishment británico. ¿Cómo ha cambiado la “naturaleza”
de la censura?</strong></p>
<p>–Cambia y sigue igual. El cambio más grande y obvio es la
tecnología, por lo tanto hay todo un nuevo escenario de censura que se
desarrolla en forma constante. Y la tecnología ha hecho que la censura
sea más compleja, porque los agentes de la restricción y la obstrucción
son nuevos, sean los manipuladores de Facebook que deciden si está bien
mostrar algo y si alguien lo puede “postear”. O está Google, que decide
si van a operar en China o no (Google llegó a un acuerdo con el gobierno
chino en la primera semana de julio). Lo que es claro es que no hay
claridad en nada, nada que miremos puede verse en blancos y negros, hay
muchos grises. Hay muchos más argumentos a favor de la censura: la
restricción en nombre de la protección de los niños, en nombre de
nuestra seguridad diaria, la protección que dicen darnos contra
supuestos y mal definidos terroristas, la censura en nombre del secreto y
la seguridad de la investigación científica, la protección del secreto
de nuevos productos industriales y mucho, mucho más.</p>
<p><strong>–Se puede argumentar que todo eso estuvo siempre de alguna
forma, no lo podemos negar. Pero toda acción restrictiva hoy parece más
compleja, operada en base al uso de una tecnología cada vez más
sofisticada.</strong></p>
<p>–Se puede decir que hay más argumentos a favor de la censura ahora
que hace algunas décadas. Antes la censura se reducía a la acción de una
autoridad o un gobierno que no gustaba de lo que veía o creía ver
impreso. Moralmente el tema se ha puesto más complejo que antes. Hasta
se puede decir que ahora es más difícil distinguir lo bueno de lo malo.
Claro que siempre parecía algo bastante confuso, por ejemplo cuando
miramos a los procesos judiciales en Londres por obscenidad, en los años
1960 y 1970 (que terminaron logrando una mayor liberación, que tardó en
llegar, en vez de más restricción), o cuando vemos la variedad de
argumentos que hubo a favor de la censura en nombre de la armonía
social, o el bien social, o la moralidad pública, así como la censura en
el teatro, que en Inglaterra tenía su famosa oficina (la del lord
Chamberlain). Todo esto siempre ha sido un desafío. Pero insisto, creo
que todos estos rubros se han transformado en más difíciles debido a los
alcances de la tecnología. También está la preocupación por los
militantes del Islam en el terrorismo, aunque son temas que estuvieron
presentes desde hace mucho, aun cuando tuvieran diferentes formas. Por
ejemplo, hay que tomar la campaña de acción contra la guerrilla
irlandesa del IRA, o la Fatwa contra el escritor Salman Rushdie. Hay
grandes cambios y todo permanece igual.</p>
<p><strong>–¿Qué es la revista Index on Censorship (Indice de la
Censura) en la actualidad? Se fundó como un elemento antisoviético más o
menos a mitad de la Guerra Fría (aproximadamente 1962-1985), pero pasó a
ser un registro de la censura en todo el mundo, ¿y ahora qué?</strong></p>
<p>–Quizá lo primordial es que Index on Censorship ya no es ni puede
ser solamente una revista trimestral. Ahora se involucra en una variedad
de actividades. Las más importantes son sin duda en el campo del
desarrollo de la educación, participamos en campañas para lograr
objetivos, tenemos una página web, tenemos un sector que se dedica a la
promoción de las artes y acciones culturales. Index ha crecido, de ser
una revista de interés específico a ser una organización que se ocupa de
muchos temas en torno de la libertad de expresión. Cuando Index se
fundó en 1972, el primer director editorial, Michael Scammell (autor de
biografías de Solzhenitsyn y de Arthur Koestler), tuvo la idea de hacer
una publicación que diera cabida a los escritos de autores amenazados o
prohibidos. Era complementario a la labor de Amnesty International
(fundado en 1961), que hacía campaña contra detenciones de opositores y
trabajaba para su liberación. Index se concentró en la publicación de lo
perseguido. En parte fue la necesidad de sobrevivir como organización
que Index ha tenido que ampliar su trabajo, pero también el cambio se
debe al hecho de los movimientos tan dramáticos que han ocurrido en años
recientes. Ahora, por ejemplo, es imprescindible tener un sitio web. Es
esencial poder enfrentar al público no sólo ofreciendo un producto que
se puede leer y al que se pueden suscribir los lectores porque
simpatizan con lo que uno hace, hay que despertar el interés de la gente
con mucha más vehemencia porque su atención es reclamada a cada momento
por muchas otras cosas. La revista sigue siendo el producto de marca de
la organización, pero nos hemos transformado en algo mucho más grande.</p>
