[Solar-general] muy interesante!!! fuera de tema!!!
Felix Zolezzi
felix.zolezzi en gmail.com
Jue Mar 24 18:03:02 CET 2005
¿Tienes el enemigo en casa?
Izar Beltza
Ekintza Zuzena
Pocos artilugios han adquirido a lo largo de la historia reciente de
la humanidad tanta importancia como lo ha hecho la televisión. Y es
que este artefacto ha trascendido los límites de mero dispositivo
tecnológico, herramienta de trabajo o instrumento de ocio para pasar a
ser un verdadero fenómeno social.
A primera vista ,impresiona que habiendo tantas maneras de pasar el
tiempo: lectura, juego, deporte, arte... tod en s disponemos de tiempo
para ver la TV. Y vaya si lo hacemos; la media que pasamos frente a la
TV es ni más ni menos que de 3 horas. A pesar de que decimos que sólo
vemos lo que nos interesa -lo que es realmente bueno- y a pesar de que
criticamos los programas basura o a tal o cual presentador/a, la
verdad es que de uno u otro modo, tod en s estamos enganchados a sus
vómitos luminoso-auditivos.
Como prueba esas mismas alabanzas o críticas, que están siempre hechas
desde un «exhaustivo examen» del programa en cuestión. No es difícil
escuchar conversaciones de todo tipo, de gente diferente, con
contenidos incluso opuestos, pero todas en tomo al mismo tema: la TV.
Mientras vemos la tele, dos de nuestros cinco sentidos se hallan
ensimismados con la información que nos vomita «la caja que atonta»,
anulando toda capacidad para realizar otro tipo de actividad
simultánea y lo que es peor, anulando toda capacidad crítica.
Una vez que la capacidad crítica de l en s telespectador en s queda anulada,
toda la información directa o indirecta, que se transmite es
totalmente asimilada. Evidentemente esa información responde a los
intereses del poder: estereotipos sexistas, violentos, conservadores,
etc...
Un ejemplo: Sudamérica. Existe una relación directa entre el número de
televisores y la reducción de ingresos y la disminución de las luchas
populares. Entre 1980 y 1990 el número de aparatos por habitante se
incrementó en un 40%, mientras que el promedio real de ingresos
descendió en otro 40% y una multitud de candidat en s polític en s
neoliberales muy dependientes de las imágenes de TV conquistaron las
presidencias.
¿Y los informativos? con sus evidentes manipulaciones y omisiones para
hacemos percibir la realidad, tal y como interesa que la
interpretemos.
Incluso en los debates o tertulias, apelando a la democrática libertad
de expresión -cuando no se trata un tema ridículo, rozando lo absurdo-
se ofrecen una serie de visiones aparentemente diferentes, pero que
nunca ponen en tela de juicio cuestiones más profundas, en las que,
casualmente, todos l en s contertuli en s están de acuerdo. Las cuestiones,
en definitiva, que interesan al poder. Lo demás son matices sin apenas
importancia.
Este es el truco de la «fingida disidencia». La democracia permite que
la voz del pueblo sea escuchada, pero la TV se encarga de que sólo se
oiga (o por lo menos se oiga mucho más fuerte) la voz de l en s
«disidentes institucionales». En la actualidad estamos empezando a
oír, la nueva forma de TV del futuro: la tele por cable (que aumenta
notablemente el número de canales) y la tele interactiva (posibilidad
de elegir programas e incluso de cambiar el argumento de una
telecomedia). Mucho nos tememos que estos avances sólo van a suponer
para nosotr en s, el aumentar nuestro abanico de elección del canal que
nos «lavará» el cerebro y el de damos a elegir (como en los «debates»)
entre varias posibilidades, dentro de lo que ell en s quieran que
recibamos respectivamente.
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