[Solar-general] internet en cuba: mentiras de la prensa libre
Marcos Guglielmetti
marcospcmusica en gmail.com
Lun Feb 18 22:18:35 CET 2008
El Lunes, 18 de Febrero de 2008 19:01, Diego Saravia escribió:
| > espero que sirva tambien para aclarar el punto que dentro de la
| > teoria marxista es estado es una herramienta transitoria elegida
| > por razones pragmaticas y no filosoficas, que finalmente debe
| > ser abolido o minimizado
| >
| > saludos!
|
| claro cuando se hayan aniquilado todas las otras clases sociales y
| solo existan trabajadores
|
| el utlimo acto de la dictadura del proletariado debe ser disolver
| el estado, pero falta mucho para eso
¿Por qué se da por descontado que ocurrirá?
(copio desde libro de texto, valórese el esfuerzo :P )
LA PROFECÍA REVOLUCIONARIA
"La profecía de Marx es también revolucionaria en su principio. Si
toda la realidad humana tiene su origen en las relaciones de
producción, el devenir histórico es revolucionario, puesto que la
economía lo es. En cada nivel de producción la economía suscita los
antagonismos que destruyen, en provecho de un nivel superior de
producción, a la sociedad correspondiente. El capitalismo es el
último de estos estadios de producción porque produce las condiciones
en que todo antagonismo se resolverá, y ya no habrá economía. Ese día
nuestra historia se convertirá en prehistoria. Bajo otra perspectiva,
este esquema es el de Hegel. La dialéctica es considerada desde el
punto de vista de la producción y el trabajo, en vez de serlo desde
el espíritu. Sin duda, Marx nunca ha hablado de materialismo
dialéctico. Ha dejado a sus herederos el cuidado de celebrar a este
monstruo lógico. Pero dice al mismo tiempo que la realidad es
dialéctica y que es económica. La realidad es un devenir perpetuo,
escondido por el choque fecundo de antagonismos resueltos cada vez en
una síntesis superior que suscita su contraria, y hace avanzar
nuevamente a la historia. Lo que Hegel afirmaba de la realidad en
marcha hacia el espíritu, lo afirma Marx de la economía en marcha
hacia la sociedad sin clases; toda cosa es a la vez ella misma y su
contraria, y esta la contradicción obliga a convertirse en otra cosa.
El capitalismo, por ser burgués, se revela revolucionario y prepara
el advenimiento del comunismo."
"La originalidad de Marx consiste en afirmar que la historia, al mismo
tiempo que es dialéctica, es economía. Hegel, más soberano, afirmaba
que es a la vez materia y espíritu. No puede, por otra parte, ser
materia sino en la medida en que es espíritu, y a la inversa. Marx
niega el espíritu como última substancia y afirma el materialismo
histórico. Se puede señalar en seguida, con Bardaiev, la
imposibilidad de conciliar la dialéctica con el materialismo. No
puede haber dialéctica sino en el pensamiento. Pero el materialismo
mismo es una noción ambigua. Sólo para formar esta palabra ya es
necesario decir que hay en el mundo algo más que la materia. Esta
crítica se aplicará con mayor razón al materialismo histórico. La
historia, precisamente, se distingue de la naturaleza en que la
transforma por medio de la voluntad, la ciencia y la pasión. Marx no
es, por lo tanto, un materialista puro, por la razón evidente de que
no hay materialismo puro ni absoluto. Lo es tan poco que reconoce que
si las armas hacen triunfar a la teoría, la teoría puede también
suscitar las armas. A la posición de Marx se la llamaría más
justamente determinismo histórico. No niega el pensamiento, lo supone
absolutamente determinado por la realidad exterior. "Para mí, el
movimiento del pensamiento no es sino el reflejo del movimiento real,
transportado y transpuesto en el cerebro del hombre". Esta definición
particularmente grosera no tiene sentido alguno. La dificultad de
cómo y por qué un movimiento exterior puede ser "transportado al
cerebro" no es nada junto a la que consiste en definir luego "la
transposición" de ese movimiento. Pero Marx poseía la filosofía
insuficiente de su época. Lo que quiere decir que puede definirse en
otros planos."
