[Solar-general] Ratzinger

Sergio Sztokman sergio.sztokman en gmail.com
Mar Jun 14 18:04:57 CEST 2005


Uhm no se......en ese articulo hay varias frases que me espantan.
El vaticano usa SL?
Las hogueras de la inqisicion eran GPL?
Tal vez no quieren que Turquia entre a la UE porque tiene un pacto
secreto con M$?
Cuantas preguntas.......
:)


El 14/06/05, ACP - Ariel Alegre<ariel.alegre en fibertel.com.ar> escribió:
> Hola!
> 
> era una buena idea la lista de debate que propuso Diego, no?
> 
> Saludos cordiales
> 
> Ariel Alegre
> 
> 
> ----- Original Message -----
> From: Felix Zolezzi
> To: La lista de todos y todas en solar
> Cc: Julio Lozano
> Sent: Tuesday, June 14, 2005 9:11 AM
> Subject: [Solar-general] Ratzinger
> 
>  Tribunas libres internacionales - 13 de junio de 2005
> La imagen de Benedicto XVI
> En su acepción original, el laicismo es un modo de organización de la
> sociedad que garantiza la libertad individual de conciencia y la paz civil
> excluyendo las convicciones personales del debate político. Los dirigentes
> políticos son libres, como todos, de manifestar públicamente la fe que
> profesan, pero no pueden tomar sus convicciones particulares como basamento
> de políticas públicas que conciernen al conjunto de la sociedad. Contra esa
> filosofía combatió incesantemente Joseph Ratzinger cuando era prefecto de la
> Congregación de la Doctrina de la Fe (como se denomina desde 1966 el Santo
> Oficio, también llamado «Santa Inquisición»). Ratzinger estigmatizó la
> filosofía laica de «laicismo» y se dedicó a redefinir a su manera el
> concepto de «laicismo». En una entrevista que concedió hace un año a Le
> Fígaro, y que el diario reproduce ahora con motivo de su elección, Ratzinger
> califica de «profanidad» el principio de separación de la esfera privada
> (convicciones personales) y la esfera pública (vida política), fundamento de
> la Declaración francesa de Derechos del Hombre y del Ciudadano. En su
> criterio, la fe es la luz de la razón, y por consiguiente es la fe, no la
> razón, la que debe regir el debate político.
> Joseph Ratzinger fue el organizador del cabildeo que tuvo lugar en el seno
> de las instituciones europeas para que la Carta de Derechos Fundamentales y
> el Tratado Constitucional no edificaran la Unión Europea sobre la base de un
> contrato político entre Estados-naciones o entre ciudadanos, sino sobre la
> base de referencias católicas. No pudo lograrlo completamente, cosa que
> deplora en esa misma entrevista. Los instrumentos europeos adoptaron, en
> definitiva, el punto de vista anglosajón y no el de la Santa Sede. La Unión
> Europea rechazó el principio del contrato político entre Estados-naciones
> para optar por el de los «valores comunes», pero se negó a definir estos
> como herencia «católica» o tan siquiera, en sentido más amplio, como
> «cristiana». La UE admite así el carácter laico de Francia y Portugal y
> mantiene abierta la posibilidad de ingreso de Turquía. Al ser esta última un
> Estado laico con población musulmana, constituye pues un verdadero monstruo
> para el teólogo bávaro. Ratzinger se pronuncia entonces contra su entrada en
> la Unión, objetivo que explicó posteriormente en el Giornale del popolo (20
> de septiembre de 2004). Ratzinger pretende actualmente convertir la
> construcción de la Europa cristiana en la prioridad de su pontificado, como
> lo prueba el nombre que ha seleccionado, Benedicto XVI, en alusión al santo
> patrón de Europa.
> Es extraño como la prensa internacional parece ignorar la actividad política
> del prelado durante los años que pasó en la Curia romana. Sólo la prensa
> latinoamericana menciona su responsabilidad en el asesinato sistemático de
> los teólogos de la liberación por parte de las dictaduras católicas. Sin
> embargo, el Sunday Times del 17 de abril mencionó sus vínculos con los
> medios nazis y su militancia en las Juventudes hitlerianas cuando era un
> adolescente. La acusación es lo suficientemente peligrosa como para que el
> Jerusalem Post publique un editorial de Sam Seer que lo exime de toda
> sospecha. Es que el nuevo papa es un elemento indispensable para el eje Tel
> Aviv-Washington. Asimismo, el cardenal Jean-Marie Lustiger, que encarna los
> vínculos entre Israel y la Santa Sede, lo absuelve en una tribuna que
> publica Le Figaro.