<p><strong>–Es primordial en esta charla preguntarle cuál ha sido el
mecanismo de ajuste de ese mundo de cambio. Por ejemplo, se han mudado
de edificio para instalarse en una especie de “colectivo” de
organizaciones de sensaciones parecidas, el Centro Mundo Libre (Free
World Centre), en Londres.</strong></p>
<p>–No sé si se puede ver un cambio en el trabajo que hacemos en
términos del techo que compartimos con otras organizaciones, porque ya
colaborábamos con otros grupos de derechos humanos. Nuestro socio
principal sigue siendo el Centro inglés de P.E.N. (Poetas, Ensayistas,
Novelistas) y en el último año hemos lanzado una campaña con esa
asociación de escritores, para lograr la reforma de las leyes de
difamación en el Reino Unido. Esta colaboración ha tenido un éxito
increíble dado que hemos logrado que los tres partidos principales
británicos (laborista, conservador y liberal demócrata) incorporaran la
necesidad de una reforma a la ley de libelo en sus manifiestos. Ese
éxito se mide en la cobertura periodística, en la creación de una
conciencia de cambio, en el hecho de lograr que 52.000 personas firmaran
una petición para la reforma de la ley. También hemos trabajado con
otra organización, Sensatez en la Ciencia (Sense about Science), que se
dedica a lograr que el público sea más consciente de lo que se hace en
nombre de la ciencia. Sin embargo el contacto de colaboración con el
Centro P.E.N. se ha afianzado en los tres años y medio desde que ingresé
a la revista Index, principalmente por necesidad. Yo elegí esa alianza
porque ambos necesitábamos del otro. Si bien nuestros objetivos son
claramente diferentes en muchas cosas, al final los dos grupos trabajan
por la libertad de expresión. Pero reconozco que este edificio, el
Centro Mundo Libre, y la labor que se hace aquí adentro no tiene
precedentes. Lo que ha cambiado es el tipo de acción que podemos llevar
adelante. Por ejemplo se ha hecho mucho trabajo por los periodistas
detenidos en Irán. Eso se ha convertido en un objetivo internacional y
en esto trabajamos junto con el Comité para la Protección de Periodistas
(CPJ en sus iniciales en inglés), con el Centro P.E.N. de Estados
Unidos y con otros grupos. La colaboración significa que se puede
organizar campañas, acciones urgentes, reuniones y entrevistas con
autoridades en forma casi inmediata, por la red de contactos que se ha
creado. Para estar al tanto de todo y adelantarnos a lo que ocurre,
Index on Censorship ha avanzado mucho en las últimas décadas. Por
ejemplo, con muy poca preparación reunimos a dirigentes políticos para
que hablen de su compromiso con la libertad de expresión en vísperas de
las últimas elecciones británicas (7 de mayo) y también vienen políticos
de toda Europa. Nuestra habilidad para reaccionar frente a las crisis y
lo que va sucediendo da al público la medida de nuestra presencia en
todo lo que hace a la actividad por los derechos humanos. Y el estar en
este nuevo edificio entre otras organizaciones nos ha cambiado la vida
en muchos aspectos, en el contacto humano y la consulta personal, más
allá de las alianzas y colaboraciones.</p>
<p><strong>–Una de las ironías que surgen del nuevo contexto de Index
on Censorship es que la revista hoy parece, a pesar de su tema
permanente, mucho más entretenida y mejor diseñada que cuando la hacía
yo.</strong></p>
<p>–Qué lindo escucharlo decir eso, gracias. Supongo que la realidad
también es el mercado y hay competencia en el mundo de los derechos
humanos. Hoy todo el que escribe en algún momento toca el tema de la
censura y toda persona con una queja escribe sobre censura. Es tema de
una nota en los diarios europeos una y dos veces por semana, es una nota
política y hay muchos sitios en la web que cargan el idioma de gente
preocupada que además quiere ser leída y escuchada. En ese ambiente hay
que hacer algo que sea diferente de alguna forma. Tengo que crear las
razones para que más gente nos lea y nos siga. Veo dos cosas que podemos
hacer mejor que otros. Una es que podemos cubrir temas con más
profundidad y más espacio y podemos incluir más extractos o adelantos de
libros controvertidos. La segunda, tenemos que tener una buena variedad
de escritores y novelistas que contribuyan con sus escritos. Y en esto
todavía necesitamos de las estrellas. Puede ser Ariel Dorfman (chileno) o
Nadine Gordiner (sudafricana, Premio Nobel) o Bernard Henri Levy
(francés), entre otros, que están asociados con la revista y publican en
Index. Pero también necesitamos esos escritores y artistas jóvenes,
bien “funky”, que son gente involucrada en la Internet y la censura
“online”. Busco una mezcla de colaboradores de alto perfil. Por ejemplo,
