[ourproject-public] Hacia nuevas formas deproducciónydifusióndel conocimiento

Vicente Ruiz vjrj at ourproject.org
Mon Mar 3 23:22:07 CET 2003


Muy buenas:

Muy interesante.

Saludos,

Vicente

                      Jesús M. González-Barahona

Hacia nuevas formas de producción y difusión del conocimiento

Es habitual considerar a las Universidades como núcleos del
conocimiento. En gran parte del mundo la sociedad ha confiado
históricamente en ellas para producirlo y difundirlo. Sin embargo hoy
día, cuando tanto se habla de la sociedad del conocimiento, cada vez se
restringe más el acceso a ese conocimiento. Las Universidades, en muchos
casos, se vuelven muy cuidadosas con la información que difunden sin
cobrar por ella, y cada vez es más complicado acceder a muchas de sus
producciones intelectuales. Aunque en su comienzo Internet parecía la
herramienta definitiva en cuanto acceso libre a la información, lo que
ocurre hoy día es justamente lo contrario: el acceso a esta información
está hoy más restringido que ayer, y menos que mañana. Y el mundo
universitario no es una excepción, sino un abanderado en esta tendencia.

Con este entorno, iniciativas como el proyecto OpenCourseWare del MIT
pueden estar señalando un cambio de tendencia, o al menos una muestra de
que es posible otra realidad. En lugar de esconder y dificultar el
acceso a la información proponen publicar para todo el mundo, con costes
despreciables para el receptor, el material docente que utilizan en sus
cursos. Y este podría no ser más que el primer paso hacia una nueva
forma de producir y difundir conocimiento. 

El proyecto OpenCourseWare 

Hace unos meses, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) anunció
el proyecto OpenCourseWare (OCW, que en traducción libre podría
significar algo así como "material docente libre''). Desde octubre está
disponible el resultado de la primera fase del proyecto, que incluye el
material docente de unos cuantos cursos. En cuatro o cinco años se
espera que el material usado por los alumnos de unos 2.000 cursos (la
práctica totalidad de los que ofrece el MIT) esté publicado en Internet
sin ninguna restricción de acceso, y preparado para ser consultado
libremente. El proyecto, financiado en parte por fundaciones, no
pretende ofrecer cursos a distancia o enseñanza no presencial, y no
tiene vías directas de retorno económico. Al menos a primera vista es un
ejercicio desinteresado de promoción del conocimiento. 

Sólo el tiempo dirá lo que supone esta publicación masiva de la
documentación utilizada en los cursos de una institución tan prestigiosa
como el MIT. Pero se puede hacer algo de futurología. Por ejemplo es
previsible que el material del MIT se convierta en referencia obligada
para cualquier curso similar en cualquier Universidad del mundo. La
calidad del material que elaboren los profesores de esos cursos se
medirá, necesariamente, frente a la que se puede conseguir libremente en
Internet. Quien no quiera seguir enseñanzas formales, pero esté
interesado en los temas cubiertos por OCW, tendrá a su disposición gran
parte de la información de que dispone quien se matricula en el MIT. Por
supuesto, no dispondrá del resto de ventajas al alcance de los alumnos
presenciales (entre ellas, el contacto personal con el profesor y los
demás alumnos). Pero la diferencia no será tan grande como lo era antes
de que existiese este proyecto. 

Los responsables de OCW lo ven como una forma de compartir el
conocimiento y de contribuir efectivamente a su difusión. También de
ayudar a la mejora global del material que se usa en la educación
superior. Hasta cierto punto, es la manera en que utilizan las
tecnologías del siglo XXI para cumplir las metas que tienen como centro
difusor del conocimiento. Y como tal, este proyecto merece especial
atención, y más en una coyuntura como la actual, donde muchas
instituciones educativas están tomando exactamente el camino contrario:
limitar lo más posible el acceso a su producción científica y académica,
con la idea de conseguir ingresos por la venta de derechos de acceso a
ella, de forma directa o indirecta. 

Naturalmente, es de esperar que el MIT obtenga importantes beneficios de
esta iniciativa, aunque sólo sea en términos de imagen. Pero en
cualquier caso, parece claro también que va a suponer un fuerte impacto
sobre el sistema de educación superior, y especialmente sobre los
estudiantes universitarios en todo el mundo. 

