[Solar-general] Impresionante, campo y golpista venezolano

Diego Saravia dsa en unsa.edu.ar
Mar Jul 15 17:26:05 CEST 2008


http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-107831-2008-07-15.html

carmona fue presidente por dos dias en venezuela durante el fallido
golpe contra chavez, su primer medida fue disolver la justicia, el
parlamento, etc


---------- Mensaje reenviado ----------
De: Eduardo Sigal



Martes, 15 de Julio de 2008

De golpes, Carmonas y tiros por la culata

Por Mempo Giardinelli
La imagen del golpista venezolano Pedro Carmona emerge detrás de los
ruralistas Luciano Miguens, Mario Llambías, Eduardo Buzzi y Hugo
Biolcati.

¿Qué nos dirán ahora a los que desde hace cuatro meses hablamos de
golpe y alertamos sobre el peligro que corre nuestra democracia?

Porque ahora está más claro que nunca: este conflicto no es por las
retenciones, ni por una ley, ni por "el campo", sino por el modelo
económico y el poder político.

Hace más de cien días, los que hablábamos de golpe éramos considerados
poco menos que locos. Muy bien, no hablemos más de golpe. Pero miren
alrededor. Aquí lo que se juega es la democracia. Si gana el No en el
Senado y retornan los monstruos del pasado –hoy nucleados con
inesperada astucia por la Sociedad Rural, una Federación Agraria que
traicionó su historia gracias al señor Buzzi y un movimiento
protofascista de pseudo autoconvocados liderado por el actual favorito
de los medios del sistema conservador, el señor De Angeli–, pobrecito
nuestro país.

Si ganan en el Senado van a pedir la renuncia de CFK. Quizá no al día
siguiente, pero seguirán esmerilando al Gobierno hasta que, acaso,
caiga.

Y si pierden y sale la ley como está, van a patotear a la Corte
Suprema como hicieron con gobernadores, intendentes, diputados y
senadores. Y no nos extrañemos si en algún momento son capaces de
llamar a una huelga general para "carmonizar" a la República,
llevándonos a una venezolanización, pero no porque los K sean como
Hugo Chávez sino porque alrededor de la SRA se nuclea lo que ya puede
ser considerado el Carmonismo Argentino. Sólo faltará ver entonces
quién será el Pedro Carmona vernáculo.

Con ellos, detrás de ellos, desgraciadamente, hay mucha gente honesta
y trabajadora, de buenas intenciones, pero fanatizada contra los K,
soliviantados todos por los medios que difunden los apocalípticos
discursos de Carrió, los Rodríguez Saá, Duhalde, De la Sota, Cecilia
Pando, Schiaretti, el coronel Reimundes, Reutemann, la peor izquierda
insurreccional y oportunista, el Partido Socialista nuevamente
dividido y –para completar el cuadro– los restos de un radicalismo que
desdichadamente perdió la brújula política. Porque hoy los radicales
deberían estar críticamente del lado de las instituciones, como lo
estuvo hace dos décadas Cafiero al lado de Alfonsín cuando los ataques
carapintadas. Y no del lado de la destitución neogolpista, como en los
peores capítulos de la historia de la UCR.

Es claro que no es políticamente correcto hablar de golpe, pero esto
se le parece demasiado. Ni militar, ni de mercado, como tantas otras
veces, éste sería un golpe de Estado de nuevo cuño, de accionar
inédito, mediáticamente estimulado y con la misma ideología
reaccionaria y neoliberal que ya padecimos.

Por eso, todas las concesiones que hizo CFK en estos meses ya no
interesan. Lo que quieren es otro gobierno, uno que retroceda 15 años
y restituya el modelo neoliberal del menemismo. E incluso muchos
–aunque no lo confiesen– preferirían el autoritarismo de 30 años
atrás.

Nada de eso quieren las grandes mayorías argentinas, y en particular
el pobrerío nacional, que es el convidado de piedra de esta crisis
miserable.

Se equivoca Lilita Carrió cuando dice que en contra de la ley que
votará el Senado está "el 70 por ciento de nuestra sociedad". Ese
disparate deviene de que no conoce el interior del país y ahora se
rodea sólo de la paquetería porteña. Pero más yerra cuando dice que
"estamos en manos de un gobierno profundamente autoritario", porque si
hay algo de lo que no se puede acusar a los K es de autoritarismo.
¿Cuál? No ha habido represión en cinco años, ni un solo muerto en
piquetes y manifestaciones políticas. Hay, y está a la vista, una
libertad de prensa como jamás hubo en la Argentina. Se pusieron en
marcha juicios ejemplares que antes se negaban. Se garantizó la
expresión de todas y cada una de las protestas callejeras, en todo el
país. Y CFK casi no firmó decretos de necesidad y urgencia. ¿De qué
autoritarismo habla Lilita? No puedo creer que se haya olvidado del de
Menem, o el de su ex correligionario De la Rúa.

No integro la llamada Carta Abierta, pero comparto muchas de sus
posiciones. Yo también defiendo en este momento al gobierno K, a pesar
de sus innumerables torpezas, de sus incongruencias, de su vocación de
suicidio comunicacional, de sus permanentes metidas de pata, de sus
necedades y falta de transparencia, y a pesar incluso de figuras
irritantes como los señores Moreno, Jaime, D'Elía o De Vido, entre
otros.

El fondo de la cuestión es que los patrones rurales y la oposición
resucitada no vienen a derogar la 125; vienen por el gobierno que los
votos no les dieron en diciembre pasado. Y que no les dan jamás, de
hecho, y ésa es la razón única y profunda por la cual siempre acaban
promoviendo golpes de Estado. Pero como el mote de golpistas no les
gusta, la bestia negra del agrarismo dice que el golpe "es una
invención de los K porque no saben cómo gobernar". Sería gracioso si
no fuese un argumento tan cretino y mentiroso.

Es hora de dejar de lado frivolidades como la indumentaria o el estilo
de CFK, el gobierno dual o la injerencia del "ex presidente en
funciones", como machaca diariamente desde hace meses el dirigente
periodístico Nelson Castro. Todo eso es distractivo, provocador y
necio. Lo que hay que discutir es cómo mejorar el presente de un
gobierno también necio y encima atontado, y cómo evitar que la
República Argentina padezca otro gobierno neoliberal si cae Cristina
–digo, es un decir, si cae– que nos retrotraiga a las políticas
neoliberales de los '90, como bien escribió ayer Eduardo Aliverti.

Eso es lo que ocultan los rentistas del agro, y eso es lo que
perjudicará y condenará a la inmensa mayoría de los bienintencionados
que esta tarde probablemente estén en el acto de Palermo. Ciegos, no
ven que mientras la democracia sigue en riesgo, si se cambia este
gobierno a muchos de ellos les va a salir el tiro por la culata por
apoyar a sus verdugos. Como pasó tantas veces; la última, en marzo de
1976.


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Diego Saravia
Diego.Saravia en gmail.com
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