> El diario Los Angeles Times reproduce además la famosa carta del cardenal
> Ratzinger al presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos,
> documento que tan oportunamente se «filtró» durante la campaña presidencial.
> En dicha misiva, el cardenal recordaba la condena pontificia del aborto y
> sugería que los electores católicos no votasen por John Kerry.
> El teólogo Michael Novak, quien desde hace dos décadas estableció vínculos
> entre los servicios estadounidenses de inteligencia y la Santa Sede, se
> opone en el New York Times a la imputación que presenta a Joseph Ratzinger
> como un neoconservador. Como todos los comentaristas que se alegran de su
> elección, centra el debate en la intransigencia moral del nuevo papa.
> Monseñor Helmut Schüller calma a su vez, en Der Standard, las inquietudes de
> su rebaño. Asegura que el nuevo papa, por muy riguroso que sea, no
> modificará notablemente el equilibrio interno de la Iglesia y que continuará
> la obra de su antecesor.
> El mensaje de los comunicadores del Vaticano se resume, en general, a
> presentar a Benedicto XVI como una personalidad severa y rigurosa,
> cualidades requeridas para asumir el cargo de Pontífice. Esa imagen busca
> atenuar la dimensión política del personaje en beneficio de su
> comportamiento moral, cosa que no corresponde a la realidad. El nuevo papa
> no se encuentra en lo absoluto ante una Iglesia que necesite ser
> reconstruida después de años de laxismo. Pero eso no importa, ya que hay que
> hacer todo posible por ocultar la naturaleza contrarrevolucionaria del
> Pontífice y de los neoconservadores que lo apoyan en Washington. Ronald
> Reagan podía contar con Juan Pablo II para desestabilizar Polonia. George W.
> Bush cuenta con Benedicto XVI para incorporar Europa a la «guerra de las
> civilizaciones», aunque habrá que darle un nuevo «look» al «Panzer
> Kardinal».
> Al margen de esa polémica, Die Presse da la palabra al sacerdote austriaco
> Anton Faber. Este se pregunta sobre el posible nombramiento del
> cardenal-arzobispo de Viena, Christophe Schönborn, como sucesor del cardinal
> Ratzinger en el cargo de prefecto de la Congregación de la Doctrina de la
> Fe. El mismo diario publica también un artículo del genetista Markus
> Hengstschlager sobre la incoherencia de las instrucciones de Joseph
> Ratzinger que prohíben la investigación con células madres humanas en nombre
> del respeto a la vida mientras que autorizan la pena de muerte en nombre de
> la protección de la sociedad.
> Red Voltaire
> Ver los artículos de Red Voltaire
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> 
> 4 artículos
> «La fe cristiana tiene algo que decir sobre la moral»
> Autor: Joseph Ratzinger
> 
>  Ex arzobispo de Munich (1977-1981) y prefecto de la Congregación de la
> doctrina de la Fe en el Vaticano (1981-2005), Joseph Ratzinger es papa bajo
> el nombre de Benedicto XVI.
> 
> Fuente: Le Figaro (Francia)
> Referencias: Le Figaro, Le Figaro Magazine Referencia: «La foi chrétienne a
> son mot à dire sur la morale », por Joseph Ratzinger, Le Figaro, 20 de abril
> de 2005. Texto adaptado de una entrevista con motivo de la visita de Juan
> Pablo II a Lourdes, concedida el 13 de agosto de 2004 a Figaro Magazine y
> retomada hoy por el diario. Nos referimos sólo a los asuntos vinculados con
> las opiniones políticas y teológicas del entrevistado y pasar por alto las
> cuestiones relacionadas con los temas de actualidad de aquel momento,
> actualmente obsoletos.
> Resumen:
> El papa Juan Pablo II está muy ligado a Francia, a la cual debe mucho en lo
> que se refiere a su formación teológica. Recuerdo particularmente su visita,
> en el momento de la conmemoración del aniversario del bautismo de Clodoveo,
> como de un gran florecimiento del bautismo de Francia. La «hija mayor de la
> Iglesia» occidental, por así llamarla, le ha dado mucho a la Iglesia. El
> papa se siente preocupado ante el laicismo ideológico que con tanta fuerza
> se manifiesta en nuestros días. Estamos a favor del laicismo, pero nos
> oponemos a un laicismo ideológico que amenaza con encerrar a la Iglesia en
> un ghetto de subjetividad. Esa corriente de pensamiento quiere que la vida
> pública no se vea influenciada por la realidad cristiana y religiosa. Tal
> separación, que yo calificaría de «profanidad» absoluta, constituiría
> ciertamente un peligro para la imagen espiritual, moral y humana de Europa.
