[Solar-general] De ciberlibertarios a ciberdictadores.

Pablo Manuel Rizzo info en pablorizzo.com
Lun Mayo 4 23:50:10 CEST 2009


Qué interesante! Se me había pasado este correo, quizá ese día estuve ocupado.


De paso les comparto este enlace un poco relacionado:

http://www.flickr.com/photos/legofesto/show/with/2381274546/


2009/3/13 Diego Saravia <dsa en unsa.edu.ar>:
> para pensar
>
>  “En el principio... fue la línea de comandos”
> ===============================================================================================
>
>
> http://www.kriptopolis.org/resistencia-digital-y-derechos-humanos
>
>
> Por Carlos Sánchez Almeida.
> Conferencia en La Casa Encendida, Madrid, 12 de Marzo de 2009, 19:30.
>
>    "¿Cómo se da forma a un libro de resistencia, un libro de verdad
> en un imperio de falsedad, o un libro de rectitud en un imperio de
> crueles mentiras? ¿Cómo se puede hacer esto delante mismo del enemigo?
>
>    No a la antigua, escribiendo en el cuarto de baño, así que, ¿cómo
> se puede hacer esto en un Estado tecnológico futuro? ¿Es posible que
> la libertad y la independencia se manifiesten de maneras y en
> condiciones nuevas? Es decir, ¿sofocarán las futuras tiranías estas
> formas de protesta? ¿O el espíritu engendrará nuevas respuestas que
> ahora mismo no podemos ni imaginar?"
>
>    -- Philip K. Dick, en una entrevista de 1974
>
>
> 0. Una advertencia previa sobre mi particular concepto del Derecho.
>
> No soy un filósofo, y tampoco me considero un jurista. Me hubiese
> gustado dedicarme a algo distinto de lo que hago, pero
> desgraciadamente para mí y para el resto de la sociedad, he acabado
> ejerciendo de abogado. Cuando me pongo la toga me siento como se
> debería sentir dentro de su sotana un sacerdote ateo: yo tampoco tengo
> fe alguna en el Derecho. Las leyes sólo son las herramientas con las
> que me gano la vida.
>
> Considero que, al igual que la política y la tecnología, el Derecho
> sólo es la continuación de la guerra por otros medios: la ley no es
> nada más que la expresión reglada de un conflicto social. No hay nada
> original en mi planteamiento: toda la historia de la cultura universal
> se basa en nuevas versiones de antiguas ideas y de antiguas guerras,
> en una tradición que une a Von Clausewitz con Sun Tzu y a Carlos Marx
> con Heráclito.
>
> Mi socio y colega –y sin embargo amigo- Javier Maestre lo diría con un
> lenguaje más alambicado. Con mucha retranca, él hablaría de la
> "normatividad inmanente de lo fáctico" a la hora de considerar el
> derecho de conquista que determina, por ejemplo, el derecho de
> propiedad sobre los recursos energéticos del planeta: los yacimientos
> son de aquel que pone los tanques sobre el terreno. Después llegan los
> juristas y redactan constituciones a medida del vencedor.
>
> Así es y así ha sido siempre. Por eso no creo en más derechos que
> aquellos que podamos conquistar por nuestras propias fuerzas. Ésa y no
> otra ha sido la historia por la conquista de los derechos humanos...
>
>
> 1. La conquista de los derechos humanos y la teoría de sus cuatro generaciones.
>
> Se atribuye a Karel Vasak, primer Secretario General del Instituto
> Internacional de Derechos Humanos, la formulación de la teoría de las
> tres generaciones de derechos humanos, inspirada por los tres colores
> de la bandera francesa y los tres principios de la revolución
> burguesa: libertad, igualdad y fraternidad.
>
> Ningún derecho se consiguió sin lucha: todos ellos fueron
> conquistados, arrancándoselos al poder establecido. Su plasmación es
> un nuevo pacto social, un acuerdo convencional que sólo se firma
> después de un desafío. En unas ocasiones, es un pacto con el antiguo
> poder. En otras, es el derecho que se otorgan los vencedores, su forma
> de repartirse el botín.
>
> La primera generación de derechos humanos, que a efectos estrictamente
> dialécticos denominaremos “de la libertad”, es una conquista de la
> burguesía ascendente frente al antiguo régimen. Son los derechos que
> se plasman en las declaraciones de la revolución norteamericana y
> francesa. Derechos civiles y políticos.
>
> Derechos civiles, como la libertad individual, libertad de pensamiento
> y conciencia, libertad de expresión, libertad de reunión y
> asociación... Derechos herramienta, exigidos por la burguesía del
> siglo XVIII.
>
> También la primera generación trae derechos políticos, como el derecho
> al voto, que ya nos dan una pista de quién ejerce realmente el poder y
> quién redacta las constituciones: el sufragio inicialmente es
> censitario, limitado a hombres que cumplan unos requisitos de nivel de
> instrucción, renta y clase social. Sólo después de largas luchas se
> conseguirá el sufragio universal.
>
> La segunda generación de derechos humanos, derechos sociales o “de la
> igualdad”, viene auspiciada por el movimiento obrero del siglo XIX. Se
> trata de los derechos exigidos por las clases sociales que se
> enfrentarán a la burguesía dominante: derecho a un trabajo digno y a
> la seguridad social, derecho a formar sindicatos, derecho a un nivel
> de vida adecuado, derecho a la salud, derecho a la alimentación,
> derecho a la educación… Derechos exigidos para los obreros varones de
> las metrópolis, que sólo mucho más tarde llegarán a las mujeres y a
> los explotados habitantes de las colonias.
>
> La tercera generación de derechos humanos, o derechos “de la
> solidaridad”, son los derechos exigidos por distintos colectivos
> humanos, que plasman el retrato de las diferentes formas de
> discriminación: por razón de sexo, grupos de edad, minorías étnicas y
> religiosas, origen geográfico. Son los derechos a la protección del
> medio ambiente, a la conservación del patrimonio cultural, a la
> diversidad, etcétera... Los derechos que expresan el conflicto
> Norte-Sur.