Pero esto es sólo el principio

Y sin embargo, con todo lo novedoso que es OCW, podría ser sólo el
principio de una nueva tendencia, de un viento nuevo en el entorno
universitario. Por primera vez desde que tenemos tecnologías masivas de
difusión del conocimiento, el coste de reproducción y transporte de la
información a casi cualquier parte del mundo es prácticamente cero.
Seguimos teniendo costes altos relacionados con la producción,
compilación y organización de este conocimiento, y con su conversión en
material educativo. Pero una vez que un material dado está en un formato
utilizable por el alumno, las diferencias de coste entre hacerlo
accesible para unas decenas de alumnos, o para centenas de millares, es
mínima. OCW muestra una forma inteligente de aprovechar esta situación
para cumplir con la meta de difundir el conocimiento. Pero aunque por
ahora es una de las que más impacto ha causado, ni es la primera, ni
será la última. 

El movimiento del software libre ha demostrado, en otro ámbito, las
ventajas concretas de compartir el conocimiento sin trabas. Pero el
modelo en que se basa el desarrollo de la mayor parte del software libre
es más ambicioso. El conocimiento difundido no suele ser ``subproducto''
de una actividad principal (como lo es en cierta medida en OCW, donde la
actividad principal es la docencia presencial). Además, los programas
libres no sólo se difunden tal cual: también se garantizan permisos para
reelaborarlos, modificarlos y mejorarlos (o empeorarlos). Son estos
permisos lo que convierten habitualmente cualquier programa libre en
obra colectiva. Y obra colectiva de un tipo nuevo, donde los autores en
muchos casos ni siquiera se conocen... 

Dados estos antecedentes, es inmediato preguntarse porqué no aplicar
modelos similares a los del software libre en la producción de material
docente. Igual que un programa, el material elaborado por un profesor
para un curso cualquiera puede ser completado, actualizado y mejorado
por otro profesor (o, en general, por otro experto en la materia con
capacidad docente), en cualquier parte del planeta. A su vez, esta nueva
versión puede ampliarse, contrastarse o editarse críticamente en otro
lugar, quizás por un estudiante aventajado. Y todas estas modificaciones
pueden ser coordinadas por el autor original, para producir un resultado
que ya no es su obra, sino algo más. 

Hoy día tenemos ya sistemas adecuados para empezar a explorar estas
posibilidades. Herramientas como los wikis están ayudando ya a elaborar
documentación mediante la colaboración entre grupos de autores dispersos
por todo el mundo. Muchas bitácoras (weblogs) están incluyendo
mecanismos que premiten a sus usuarios colaborar en la mejora colectiva
de la información sobre un tema. La informática y las comunicaciones son
potentes aliados cuando se trata de colaborar en la producción de
información, y muchos modelos de producción académica que eran
inimaginables cuando se usaba papel se convierten hoy en ejercicios
triviales. 

 

¿Y todo esto para qué? 

Muchas Universidades se han convertido (¿quizás lo fueron siempre?) en
lugares donde se raciona la difusión del conocimiento. En contra de su
razón de ser, se procura que sólo el que paga tenga acceso a la
producción académica. A veces, esto es algo que promocionan los
profesores a título personal, pero cada vez más es la propia institución
quien se esfuerza en rentabilizar económicamente cualquier difusión de
conocimiento. Los argumentos son muchos, y probablemente muy razonables,
casi siempre relacionados con la supervivencia de la Universidad tal y
como la conocemos, siempre necesitada de recursos. 

Pero en esta carrera por conseguir recursos, la Universidad está
perdiendo al menos parte de su función social. Algunas iniciativas como
OCW nos recuerdan cuál es al razón de ser que tiene el mundo
universitario, y el que nos sorprendan dice mucho de lo lejos que se
está habitualmente de ella. 

Afortunadamente, el impacto de unas pocas iniciativas que aprovechen las
tecnologías actuales puede ser enorme, debido al factor multiplicador
que supone la publicación de material a bajo coste para poblaciones
potenciales enormes. Por eso, OCW puede no ser más que el principio de
una nueva forma de promover el conocimiento. Un primer peldaño de una
escalera que nos lleve, escalón a escalón, hacia un nuevo estadio en la
producción de conocimiento, hacia la colaboración y la difusión global
de la educación. 

En gran medida, aún nos empeñamos en producir y difundir conocimiento
con los viejos medios que tan buenos resultados dieron cuando la
tecnología disponible era la impresión en papel. Pero los medios que
tenemos hoy a nuestro alcance nos permiten muchos nuevos modelos. Por
ahora, casi sólo se están usando para restringir las posibilidades a lo
que era norma en el mundo de la imprenta. Pero posiblemente estamos ya
en el umbral de un nuevo mundo, en el que aprendamos a aprovechar toda
esta novedad para diseñar nuevos esquemas y nuevas realidades que nos
acerquen un poco más al ideal del conocimiento universal. 

Referencias 

      * OpenCourseWare: http://ocw.mit.edu/
      * Wiki: http://wiki.org/
-- 
Vicente Ruiz <vjrj en ourproject.org>




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