> Esperamos que la Iglesia de Francia sea lo suficientemente fuerte como para
> ayudar a Europa a enfrentar esa provocación. La fe cristiana debe iluminar
> la vida pública. Desconfiemos del laicismo encarnizado, que da lugar al
> fundamentalismo.
> El Estado debe ser el garante de la libertad de pensamiento y de religión.
> No tratamos de imponer nuestra fe a los demás por medio de la política. Pero
> estamos convencidos de que la fe es también luz para la razón y que el
> hombre político católico debe poder transmitir esa luz en su combate
> político. El derecho a vivir debe ser protegido por el Estado desde el
> primer hasta el último instante de la vida. Los políticos deben respetar
> eso. Un político que asuma una posición diferente, que no respete la imagen
> de Dios y la inviolabilidad del ser humano está en oposición con los
> componentes racionales de la fe. En eso estamos de acuerdo con la
> conferencia de obispos norteamericanos, aunque lo hayamos expresado de otro
> modo. Los católicos sólo deben pedir la comunión cuando sean dignos de ella.
> Eso tiene que ver con su posición ante el aborto y también ante otras
> cuestiones. La conciencia no es solamente subjetiva sino que responde
> también a criterios objetivos que se encuentran en la fe. Me parece que la
> «subjetivización» de la conciencia es un gran error de nuestra época.
> La no inscripción de las raíces cristianas de Europa constituye un grave
> error. Europa es un continente cultural, no geográfico. Es su cultura lo que
> le da una identidad común. Las raíces que formaron este continente son las
> del cristianismo. Simplemente se trata de un hecho histórico. No hace tanto
> tiempo que sucedió. El renacimiento de Europa después de la Segunda Guerra
> Mundial fue posible gracias a hombres políticos que tenían fuertes raíces
> cristianas, como Schuman, Adenauer, De Gaulle, De Gasperi y otros. Temo que
> detrás de esa oposición se esconda un odio de Europa hacia sí misma y hacia
> su gran historia. Es por eso que Turquía no pertenece a Europa. Ello no
> quiere decir que no debamos tener buenas relaciones con ese país, pero
> Turquía debería fundar su propio continente cultural sobre la base del
> Islam, con los países árabes.
> 
> «¿Ratzinger, nazi? No lo crean»
> Autor: Sam Ser
> Sam Ser es periodista y editorialista del Jerusalem Post.
> 
> Fuente: Jerusalem Post (Israel)
> Referencias: Jerusalem Post: «Ratzinger a Nazi? Don't believe it», por Sam
> Ser, Jerusalem Post, 18 de abril de 2005.
> Resumen:
> El Sunday Times de Londres describió al principal candidato al papado, el
> cardenal Ratzinger, como un nazi. En tono de gran revelación, el diario
> informa a sus lectores que Ratzinger fue miembro de las Juventudes
> Hitlerianas y sugiere que por ese motivo el «Panzer Kardinal» sería muy
> diferente de su predecesor. El artículo llega incluso a calificar a
> Ratzinger de «antisemita teológico». Él creería tanto en Cristo que
> considera que todos, incluidos los judíos, deberían reconocerlo como al
> Mesías.
> En realidad, no hay nada nuevo en esto. Ratzinger fue enrolado en las
> Juventudes Hitlerianas cuando aquello se hizo obligatorio y después de haber
> hecho todo lo que estaba a su alcance para evitarlo. No se afilió a la
> organización por voluntad propia. Ratzinger ha explicado periódicamente ese
> asunto, en particular en su biografía. El único elemento significativo del
> artículo del Times es que Ratzinger practicó la resistencia pasiva en lugar
> de hacer algo que le hubiese costado la deportación. No fue miembro de la
> resistencia, como tampoco lo fueron muchos judíos. Si hubiese sido un
> verdadero simpatizante nazi se habría sabido en 60 años. Sin embargo, por el
> contrario, se destacó en particular en el diálogo entre católicos y judíos.
> ¿Si el propio centro Yad Vashem no consideró necesario llevar a cabo una
> investigación, por qué no le creeríamos nosotros?