>
> Siguiendo con la clasificación generacional establecida por Vasak, el
> profesor de ética y sociología Javier Bustamante ha formulado en
> diferentes trabajos una nueva teoría: la eclosión de una cuarta
> generación de derechos humanos, el gran reto del siglo XXI. Los
> derechos humanos del ciberespacio, que no serían sino las nuevas
> formas que cobra el ejercicio de los derechos de primera, segunda y
> tercera generación dentro del Estado tecnológico avanzado.
>
> Bien, hasta aquí las clasificaciones académicas. Personalmente pienso,
> y siempre he pensado, que los ciberderechos no existen. No creo que
> existan unos ciberderechos virtuales, al margen de los que están
> recogidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. La Red no
> es un mundo nuevo: es el tejido neuronal del mundo real. No puede
> separarse la reivindicación de los derechos digitales de los restantes
> derechos humanos, porque de una forma u otra estamos defendiendo lo
> mismo.
>
> Cuando hablamos de software libre, de acceso universal a la red,
> defendemos el principio de igualdad de oportunidades, así como el
> derecho a la educación y el derecho de acceso a la cultura. Cuando
> alguien niega que el correo electrónico de los trabajadores esté
> protegido por el secreto de correspondencia, o pone trabas a la
> criptografía, está vulnerando el derecho fundamental a la intimidad.
> Cuando se censura una página web sin las debidas garantías, se ataca
> la libertad de expresión, la libertad ideológica y religiosa. Cuando
> se detiene a un grupo de hackers por el hecho de serlo, y no por sus
> actos, se ofenden las libertades de reunión o asociación.
> Se pisotean a diario los derechos humanos, en la Red y fuera de ella.
> Se pisotean en las oficinas públicas y privadas, en las comisarías y
> en los juzgados. A los siervos del sistema se les llena la boca de
> Estado de Derecho, pero estamos viviendo una pantomima a escala
> global. Los ciberderechos no existen, como no existen más derechos
> humanos que los que podamos conquistar por nosotros mismos.
>
> Pero sucede que para conquistar los derechos en el mundo real, hoy
> disponemos de una herramienta extraordinariamente potente. Una
> herramienta que nos permite agrupar nuestras fuerzas desde el
> ciberespacio, y proyectarlas contra las tiranías del mundo real. Por
> eso hoy quiero contar la historia de un grupo de visionarios que en un
> momento histórico muy especial, tuvo una extraordinaria intuición de
> futuro.
> Fue una extraña amalgama de filósofos, libertarios, periodistas,
> tecnólogos, e incluso algún picapleitos despistado. Personas que
> tenían muy claro que ellos no llegarían a ver jamás la tierra
> prometida, ni serían los protagonistas de la revolución, por haber
> nacido demasiado tarde o demasiado pronto. Y que a pesar de ello,
> tomaron conciencia de lo que podía ocurrir, y sentaron las bases para
> transmitir a las futuras generaciones una herramienta revolucionaria.
> Una herramienta con la que transformar la Realidad.
>
> No eran psicohistoriadores: eran ciberactivistas.
>
>
> 2. ¿De dónde venimos? La pequeña historia del ciberactivismo español.
>
>    - ¿Se le ha ocurrido pensar, que las redes electrónicas pudieran
> corroer la infraestructura industrial y política de América, hasta el
> punto de hacerlas insostenibles e inútiles, y que el antiguo orden se
> derrumbe de bruces, como ha ocurrido en la Europa del Este?
>
>    - No, -dice Kapor secamente- pienso que es extraordinariamente
> poco probable. En parte porque hace diez o quince años, tuve las
> mismas esperanzas, acerca de las computadoras personales, que no se
> han cumplido en absoluto. -Sonríe irónicamente con los ojos
> entreabiertos-. Soy contrario a las tecno-utopías. Cada vez que me
> encuentro con una, o corro en dirección contraria o trato de acabar
> con ella.
>
>    Entonces caí en la cuenta, de que Mitch Kapor no busca un mundo
> más seguro para la democracia; y seguro que no lo busca para los
> anarquistas o utópicos -y menos aún, para los que acceden ilegalmente
> a las computadoras ajenas o los artistas del timo electrónico-. Lo que
> realmente desea es un mundo más seguro, para los futuros Mitch Kapor.
> Ese mundo de nodos descentralizados de pequeña escala, pero con acceso
> instantáneo y a lo mejor más brillante, será un entorno perfecto para
> un capitalismo mal dirigido, que ha hecho de Mitch Kapor lo que es
> hoy.
>
>    “La caza de hackers. Ley y desorden en la frontera electrónica”,
> Bruce Sterling, 1994.
>
> Han pasado quince años desde la publicación de "Hacker Crackdown", una
> crónica de la epopeya de los hackers y los libertarios civiles
> norteamericanos. Un texto traducido en su día al castellano por un
> grupo de voluntarios desde Kriptópolis. Releerlo hoy provoca una
> sensación agridulce, de dejà vu.
>
> Se ha escrito mucho ya sobre los orígenes de Internet, sobre los
> pioneros en la lucha por los ciberderechos, y se ha consolidado una
> abundante mitología al respecto. Pero ni el futuro será nunca como lo
> soñamos, ni el pasado fue tan épico como nos lo quisieron vender. La
> historia de la humanidad es la historia de la naturaleza humana: una
> historia de ambiciones mezquinas, donde un resultado final de aparente
> victoria sobre el medio natural, no es sino la consolidación de todos
> nuestros fracasos.
>
> Philip K. Dick nunca soñó con un futuro de ciudades perfectas. Siempre
> tuvo la intuición de que si conquistábamos el sistema solar, y aún
> toda la galaxia, sólo serviría para edificar peores suburbios. La peor
> de las utopías: una Vía Láctea víctima de la especulación
> inmobiliaria.
>
> La informática no nos ha hecho mejores: sólo más codiciosos.
>
>
> 2.1. El activismo norteamericano
>
>    Palo Alto es una ciudad del condado de Santa Clara, en el estado
> de California (Estados Unidos). Se encuentra en el Área de la Bahía de
> San Francisco, en el extremo norte de Silicon Valley, cerca de la
> Universidad Stanford (técnicamente la universidad está situada en
> Stanford). Varias compañías de tecnología como Hewlett-Packard o Xerox
> tienen oficinas en Palo Alto. Según el censo de 2000 tenía una
> población de 58.598, y en 2005 contaba con 56.982 habitantes.