"Para él, el hombre no es sino historia y, particularmente, historia
de los medios de producción. Marx observa, en efecto, que el hombre
se distingue del animal en que produce los medios de subsistencia. Si
no come ante todo, si no viste ni se abriga, no existe. Este 'primum
vivere' es su primera determinación. Lo poco que piensa en ese
momento se relaciona directamente con sus necesidades inevitables.
Marx demuestra luego que esta dependencia es constante y
necesaria. "La historia de la industria es el libro abierto de las
facultades esenciales del hombre". Su generalización personal
consistirá en deducir de esta afirmación, en suma aceptable, que la
dependencia económica es única y suficiente, lo que queda por
demostrar. Puede admitirse que la determinación económica desempeña
un papel esencial en la génesis de las acciones y los pensamientos
humanos, sin concluir por eso, como hace Marx, que la rebelión de los
alemanes contra Napoleón se explica solamente por la escasez de
azúcar y café. Por lo demás, el determinismo puro es también absurdo.
Si no lo fuese, bastaría una sola afirmación verdadera para que, de
consecuencia en consecuencia, se llegase a la verdad entera. No
siendo así, o bien nunca hemos pronunciado una sola afirmación
verdadera, ni siquiera la que establece el determinismo, o bien nos
sucede que decimos la verdad pero sin consecuencia, y el determinismo
es falso. Sin embargo Marx tenía sus razones, ajenas a la pura
lógica, para proceder a una simplificación tan arbitraria."
"Poner en la raíz del hombre la determinación económica es resumirlo
en sus relaciones sociales. El descubrimiento indiscutible del siglo
XIX es que no hay hombre solitario. Una deducción arbitraria lleva
entonces a decir que el hombre no se siente solitario en la soledad
sino por motivos sociales. En efecto, si el espíritu solitario debe
ser explicado por algo que esté fuera del hombre, se halla entonces
en el camino de una trascendencia. Lo social, por el contrario, sólo
tiene por autor al hombre; si, por añadidura, se puede afirmar que lo
social es al mismo tiempo el creador del hombre, se cree tener la
explicación total que permite expulsar la trascendencia. El hombre es
entonces, como quiere Marx, "autor y actor de su propia historia". La
profecía de Marx es revolucionaria porque acaba el movimiento de
negación comenzando por la filosofía de las luces. Los jacobinos
destruyen la trascendencia de un dios personal, pero la reemplazan
con la trascendencia de los principios. Marx funda el ateísmo
contemporáneo al destruir también la trascendencia de los principios.
En 1789 se reemplaza la fe por la razón. Pero esta razón misma, en su
fijeza, es trascendente. Marx destruye más radicalmente que Hegel la
trascendencia de la razón y la precipita en la historia. Antes de
ellos, era reguladora y ahora es conquistadora. Marx va más lejos que
Hegel y finge considerar a éste como un idealista (lo que no es o,
por lo menos, no lo es más que Marx materialista) en la medida,
precisamente, en que el reinado del espíritu restituye de cierta
manera un valor supra-histórico. 'El capital' toma de nuevo la
dialéctica de dominio y servidumbre, pero reemplaza la conciencia de
sí mismo por la autonomía económica, el reinado final del espíritu
absoluto por el advenimiento del comunismo. "El ateísmo es el
humanismo mediatizado por la supresión de la religión; el comunismo
es el humanismo mediatizado por la supresión de la propiedad
privada". La alienación religiosa tiene el mismo origen que la
alienación económica. Sólo se termina con la religión realizando la
libertad absoluta del hombre con respecto a sus determinaciones
materiales. La revolución se identifica con el ateísmo y el reinado
del hombre."
"Por eso tiene que acentuar Marx la determinación económica y social.