> 
> «Benedicto XVI profesa una amistad de corazón hacia Francia y la cultura
> francesa»
> Autor: Jean-Marie Lustiger
> 
>  Ex arzobispo de París (1981-2005), Jean-Marie Lustiger es
> cardenal-arzobispo emérito de París y miembro de la Academia Francesa.
> 
> Fuente: Le Figaro (Francia)
> Referencias: Le Figaro. Referencia: «Benoît XVI a une amitié de coeur pour
> la France et la culture française», por Jean-Marie Lustiger, Le Figaro, 21
> de abril de 2005.
> Resumen:
> El cónclave duró exactamente 24 horas. Fue una verdadera experiencia
> espiritual de comunión en una atmósfera de plegaria y de paz. No se trató ni
> de un contrato político, ni de un plebiscito sino más bien de una especie de
> evidencia apacible. Para todos los cardenales, las discusiones que lo
> precedieron permitieron expresar todas las dificultades y todos los
> problemas.
> Benedicto XVI asume plenamente el legado de Juan Pablo II, de quien fue el
> principal colaborador. Pero al mismo tiempo es evidente que su personalidad
> y su estilo son muy diferentes. Benedicto XVI es el último gran teólogo que
> participó como experto, y no como obispo como Juan Pablo II, en todo el
> concilio Vaticano II. Es un gran pensador. Al igual que Juan Pablo II,
> Benedicto XVI conoció la guerra. Vivió su juventud en la Alemania nazi,
> cuyos extravíos pudo apreciar siendo muy joven aún. El medio católico en el
> cual se formó no era en modo alguno complaciente acerca del tema. Sabe cuál
> ha sido el costo de los totalitarismos para la humanidad y la iglesia. Posee
> asimismo una vasta cultura estética y profesa una sincera amistad a Francia.
> Juan Pablo II le confió una difícil misión ya que era prefecto de la
> Congregación para la Doctrina de la Fe. No se le pedía que se distinguiera
> ni que se dedicarse a las relaciones públicas sino que precisara lo que
> responde o no a la fe católica. Lo hizo con honestidad y precisión. Eso
> alimentó prejuicios que será preciso volver a evaluar para descubrir quién
> es en realidad. De hecho, es un hombre de gran delicadeza.
> La voluntad ecuménica es fuerte e íntegra en Benedicto XVI. Pero para poner
> en práctica el ecumenismo hay contar con la voluntad de muchos. El verdadero
> problema del ecumenismo contemporáneo reside en que solamente puede existir
> verdadera unidad cristiana dentro de la verdadera comunión en el marco de la
> fe. ¿Qué debemos creer para reconocernos como cristianos? Ahí reside el
> problema principal, pero éste no se plantea con las iglesias de la ortodoxia
> y encontramos una comunión de fe con las Iglesias de los nuevos movimientos
> evangélicos. El cardenal Ratzinger ha luchado por el reconocimiento de las
> raíces cristianas de Europa. Se trata de una verdad, pero que no es la
> nuestra. Esa verdad es la siguiente: no se puede edificar un futuro sin la
> conciencia de un pasado común. Con relación a los vínculos con el Islam, el
> problema no descansa solamente en Benedicto XVI sino en el conjunto de los
> pueblos marcados por el Islam así como en las demás naciones, en las demás
> culturas ya que existe en estos momentos un verdadero problema mundial con
> relación al tema. La iglesia puede desempeñar un papel de mediador pero, una
> vez más, no puede haber progreso unilateral en la comprensión y el diálogo.
> Es preciso que los esfuerzos vengan tanto del lado del Islam como de las
> demás culturas. Benedicto XVI está muy consciente de ello y es sensible al
> problema de las relaciones con el judaísmo.
> La elección de un alemán es una verdadera garantía de reconciliación. Es una
> verdadera infamia acusarlo de haber pertenecido a las Hitlerjugend. No sé si
> estuvo en ellas, y es probable ya que todos los jóvenes alemanes pasaron por
> ahí. Pero no transigió con nada de eso. El nombre de Benedicto es una
> garantía de reconciliación. También nos ha hablado de Europa al recordarnos
> que Benedicto es también San Benito, uno de los grandes santos patronos de
> Europa, cuya regla sirvió de marco y de referencia para moldear toda Europa
> con el monarquismo como elemento de civilización.
> 
> Voltaire
> 
> Focus
> 
> Tribunas libres internacionales
> 
> En flagrante delito
> 
> Referencias
> 
> La Hoja Diplomática
> 
> 12 junio 2005
> 
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