>
>    Palo Alto se fundó en 1895. Es uno de los lugares más caros para
> vivir de los Estados Unidos, con viviendas de tamaño pequeño costando
> de 700 a 800 mil dólares. En Palo Alto también se encuentran las
> oficinas de Google, Inc. - Tech Manager y la compañía Facebook.
>
> La patria chica de Google y Facebook: eso es lo más importante que
> dice la Wikipedia en español sobre Palo Alto.
>
> Lo que no dice la Wikipedia, salvo que busquemos expresamente la
> entrada C.P.S.R., es que en Palo Alto, allá por 1981, un grupo de
> ciberparanoicos, preocupados por posibles tentativas que indujeran a
> guerras nucleares, acabó por formar un pequeño grupo de discusión, el
> cual se comunicaba a través de una Intranet en el Centro de
> Investigación de Xerox/PARC (Palo Alto); poco tiempo después se sumó a
> este grupo la colaboración de otros especialistas pertenecientes a la
> Universidad de Stanford. Había nacido Computer Professionals for
> Social Responsibility, posiblemente la primera organización
> ciberactivista de la historia.
>
> La obsesión de C.P.S.R., muy común durante la guerra fría, era evitar
> un mal uso de los sistemas críticos. Eran gente seria, muy distinta a
> los hackers chalados con sus locos cacharros que llegarían detrás,
> para llenar el mundo de oscuras BBS.
>
> Muchos recordamos con nostalgia aquellos viejos tiempos de módems
> chirriantes a altas horas de la madrugada. Módems que conectaban entre
> sí miles de BBS underground. Tiempos de blue box, de phreaking, de
> calling cards, de centralitas australianas desvencijadas que actuaban
> como pasarela para conectar gratis los continentes. Tiempos que no
> volverán.
>
> El F.B.I. acabó con muchos sueños utópicos, pero sus redadas contra
> los hackers movilizaron a personas con visión de futuro. Personas como
> Mitch Kapor, John Gilmore, y John Perry Barlow, que acabarían fundando
> la Electronic Frontier Foundation, una organización que supo
> capitalizar y rentabilizar el movimiento en pro de los ciberderechos,
> muy especialmente a partir del momento en que Internet llega al gran
> público.
>
> Como hito histórico del movimiento se puede reseñar la formación de la
> Global Internet Liberty Campaign, una iniciativa que agrupó a
> diferentes colectivos de defensa de derechos humanos en contra la Ley
> de Decencia en las Comunicaciones, ley mediante la que el gobierno
> Clinton intentó controlar la incipiente Internet. El fallo de la Corte
> del Distrito Este de Pensilvania, en el caso entre la American Civil
> Liberties Union versus Janet Reno, declaró la inconstitucionalidad de
> tal normativa, y fue un espaldarazo a la causa de la libertad de
> expresión en la Red:
> La ausencia de regulación gubernativa de los contenidos de Internet ha
> producido, incuestionablemente, una especie de caos, pero, como uno de
> los expertos propuestos por los demandantes indicó en el curso de la
> vista, lo que ha hecho de Internet un éxito es el caos que representa.
> La fuerza de Internet es ese caos.Como sea que la fuerza de Internet
> es el caos, la fuerza de nuestra libertad depende del caos y de la
> cacofonía de la expresión sin trabas que protege la Primera Enmienda.
>
> Y hasta aquí la épica de los tiempos heroicos, tan similar en su
> simbología a la de los Padres Fundadores de la Revolución Americana.
> Tan similar, que hasta tuvo su Declaración de Independencia del
> Ciberespacio, que contenía referencias a los juristas e ideólogos que
> cimentaron el constitucionalismo norteamericano: Jefferson,
> Washington, Mill, Madison, Tocqueville y Brandeis.
>
> De la ética protestante como espíritu del capitalismo, la
> posmodernidad nos llevaba a la ética hacker como espíritu de la
> sociedad de la información. Era un discurso muy atractivo, que vendía
> una cara amable del capitalismo avanzado, en forma de Globalización.
> Sobre unos cimientos revolucionarios, se podía construir un inmenso
> centro comercial a escala global: la imagen en realidad virtual del
> American Way of Life.
>
> Pero sucede que el mundo es complejo, y tiene muchas fronteras, aparte
> de las electrónicas. La más evidente es la diversidad cultural, que
> determina diferentes formas de expresión de la lucha por los
> ciberderechos, en función del desarrollo económico, social y
> tecnológico de cada país.
>
> Hablaremos pues de otra realidad mucho más cercana. Una realidad
> virtual llamada España.
>
>
> 2.2.Fronteras Electrónicas España, Free
>
>    Al principio, eran cuatro: DA5ID, Marco 13, Anabomber y Oscar 999.
> Compartían el juego de la identidad fingida (llamarse por sus apodos)
> y algunas nociones de la filosofía "ciberpunk": "Las tecnologías
> tienen un uso diferente y más radical que el que se puede hacer con el
> libro de instrucciones"(…)
>
>    “Viviendo en la frontera”, Mercè Molist.
>
> Si hay un personaje clave en el desarrollo de la cibercultura
> española, ese personaje es David Casacuberta, Da5id, primer presidente
> de Fronteras Electrónicas España, (Free). Una organización de
> ciberderechos, cuya actividad política se desarrolló entre 1996 y
> 2000, y que fue clave en la construcción de un pensamiento de defensa
> de los derechos humanos en el ámbito digital, cuya historia puede
> leerse en la magnífica iniciativa Hack Story:
>
>    En su época de mayor auge, FrEE congregó a unas 25 personas en su
> lista de organización interna y 420 estuvieron suscritas a su boletín
> electrónico semanal "FrEE-Noticias". Montó diversas campañas y emitía
> regularmente comunicados sobre temas de actualidad relacionados con
> ciberderechos, leyes, privacidad, criptografía y otros. En 1998, la
> Comisión de Internet del Senado español invitó a la organización a
> presentar sus posturas.
>
> Fronteras Electrónicas, pese a la coincidencia denominativa con la
> Electronic Frontier Foundation, rompió pronto sus lazos con la
> iniciativa norteamericana, debido a la diferencia de filosofía entre
> ambas organizaciones.