Su esfuerzo más fecundo consistió en descubrir la realidad que se
oculta detrás de los valores formales de que hacía gala la burguesía
de su época. Su teoría del embaucamiento es todavía valedera porque
es valedera universalmente, es cierto, y se aplica también a los
embaucamientos revolucionarios. La libertad que veneraba el señor
Thiers era una libertad del privilegio consolidada por la policía; la
familia ensalzada por los diarios conservadores se mantenía sobre un
estado social en el que mujeres y hombres eran bajados a la mina
desnudos y atados a la misma cuerda; la moral prosperaba sobre la
prostitución obrera. Que las exigencias de la honradez y la
inteligencia hayan sido colonizadas con fines egoístas por la
hipocresía de una sociedad mediocre y codiciosa, es una desdicha que
Marx, avivador incomparable, ha denunciado con una fuerza desconocida
antes de él. Esta denuncia indignada trajo consigo otros excesos que
exigen otra denuncia. Pero ante todo hay que saber, y decidir, dónde
nación: en la sangre de la insurrección aplastada en 1834 en Lyon, y
en la innoble crueldad de los moralistas de Versalles en 1871. "El
hombre que no tiene nada no es hoy día nada". Si esta afirmación es
falsa, en verdad, era casi verdadera en la sociedad optimista del
siglo XIX. La extrema decadencia traída por la economía de la
prosperidad debía obligar a Marx a conceder el primer lugar a las
relaciones sociales y económicas y a exaltar todavía más su profesía
del reinado del hombre."
"Se comprende mejor entonces la explicación puramente económica de la
historia que emprende Marx. Si los principios mienten sólo la
realidad de la miseria y el trabajo es cierta. Si se puede demostrar
luego que ella basta para explicar el pasado y el porvenir del
hombre, los principios quedarán destruidos para siempre, al mismo
tiempo que la sociedad que se vale de ellos. Tal será la empresa de
Marx."
"El hombre nació con la producción y la sociedad. La desigualdad de
las tierras, el perfeccionamiento más o menos rápido de los medios de
producción, la lucha por la vida crearon rápidamente desigualdades
sociales que cristalizaron en antagonismos entre la producción y la
distribución; por consiguiente, en lucha de clases. Estas luchas y
estos antagonismos son los motores de la historia. La esclavitud
antigua y la servidumbre feudal fueron las etapas de un largo camino
que lleva al artesanado de los siglos clásicos en los que el
productor es el dueño de los medios de producción. En ese momento la
apertura de las rutas mundiales y el descubrimiento de nuevos
mercados exigen una producción menos provincial. La contradicción
entre el modo de producción y las nuevas necesidades de la
distribución anuncia ya el fin del régimen de la pequeña producción
agrícola e industrial. La revolución industrial, la invención del
vapor, la competencia por los mercados llevan necesariamente a la
expropiación de los pequeños propietarios y a la constución de
grandes manufacturas. Los medios de producción se centralizan
entonces en manos de quienes han podido comprarlos; los verdaderos
productores, los trabajadores, no disponen ya sino de la fuerza de
trabajo de sus brazos, que pueden vender al "hombre con escudos". El
capitalismo no burgués se define así por la separación del productor
y los medios de producción. De este antagonismo va a salir una serie
de consecuencias inevitables que permiten a Marx anunciar el final de
los antagonismos sociales."
"A primera vista, anotémoslo ya, no hay razón para que el principio
firmemente establecido de la lucha dialéctica de clases deje de
pronto de ser cierto. Sigue siendo cierto o no lo ha sido nunca. Marx
dice bien que después de la revolución no habrá ya clases como ha
habido órdenes después de 1789. Pero las órdenes desaparecieron sin
que desaparecieran las clases, y nada dice que las clases no cederán
el lugar a otro antagonismo social. Lo esencial de la profecía
marxista consiste, sin embargo, en esta afirmación."
* Dejo de transcribir a mitad de la la página 188 (Albert Camus, El
Hombre Rebelde, Editorial Losada, Buenos Aires; 12º edición: marzo
1996.); otro día seguiré transcribiendo esto porque me interesa
personalmente que esté flotando en inet.
Desde donde dejé, continúa explicando el esquema marxista a nivel
económico (valor de toda mercadería, plusvalor (o plusvalía),
organización del trabajo, ruina de las clases medias, identidad del
desarrollo de la sociedad, misión del proletariado, etc., etc.,
etc.,etc., etc.,etc.,etc.,etc., hasta la página 195 en que termina
ese capítulo y comienza EL FRACASO DE LA PROFECÍA, que se extiende
hasta la página 211; sigue con EL REINO DE LOS FINES, hasta la 217,
luego LA TOTALIDAD Y EL PROCESO, hasta la 228, a lo cual sigue
REBELIÓN Y REVOLUCIÓN, y varios capítulos más...)
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