en el primer número de 2010 logramos una exclusiva con Google, que fue
muy bueno e interesante, e incluimos un extracto de una nueva obra
teatral del autor británico de origen sikh, Gurpreet Kaur Batí, cuya
obra Behzti (Deshonor) fue censurada en varios países. Tuvimos una muy
buena nota de uno de los principales expertos sobre censura en Internet,
Ron Deibert, de Canadá. Por lo tanto es cuestión de mantener esa mezcla
de Google, obras teatrales y análisis. Eso es lo que Index on
Censorship siempre ha hecho, ahora y desde el comienzo. Cuando miro las
viejas ediciones veo una publicación bien hecha, un registro de la
historia de las últimas cuatro décadas. La lista de gente que ha escrito
para Index es impresionante. Siento que todo eso me recuerda
constantemente los niveles y la historia que debo sostener.</p>
<p><strong>–Usted dijo antes que más y más gente y sitios están
tratando el tema de la censura. ¿No surge ahora el problema que puede
haber una saturación, hasta un aburrimiento?</strong></p>
<p>–No creo. Lo que Internet ha hecho es cambiar la mirada en muchas
formas y constantemente está disparando hacia adelante para modificarse y
cambiar las formas de ver. En algún momento hace un tiempo un autor
teatral pudo haber causado espanto, digamos con la producción de Los
romanos en Inglaterra (1980), de Howard Brenton, en el teatro Nacional, y
que trataba a la homosexualidad muy abiertamente. También estuvo Jerry
Springer, la Opera (2003), de Richard Thomas y Steward Lee –notable por
su contenido profano– que ofendió a muchos grupos cristianos que dijeron
que era blasfemia. Hoy una obra teatral ofende a pocos. Quizá
deberíamos decir “la censura se ha democratizado”, porque todos pueden
enviar su reproche al sitio del diario The Guardian. La gente tiene una
experiencia mucho más directa de la censura y de las restricciones que
los afectan a ellos. Ese no era el caso hace algunas décadas cuando en
realidad la censura sólo afectaba a un grupo reducido de personas,
digamos que a una elite, que podía decidir los cortes y recortes que
debían hacer. En contraste ahora hay un público mucho más grande y más
joven. Y eso significa que Index on Censorship tiene mucho más que
hacer. En nuestra campaña contra la ley de difamación nos encontramos
con que el gobierno todavía piensa que cambiar las leyes es darles un
cheque en blanco a los medios. Lo que pudimos demostrar en nuestra
acción con la organización Sensatez en la Ciencia es que hay
científicos, académicos, bloggers y una masa de gente que están
maniatados por las leyes sobre difamación. Internet ha jugado un rol
dramático en la ampliación de la participación pública. La edición que
le dedicamos a la tecnología (esa primera de 2010) es de interés para
mucha gente muy diferente, más allá de aquel público tradicional y
liberal de Index on Censorship que quiere ver cubiertos casos e
incidentes específicos con su consiguiente acción. Permanecen los viejos
frentes de combate, el estilo de problemas de “antes” persiste en
Rusia, Sri Lanka, Burma, China, las Filipinas... Pero en muchas partes
del mundo también parece que la gente se siente más hostil que afín a la
libertad de expresión. Quizá sea eso también producto de un público más
amplio.</p>
<p><strong>–Suponemos que el público que reclama el cuidado de la moralidad es tan grande como siempre.</strong></p>
<p>–Creo que lo es: el argumento moral es más estridente, más intenso,
pero también es porque es más difícil ahora censurar lo que sea que a un
grupo no le guste... Los DVD, YouTube, etc. Es más difícil para los
padres proteger a sus hijos contra la invasión de la información no
deseada a la que los chicos pueden acceder. Por eso, la protección de
los niños se ha transformado en un aspecto importante a favor de la
censura. Hemos visto acción judicial contra jóvenes que bajaron material
que alentaba la violencia e incluía indicaciones específicas para el
terrorismo. Ha surgido una oposición furiosa contra todo eso. También
hemos visto que resurgen interrogantes en torno de la obscenidad. Hubo
un proceso hace dos años en que un empleado público subió material
obsceno a Internet. El juzgado rechazó el caso, pero los límites están
bajo prueba continua. El estudio, monitoreo y seguimiento de la censura
es una acción que nos tiene corriendo todo el tiempo.</p>
</div><br><a href="http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/dialogos/21-154708.html">http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/dialogos/21-154708.html</a><br><br><br>-- <br>Pablo Manuel Rizzo<br>-------------------------------<br>
<a href="http://pablorizzo.com">http://pablorizzo.com</a><br>-------------------------------<br><br><br>