>
> El ciberactivismo norteamericano siempre tuvo un poderoso vínculo con
> la ideología “libertarian” de estirpe yanqui, que a su vez tiene
> fuertes raíces en sus férreos principios constitucionales: su
> particular concepto del free speech y de la Primera Enmienda, que
> tanto puede servir para defender la libertad de expresión como el
> revisionismo nazi o el Ku Klux Klan; su “privacy”, concebida como “el
> derecho a que nos dejen en paz”; su conquista de la Frontera, de los
> espacios abiertos, a golpe de rifle…
>
> Desde la perspectiva europea, no dejan de ser chocantes
> pronunciamientos como los del ideólogo hacker por antonomasia, Eric S.
> Raymond, anarcocapitalista y devoto de las armas de fuego, que tan
> pronto escribe obras cumbre del ciberactivismo, como sostiene
> peculiares opiniones sobre los musulmanes y la guerra de Irak. O poses
> como la de John Perry Barlow, candidato republicano en su Wyoming
> natal, como la que publicó New York Times Magazine, según indica
> Sterling en La Caza de Hackers:
>
>    Barlow ceñudo, severo paisaje nevado de Wyoming, con un largo
> abrigo negro, sombrero oscuro, un Macintosh SE30 apuntalado sobre una
> valla y un impresionante rifle de la frontera debajo del brazo, será
> la imagen individual más llamativa de la Caza de los Hackers.
>
> Ni Charlton Heston y la Asociación Nacional del Rifle llegaron tan
> lejos: ni tan siquiera un Ben-Hur octogenario llegaría a comparar el
> derecho a usar armas de fuego con el uso de ordenadores -como armas-
> frente al Estado opresor.
>
> Definitivamente, Fronteras Electrónicas España era más pacífica:
> quizás le faltaba el pelo de la dehesa. O quizás participaba del
> ancestral miedo ibérico a los correajes y a los jinetes nocturnos que
>
>    Pasan, si quieren pasar,
>    y ocultan en la cabeza
>    una vaga astronomía
>    de pistolas inconcretas.
>
> Libertarios, sí, pero a la española: en Free cabían todos, desde
> anarcosindicalistas a socialistas libertarios, pasando por liberales
> de derecha e izquierda de todo tipo de pelaje. Orígenes geográficos
> diversos: charros, castúos, andaluces, cántabros, catalanes, y gente
> tan de Bilbao, tan de Bilbao, que acabaron viviendo en Madrid. Todos
> ellos en asamblea digital permanente, construyendo algo que ni ellos
> mismos todavía entendían. Y lo más importante, algo inaudito teniendo
> en cuenta que eran españoles: tolerándose.
>
> Dejaron un buen número de comunicados, influyendo poderosamente en la
> declaración de derechos de Internet que elaboró la Comisión Especial
> de Redes Telemáticas del Senado español, comisión en la que David
> Casacuberta tuvo una intervención histórica.
>
> Fronteras Electrónicas España tomó en el año 2000 la decisión de
> autodisolverse, al cumplirse buena parte de sus objetivos
> fundacionales: conseguir que se considerase el ciberespacio como un
> terreno en el que son exigibles idénticos derechos constitucionales
> que en el mundo real. Hasta la aparición de Free, muchos
> administradores de sistemas –informáticos y políticos- seguían
> considerando que en las máquinas sólo habitaban unos y ceros, sobre
> los que podía decidirse con sólo pulsar un botón. Con la indiferencia
> del que aborta un proceso de datos.
>
> En sólo cuatro años, los unos y los ceros habían adquirido la
> ciudadanía digital.
>
>
> 2.3 La reivindicación del acceso universal y la formación de la
> Asociación de Internautas.
>
> Como ya he indicado, el ciberactivismo ibérico presenta un perfil
> distinto en muchos aspectos al norteamericano. Si aquel está
> fundamentalmente centrado en los derechos civiles y políticos “de
> primera generación”, las reivindicaciones hispanas siempre han
> presentado un cariz más social, haciendo mayor hincapié en los
> derechos “de la igualdad” y “de la solidaridad”. Los derechos humanos
> a la cultura y a la educación en el ámbito digital están condicionados
> por la calidad del acceso a la Red.
>
> A lo largo de la segunda mitad de los años 90, el gran caballo de
> batalla de los internautas españoles fue la reivindicación de la
> tarifa plana y el acceso universal a la Red. Telefónica consiguió
> agrupar en su contra a todos los internautas descontentos, que
> acabaron protagonizando huelgas de conexión en reivindicación de la
> tarifa plana.
>
> Como colofón del movimiento de protesta, el 10 de octubre de 1998 se
> fundaba la Asociación de Internautas, una organización creada en
> España el 10 de octubre de 1998 por militantes de diferentes
> colectivos (Fronteras Electrónicas-FrEE, Grupo Tarifa Plana,
> Plataforma La Huelga, Plataforma Tarifa Plana) con el fin de la
> reivindicar una tarifa plana universal y asequible por la red
> telefónica básica para las comunicaciones a través de Internet o de
> cualquier otra red de similares características, existente o que se
> pudiese crear en el futuro.
>
> Once años después, la Asociación de Internautas sigue en plena
> actividad, habiendo protagonizado innumerables reivindicaciones a
> favor de los ciberderechos, por la seguridad en la Red, contra el
> canon digital y a favor del derecho a la cultura.
>
> Todo gracias a la codicia de Telefónica: si la Asociación de
> Internautas no existiese, habría que volver a inventarla.
>
>
> 2.4. Kriptópolis y la LSSI.
>
> Si la fauna del ciberactivismo ibérico presenta características
> peculiares, un espécimen singular donde los haya es el internauta
> cántabro responsable de la administración de Kriptópolis. Después de
> una década tratándole, cruzando con él miles de correos electrónicos
> -cifrados y sin cifrar- uno aún no sabe por donde van a salir los
> rasgos atávicos prerromanos de tan curioso habitante de Santander.
>
> Cántabro también, y de Solares, es el actual Ministro español del
> Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tachaba desde la oposición a la
> LSSI como “Ley de censura del ciberespacio”, comprometiéndose en
> nombre de su partido a derogarla, una vez recuperasen el poder.
> Promesa que nunca se cumplió.
>
> La campaña contra la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información
> y de Comercio Electrónico –vulgo LSSI-, iniciada por Kriptópolis el 8
> de mayo de 2001, fue una gran movilización en contra de la censura en
> Internet, que llegó incluso a aparecer reflejada en la prensa
> internacional. Tuvo como origen la publicación del texto de un
> anteproyecto de ley por parte del entonces Ministerio de Ciencia y
> Tecnología, que despertó suspicacias por sus posibles efectos
> perversos en materia de libertad de expresión.
