[Solar-general] Los hackers la clase proletaria del futuro
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Mie Dic 17 16:57:10 CET 2008
Articulándolas a modo de manifiesto, el profesor australiano McKenzie Wark
indaga en el pensamiento de izquierda las nuevas claves para reflexionar
sobre la sociedad de la información.
Ahora que la izquierda tradicional se ha olvidado de él, tiene su punto que el
marxismo reaparezca en el entorno digital. Esto es lo que pasa con Un
manifiesto hacker, escrito por el australiano McKenzie Wark, una obra en la
que este profesor en la New School University de Nueva York repesca el
marxismo como elemento de análisis y crítica del nuevo entorno tecnológico.
Para Wark, los hackers -sin el sentido de delincuente informático que muchas
veces se le da- forman una nueva clase social abstracta que produce cambios,
aunque no posee los medios de producción, ni lo que produce. Y hacen falta
hackers en todas las actividades intelectuales. Tal y como escribe: "En el
arte, en la ciencia, en la filosofía y en la cultura, en cualquier producto
del conocimiento en el que se puedan reunir datos, del que se pueda extraer
información y en el que se produzcan nuevas posibilidades para el mundo
partiendo de esa información, hay hackers que hackean algo nuevo partiendo de
lo antiguo. Pese a que creamos esos nuevos mundos, no los poseemos. Todo lo
que creamos queda hipotecado a otros y a los intereses de otros, a estados y
corporaciones que monopolizan los medios necesarios para construir mundos que
sólo nosotros podemos descubrir. No poseemos lo que producimos; lo que
producimos nos posee a nosotros".
El estilo y los razonamientos del libro se resumen en un lema con el que Wark
actualiza otro anterior, de sobras conocido: "El slogan de la clase hacker no
es obreros del mundo uníos, sino obras del mundo, liberaos". Y vaya por
delante que quien interprete esto como una apología de la piratería o similar
es que ha entendido muy poco. Ya es hora de que la discusión en este
escenario supere el nivel top manta, por importante que éste sea, y se
adentre en la función que el conocimiento debe tener en una sociedad avanzada
y la fluidez que éste necesita para ser realmente un bien social para todos,
ahora que la tecnología permite una fácil difusión del mismo. De esta manera
hablaríamos realmente de cultura, industria, desarrollo, dominio público y
privado, derechos de los creadores y los usuarios, alcance de las patentes,
ritmos de desarrollo tecnológico y otros temas claves.
Al autor le gusta provocar y de ahí que escoja un término demonizado, el de
hacker, y le confiera, como ya hicieron anteriormente Pekka Himanen o Manuel
Castells, otra dimensión, vinculándolo a la innovación y el cambio
tecnológico. O que articule a través de cuatrocientos párrafos de aspecto
vagamente bíblico un manifiesto, un formato que por definición exige
aceptación o rechazo. Wark, que evoca la obra del situacionista Guy Debord o
del filósofo Gilles Deleuze, también incorpora conceptos propios al entorno
marxista, como la relación entre hackers (innovadores) y la clase
vectorialista (capitalistas emprendedores que necesitan de los hackers para
funcionar en la sociedad de la información).
Con todo, y pese a este llamativo juego de nuevas y viejas referencias, Un
manifiesto hacker resulta farragoso. Pesan el lenguaje, a menudo confuso y
críptico, y un planteamiento que aleja el libro del interés que por estos
conceptos puede tener la mayoría de lectores. Habría que encontrar la fórmula
para que estos temas -que son importantes ahora y que lo serán aún más en el
futuro- salgan de los guetos en los que se discuten y lleguen a la mayoría de
ciudadanos. En este sentido, Wark ha montado un ambicioso operativo para
agitar mentes, pero se ha quedado a medias.
Fuente: LaVanguardia.es
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=77190
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