>
> A pesar del gran desgaste que el pulso contra la LSSI supuso para el
> movimiento ciberactivista, sus originales formas de protesta –recogida
> de firmas online, envíos masivos de correos electrónicos a distintas
> autoridades, campañas de banners- acabarían creando escuela en
> posteriores movilizaciones.
>
> La lucha contra la LSSI aportó otra gran enseñanza: si algo
> aprendieron los internautas, es que no se puede esperar absolutamente
> nada del poder político tradicional.
>
>
> 2.5. El frente de la privacidad.
>
> Otro rasgo diferenciador: frente a la paranoia antigubernamental de
> los colectivos norteamericanos, los ciberactivistas españoles siempre
> se han mostrado más combativos contra el espionaje corporativo de las
> grandes empresas.
>
> El control abusivo del correo de trabajadores centró las primeras
> escaramuzas en el campo de la privacidad. Una preocupación que hoy se
> antoja ingenua ante el extraordinario desarrollo de las técnicas de
> monitorización y cibervigilancia.
>
> La intimidad es un derecho en crisis, intensamente erosionado por el
> extraordinario auge de los reality shows y la telebasura del corazón.
> Hace apenas diez años, consideraríamos inverosímil que se pudiese
> autorizar la monitorización física mediante telefonía móvil. Hoy es
> algo trivial, la última moda en las redes sociales, y no será extraño
> encontrar empresas que intentan imponerlo como acuerdo complementario
> al contrato de trabajo.
>
> El posible depósito gubernamental de claves de cifrado generó en 1998
> protestas de Fronteras Electrónicas, y también en el año 2003 sendas
> campañas de la Asociación de Internautas y del capítulo español de
> CPSR.
>
> Hoy en día, rodeados del exhibicionismo impúdico de Flickr, Tuenti o
> Facebook, lo difícil es encontrar a alguien que todavía cifre su
> correo.
>
>
> 2.6. Software libre y “copyleft”.
>
> Hablar de software libre en España es hablar de Hispalinux, una
> asociación fundada en 1997 por entusiastas seguidores de las cuatro
> libertades básicas de los usuarios de software:
>
>    * La libertad de usar el programa, con cualquier propósito.
>    * La libertad de estudiar cómo funciona el programa, y adaptarlo a
> tus necesidades.
>    * La libertad de distribuir copias, con lo que puedes ayudar a tu vecino.
>    * La libertad de mejorar el programa y hacer públicas las mejoras
> a los demás, de modo que toda la comunidad se beneficie.
>
> Creada a imagen y semejanza de la Free Software Foundation de Richard
> Stallman, Hispalinux ha tenido una notable influencia en la promoción
> del software libre en las administraciones públicas, consiguiendo que
> diversas comunidades autónomas hayan impulsado distribuciones propias
> de Linux.
>
> En la línea ideológica del “copyleft”, cabe destacar también el papel
> desempeñado por Creative Commons España, responsable de la traducción
> y adaptación al derecho español de las licencias Creative Commons, así
> como la iniciativa Coloriuris, de raigambre autóctona. Ambas
> alternativas están siendo cada vez más utilizadas por diversas
> instituciones públicas.
>
> También dentro del movimiento por la libertad de copia y distribución
> de las creaciones culturales, han surgido iniciativas ciudadanas de
> todo tipo, como la Fundación Copyleft, el Partido Pirata o Exgae.net,
> preocupadas por el creciente seguidismo de los poderes públicos hacia
> las consignas de los lobbys de la propiedad intelectual.
>
>
> 2.7. Una mula pariendo libertad
>
> Cuenta Heródoto, en el tercero de sus libros de la Historia, la burla
> de los habitantes de Babilonia hacia el ejército que, a las órdenes de
> Darío, había cercado la ciudad. Gritaban desde las murallas: “Cuando
> paran las mulas, entonces nos rendiréis”. Sea verdad o leyenda –la
> mula es por lo general estéril-, nos refiere Heródoto que una mula
> parió, y tras ese parto monstruoso, cayó Babilonia.
>
> De igual manera se burlaban los defensores del copyright de las
> iniciativas copyleft. Hoy el copyright está sitiado, y la mula ha
> parido libertad.
>
> Así como Telefónica consiguió la unión de todos los internautas
> españoles por la tarifa plana, la SGAE tiene el indudable mérito de
> haber movilizado a gran parte de la sociedad española en pro del
> derecho de acceso la cultura, sin las trabas impuestas por la
> dictadura del copyright.
>
> A lo largo de los últimos años se ha vivido la más feroz de las
> guerras de Internet. Una guerra donde España se ha convertido en una
> de las puntas de lanza frente al imperialismo cultural impuesto por
> las multinacionales de la industria del entretenimiento. Hasta el
> punto de convertirnos en el centro de todas sus iras.
>
> Buena parte de culpa la tiene el “establishment” político y policial
> español, extraordinariamente solícito a la hora de aprobar leyes u
> organizar redadas en pro de los intereses corporativos de entidades de
> gestión, productoras discográficas y cinematográficas, así como de la
> boyante industria del videojuego.
>
> Pocas veces tanto esfuerzo legislativo y policial ha sido tan inútil:
> la letra del Boletín Oficial del Estado ha quedado en papel mojado,
> frente a la realidad de una Red en la que, merced a las aplicaciones
> P2P, se puede conseguir cualquier producto “cultural” de la industria
> del entretenimiento.
>
> Siempre, claro está, que el sufrido internauta pueda sufragar su
> conexión a Internet, y el alquiler o hipoteca de la casa donde está la
> conexión.
>
>
> 3. ¿Dónde estamos? El desencanto virtual.
>
>    Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que
> son el tener y el no tener, aunque ella al del tener se atenía; y el
> día de hoy, mi señor don Quijote, antes se toma el pulso al haber que
> al saber: un asno cubierto de oro parece mejor que un caballo
> enalbardado.
>
> Nunca nos regalan los derechos: o se conquistan, o se negocian. En
> cualquiera de los dos casos, nunca salen gratis: siempre hay que poner
> una libra de carne en la balanza.
> Las revueltas sociales de los siglos XIX y XX conformaron el mundo en
> que vivimos. A medida que el capitalismo se convertía en imperialismo,
> y el imperialismo en globalización, fue necesario el desarrollo de
> derechos sociales que permitiesen mejorar las condiciones de vida de
> la población del mundo occidental. Pero esos derechos tenían una
> contrapartida: se otorgaban a cambio de que los trabajadores
> consumiesen.
>
> Las luchas sociales se atenuaron, y durante las decenas de años que
> duró la guerra fría, la alianza del consumo y el mercado fraguó el
> gran triunfo del bloque occidental. Un triunfo que costó miles de
> millones de excluidos: más allá de las fronteras del próspero
> Occidente, las clases trabajadoras encargadas de aportar materia prima
> y fuerza de trabajo a la maquinaria del sistema, sólo podían aspirar
> al difícil equilibrio de derechos humanos y consumo si decidían
> emigrar.
>
> Todo iba bien en la sociedad de consumo... hasta que se dejó de consumir.
>
>
> 3.1. La subvención como subversión del pensamiento crítico.
>
>    La intención de la neolengua no era solamente proveer un medio de
> expresión a la cosmovisión y hábitos mentales propios de los devotos
> del Ingsoc, sino también imposibilitar otras formas de pensamiento. Lo
> que se pretendía era que una vez la neolengua fuera adoptada de una
> vez por todas y la vieja lengua olvidada, cualquier pensamiento
> herético, es decir, un pensamiento divergente de los principios del
> Ingsoc, fuera literalmente impensable, o por lo menos en tanto que el
> pensamiento depende de las palabras.
>
>    “Los principios de neolengua”, apéndice de 1984, George Orwell
>
> Si en algo ha mejorado la especie humana en los últimos decenios ha
> sido en el uso del lenguaje, y muy especialmente en su utilización por
> parte del poder. Es la seña de identidad del político profesional, el
> estigma de los elegidos, el aura que otorga al líder su carisma
> definitivo: el talento en la utilización de eufemismos.
>
> Hay un largo recorrido: antes de que se denominase “desaceleración” a
> la crisis económica, y “cohesión social” a la tregua en la lucha de
> clases, hubo grandes inventos, como denominar “coexistencia pacífica”
> a la guerra fría, o “países en vía de desarrollo” a la globalización
> de la miseria.
>
> El lenguaje políticamente correcto ha sido todo un hallazgo, y ha
> permitido la perpetuación en el poder de la clase política
> intermediaria que gestiona los desequilibrios del sistema. Un turnismo
> liberal-socialdemócrata unido por las comisiones y los eufemismos en
> lo universal.
>
> El dominio del “neolenguaje” es al político profesional lo que las
> oposiciones al funcionario: su garantía de un cargo vitalicio, del que
> sólo se verá apeado si abusa de la corrupción.
>
> Investido de su arsenal de eufemismos, el político occidental gestiona
> el sistema, siendo su principal misión evitar una excesiva fricción
> entre explotadores y explotados. Para ello cuenta con una variopinta
> gama de aliados, unidos en su extraordinario apego a la subvención. Y
> un objetivo común: la contención del pensamiento crítico.
>
> Vivimos en un mundo extraordinariamente complejo. Las jerarquías
> tradicionales han evolucionado con los sistemas políticos: Familia,
> Tribu, Iglesia, Estado, Banca Internacional... En ese largo camino,
> han ido apareciendo sucesivamente diferentes agentes sociales
> tributarios del poder. Antes de ser lo que son, fueron contrapoderes.
>
> Intelectuales y artistas con voz crítica, sindicatos libres y prensa
> independiente han sido históricamente un contrapeso del poder, el
> mejor antídoto contra cualquier dictadura. Y a la inversa:
> intelectuales orgánicos, artistas del régimen, sindicatos amarillos y
> prensa complaciente, los acólitos de la tiranía.
>
> Pues bien, estamos en un momento histórico en el que el poder político
> busca desesperadamente el silencio de artistas, prensa y sindicatos,
> mediante el uso de la subvención. Subvenciones en forma de leyes a
> medida, créditos oficiales, y un uso magnánimo de los presupuestos
> generales del Estado. El objetivo es impedir a toda costa que el
> descontento social causado por el empobrecimiento de la población
> llegue a las pantallas, a las canciones, a las portadas de los
> periódicos y a las pancartas de las manifestaciones.
>
>
> 3.2. Censura y menosprecio de la Red
>
> Los grandes grupos multimedia que controlan la inmensa mayoría de los
> medios de comunicación, y en particular las concesiones radiofónicas y
> televisivas, tienen un serio problema con Internet. Durante demasiado
> tiempo, el periodismo tradicional ha ejercido como intermediario entre
> el poder público y los ciudadanos, de la misma forma que el poder
> político ejerce como intermediario entre las diferentes fuerzas
> sociales. En esa capacidad de mediación reside la fuerza de ambos
> poderes.
>
> La aparición de Internet supone un cambio en las relaciones de poder,
> en la medida que provoca una paulatina desaparición de intermediarios,
> que no obstante nunca será total: hoy más que nunca es necesaria la
> existencia de comunicadores profesionales independientes, que ponderen
> el verdadero valor de cada noticia. Pero el acceso masivo a la Red
> provoca cambios en la anquilosada estructura de los medios de
> comunicación de masas. Y esos cambios son observados primero con
> recelo, después con miedo, y más tarde con desesperación. Todo lo cual
> acaba propiciando una respuesta extraordinariamente agresiva frente a
> la Red.
>
> A lo largo de los últimos años se han ido sucediendo medidas legales
> con un solo objetivo: endurecer el control administrativo sobre
> Internet. Medidas legales que han sido sistemáticamente aplaudidas por
> los mismos medios que demonizaban la Red desde los telediarios en
> prime time.
>
>
> 3.3. De ciberlibertarios a ciberdictadores.
>
> El miedo es una emoción primaria, y como tal emoción, en ocasiones
> sobrevive a la causa que lo originó. Una vez instalado el terror a
> Internet, la mala prensa sobre la Red se convierte en un lugar común.
> Y queda grabado a fuego en el inconsciente colectivo de los mass
> media, por mucho que cambie la Red.
>
> Y la cuestión es que ha cambiado mucho. Internet ya no es el paraíso
> libertario de los orígenes: el dinero lo cambió todo.
>
> Los años 90 vivieron los grandes “ciberpelotazos” de las operadoras de
> telecomunicaciones, y acabaron por hinchar la burbuja especulativa que
> provocó la caída de las puntocom. Pero el gusto por el dinero fácil
> nunca desaparece, sólo cambia de forma.
>
> En el camino, desaparecen muchos principios altruistas. No hay nada
> que no esté contado ya: es la historia de las grandes corporaciones
> tecnológicas, de Microsoft a Google. Cuando los derechos humanos, en
> China o en cualquier parte del mundo, pueden representar un obstáculo
> para el negocio, las sociedades mercantiles actúan conforme a su
> naturaleza profunda.
>
> He hablado de Microsoft y Google por lo que representan, cada una en
> su campo. El control del código binario -la verdadera ley de Internet-
> en el caso de la primera. El control de los impulsos primarios del
> público, en el caso de la segunda. El control del mercado y de la
> privacidad en todos los casos.
>
> Pero tal como es arriba es abajo. Y junto a los grandes hermanos
> políticos, mediáticos y tecnológicos, progresan como musarañas
> evolutivas decenas de miles de pequeños hermanos. Cada uno de ellos
> con un pan bajo el brazo, y un patológico desprecio por todos los
> ciberderechos que no sean el suyo: la privacidad y la libertad de
> expresión de los usuarios no es una de sus prioridades.
>
> Blogs, redes sociales, web 2.0. Muchas formas de denominar la
> conversación masiva entre usuarios, que algunos aspiran a dirigir
> desde sus pequeñas tribunas mediáticas. Como quien intenta surfear
> sobre un tsunami.
>
> El fenómeno de las redes sociales ha monopolizado buena parte de las
> noticias sobre Internet en los últimos años, siendo especialmente
> significativas las agresiones a la privacidad. Fotos y vídeos de
> menores han proliferado por doquier, en un viaje sin retorno desde la
> Red a la telebasura y los titulares amarillistas.
>
> No menos preocupante han sido los intentos de apropiarse de la
> creación individual y colectiva de los usuarios, con imposiciones
> unilaterales de cláusulas abusivas, como la que dio origen a la
> revuelta contra Facebook. Un movimiento social esperanzador, éste
> último, pero limitado por el momento al ámbito de la Red.
>
> En el campo de la blogosfera, muchas desilusiones en el terreno
> español. Quizás esperábamos mucho más de la juventud y espontaneidad
> del medio: como muchos de sus protagonistas, la blogosfera ibérica ha
> envejecido muy pronto y muy mal. Los blogs and beers son terribles
> para los michelines, especialmente los del alma.
>
> En fin, quién sabe: quizás desde la web 2.0 española se repita alguno
> de los gloriosos ciberpelotazos de los 90, pero por el momento se ha
> conseguido más bien poco. Algún viaje -de ida y vuelta- de los blogs a
> los grupos mediáticos, alguna conferencia, alguna cena. Y algún efecto
> divertido, como el repentino interés de los políticos profesionales
> por el diseño de blogs: síntoma inequívoco de que la cosa se está
> poniendo de un rancio que asusta.
>
>
> 4. ¿A dónde vamos? El gran reto del ciberactivismo: asaltar la Realidad.
>
>    Si los poetas son los legisladores no reconocidos del mundo, los
> escritores de ciencia ficción son sus bufones de corte. Somos Payasos
> Sabios que podemos saltar, dar cabriolas, hacer profecías y rascarnos
> en público. Podemos jugar con Grandes Ideas porque el extravagante
> colorido de nuestros orígenes de revista barata nos hace parecer
> inofensivos.
>
>    Bruce Sterling, en el prólogo a “Quemando Cromo”, de William Gibson.
>
> Les advertía al principio sobre mi escaso bagaje filosófico y mi
> descreimiento jurídico. A ello debo añadir que no aspiro tampoco al
> puesto de profeta o gurú de la revuelta. En primer lugar, porque ya
> sobran candidatos para ello. Pero la razón más importante es que los
> escritores de ciencia ficción ya nos advirtieron de lo que vendría:
> como eran bufones de corte despreciados por los artistas del régimen,
> no les hicimos caso.
>
> Si quieren saber lo que va a pasar, lean a Dick, a Scott Card, al
> propio Sterling: la realidad superará con mucho la ficción. El ser
> humano no ha llegado por casualidad a donde está: el momento histórico
> en el que puede decidir si arruina definitivamente el planeta, o le da
> una oportunidad controlando su propia evolución. Y aún así, dudo mucho
> que la ingeniería genética sea capaz de suprimir la codicia en
> nuestros genes.
>
> Internet es una extensión de la naturaleza humana, y como tal está
> condicionada por nuestros más bajos instintos. Los intentos del poder
> político por controlarla no harán sino empeorar el resultado. Mientras
> tanto, nos quedan por delante décadas de diversión.
>
>
> 4.1. La paulatina reconversión de los intermediarios.
>
> Los intermediarios nunca desaparecerán del todo, pero si algo permite
> Internet es suprimir las barreras artificiales en la comunicación
> entre personas, y con ellas, la posición de privilegio que han venido
> desempeñando determinados profesionales de la política, la economía y
> la información.
>
> Podemos tener un tímido indicio de lo que está por venir observando
> los bruscos cambios que afronta la industria del entretenimiento. Su
> función moduladora de los gustos del público está siendo muy
> condicionada por las inmensas posibilidades que ofrece Internet para
> el acceso a todo tipo de contenidos. Es posible una comunicación
> directa entre creadores y público, especialmente cuando los límites
> entre ambos roles tienden a difuminarse.
>
> ¿Desaparecerán por el camino los gestores culturales especializados en
> el adoctrinamiento de masas? ¿Sustituirán las compañías de
> telecomunicaciones a las grandes productoras de contenidos musicales y
> cinematográficos? El resultado de la batalla es incierto, pero si algo
> está claro es que se reducirá el número de intermediarios.
>
> Idéntico adelgazamiento está experimentando ya la industria de la
> información. El aumento de competidores en todos los frentes ha
> propiciado una guerra de precios en la industria publicitaria, que
> amenaza con arrastrar tras de sí a históricas cabeceras periodísticas.
> Y sólo es el comienzo.
>
> Observando lo que ocurre en el campo del entretenimiento y la
> información ¿cabe una extrapolación al terreno político? La relación
> entre electores y elegidos, la conformación de nuestro
> parlamentarismo, se basa en modelos de la sociedad agraria y
> preindustrial de finales del siglo XVIII. ¿Está justificado mantener
> dicho modelo en un mundo en que los ciudadanos pueden relacionarse
> directamente con el poder?
>
> Es más ¿está justificada la opacidad y la burocracia de la
> Administración? ¿No sería más democrática y transparente una
> Administración donde todos los ciudadanos tuviesen acceso a toda la
> información sobre los concursos públicos?
>
> La velocidad de las comunicaciones trastocará necesariamente las
> relaciones económicas. Las grandes empresas de distribución, que
> imponen su particular dictadura tanto a productores como a
> consumidores, quizás tengan menos sentido cuando el comercio
> electrónico acerque de verdad a los dos extremos de la cadena
> económica.
>
> Pero al mismo tiempo que unos intermediarios se extinguen, aparecen
> nuevas oportunidades de negocio. Pensemos, por ejemplo, en el caso de
> la AppStore, y las inmensas posibilidades que puede ofrecer en otros
> sectores: intermediarios que ponen en contacto directo al creador de
> contenidos con sus consumidores.
>
> ¿Es posible trasladar un negocio similar al ámbito financiero,
> intermediando entre los titulares de depósitos y las personas
> necesitadas de crédito? ¿Toleraría el sistema una banca P2P?
>
> En este momento, todo son hipótesis de futuros posibles. En lo único
> que podemos estar seguros, es que la brecha digital no hará sino
> aumentar la distancia entre las sociedades avanzadas y el enorme
> ejército de los excluidos.
>
>
> 4.2. Herramientas para la resistencia.
>
> La caída de los regímenes comunistas, junto a innegables mejoras en el
> acceso de su población a los derechos civiles y políticos, nos
> enfrentó de bruces a una amarga realidad: cuando cae el aparato
> burocrático de un Estado, es sustituido de inmediato por un aparato no
> menos corrupto: el de las mafias.
>
> La corrupción, endémica en los sistemas políticos autoritarios, es
> también creciente en las democracias formales. Si bien es cierto que a
> mayor poder, mayor corrupción, no es menos cierto que la
> descentralización del poder conlleva la diseminación de la corrupción
> en una economía de escala.
>
> Cuando los contrapesos entre los diferentes poderes del estado no son
> suficientes para contener la corrupción, los ciudadanos pueden acabar
> viéndose obligados a ventilar el sistema: se hace muy difícil convivir
> con la mordida institucionalizada. En esas circunstancias es cuando se
> evidencia el poder revolucionario de la Red, como herramienta al
> servicio de la ciudadanía.
>
> La tecnología desempeñó un papel muy relevante en los últimos días del
> gabinete Aznar. Tras las grandes movilizaciones contra la guerra de
> Irak, propiciadas desde listas de correo de Internet, los idus de
> marzo conocieron dos caras terribles de la telefonía GSM: su
> utilización como detonador, y su alternativa liberadora en la
> convocatoria de “flash mobs”.
>
> Las nuevas tecnologías cambian la forma de ejercer los derechos. Pero
> en última instancia, los derechos de reunión y manifestación quedan en
> letra muerta si no se ejercitan: de nada nos sirven si no pensamos
> movernos del sillón.
>
> Quizás el gran reto del siglo XXI no sea más que éste: entender que no
> podemos confiar en nadie más que en nosotros mismos. Entender que si
> de verdad es cierto que la soberanía reside en el pueblo, ha llegado
> la hora de que el pueblo ejerza sus propias responsabilidades de forma
> directa, sin delegaciones ni intermediarios.
>
> Más allá de la crisis económica, vivimos una crisis de sistema.
> Nuestros intermediarios políticos han demostrado su inutilidad para
> gestionar los inmensos desequilibrios que genera un sistema social
> injusto. Pero de poco sirve quejarnos de ellos, mientras nos
> desentendemos de la toma de decisiones que sólo a nosotros nos
> corresponden.
>
> Sólo cuando el Estado y el Mercado nos dejen sin protección social,
> empezaremos a entender que sólo somos partículas elementales, que nada
> pueden conseguir en solitario. Tenemos que reconstruir en el mundo
> real, y no sólo en Internet, las redes sociales destruidas por el
> individualismo salvaje. Y eso sólo puede hacerse llevando nuestra
> asamblea virtual permanente a las calles, a las fábricas, a los
> despachos.
>
> Ha llegado el momento de que los habitantes de la sociedad conectada
> se pongan de pie, abandonando el sedentarismo del consumidor
> indolente. Las pantallas son armas de doble uso: pueden servir tanto
> para comunicarnos como para encadenarnos. De nosotros depende, en
> última instancia, escoger el camino.
>
> Tenemos las herramientas, Internet y los ciberderechos: ha llegado la
> hora de utilizarlas en el mundo real. Comenzaba esta conferencia con
> una cita de Philip K. Dick, quien nos dejó antes de morir una pregunta
> sin contestar. Quizás su respuesta esté en las palabras de otro gran
> autor de ciencia ficción, con las que finaliza su obra más cercana a
> la realidad.
>
> Les dejo con Neal Stephenson, “En el principio... fue la línea de comandos”:
>
>    “¿Qué diría el ingeniero, una vez hubieras explicado tu problema y
> enumerado todas las insatisfacciones de tu vida? Probablemente te
> diría que la vida es una cosa muy difícil y complicada; que ninguna
> interfaz puede cambiar eso; que cualquiera que crea lo contrario es un
> imbécil; y que si no te gusta que escojan por ti, deberías empezar a
> elegir por ti mismo.”
>
> Carlos Sánchez Almeida.
> La Casa Encendida, Madrid, 12 de Marzo de 2009
>
> --
> Diego Saravia
> Diego.Saravia en gmail.com
> NO FUNCIONA->dsa en unsa.edu.ar
>
>
> _______________________________________________
> Solar-general mailing list
> Solar-general en lists.ourproject.org
> https://lists.ourproject.org/cgi-bin/mailman/listinfo/solar-general
>



-- 
Pablo Manuel Rizzo
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