[Solar-educacion] analfabetismo, cifras oficiales
Beatriz Busaniche
busaniche en velocom.com.ar
Dom Ago 8 20:42:25 CEST 2004
Esto podría ser un OT, si no fuera porque es nuestro entorno más grave:
http://lanacion.com.ar/04/08/08/dq_625664.asp
La crisis educativa: cifras oficiales que alarman
Hay un analfabeto por cada graduado universitario
Más de 960.000 personas nunca fueron a la escuela; otros 3.695.830 no
terminaron la primaria
Es una de las caras más ocultas y preocupantes de la exclusión social en
el país: más de 960.000 argentinos nunca fueron a la escuela, según
surge del último censo del Instituto de Estadística y Censos (Indec).
Dado que en el país existe un total de 1.142.151 graduados
universitarios, se advierte que hay casi un analfabeto puro por cada
egresado.
A este cuadro se suma otro fenómeno preocupante: 3.695.830 argentinos
nunca terminaron la educación primaria y pasan a integrar, por lo tanto,
la categoría de analfabetos funcionales, es decir, no tienen la
capacidad de comprender lo que leen ni de expresarse con claridad tanto
en forma verbal como por escrito.
Aunque el número de los que nunca tuvieron contacto con el sistema
educativo tiende a descender, preocupa la situación de los analfabetos
funcionales porque, según los especialistas, es un grupo en crecimiento.
Ya se habla, incluso, del “analfabetismo académico”, es decir, el de
aquellos ingresantes en la Universidad que no pueden comprender lo que
leen, expresarse, argumentar o entender una consigna. Desde 1989 no
existen en el país políticas nacionales para enfrentar el fenómeno del
analfabetismo, que quedó así sujeto a iniciativas aisladas, impulsadas
por algunos gobiernos provinciales y organizaciones sociales y
comunitarias.
Sin planificación, conviven experiencias disímiles de alfabetización,
que ya no se agota en enseñar a leer, escribir y calcular. Consiste en
preparar a una persona para que regrese al sistema educativo, devolverle
confianza en sus saberes, conciencia de sus derechos, manejo de la
tecnología y una serie de habilidades para tomar decisiones de manera
autónoma.
"El sistema educativo no garantiza la adquisición de las competencias
básicas para moverse en el mundo. Sin embargo, si se recorta el
analfabetismo a un problema educativo, se lo está limitando. Es una
cuestión social", dijo a LA NACION María Cristina Planas, especialista
en didáctica de la lengua y la literatura, y coordinadora del programa
"La escuela lee más" en la Dirección de Cultura y Educación de la
provincia de Buenos Aires.
Diferencias que persisten
"En números absolutos, la alfabetización aumentó, pero en todas las
regiones se mantienen las diferencias", dijo Silvia Llomovatte,
secretaria de Transferencia y Desarrollo de la Facultad de Filosofía y
Letras de la UBA y especialista en sociología de la educación.
Según sus investigaciones, desde el primer censo nacional, en 1869,
cuando el analfabetismo puro alcanzaba al 77,4% de la población, hasta
hoy, las diferencias por provincias se mantienen. Así, la ciudad de
Buenos Aires tiene el 0,5% de analfabetismo, pero en Chaco la cifra se
eleva al 9 por ciento.
El analfabetismo que preocupa, sin embargo, desborda las definiciones
técnicas y se reproduce al calor de los niveles de deserción escolar,
los efectos de la reforma educativa -que dejó la educación atada a los
vaivenes económicos y políticos de cada provincia- y el contexto general
de pobreza y marginalidad.
"Muchos de los chicos que están en la escuela e incluso algunos de los
que están en la universidad tienen algún grado de analfabetismo
funcional", dijo Susana Ortega de Hocevar, directora del Instituto para
la Lectura de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCu), en Mendoza, que es
subsede de la cátedra Unesco para la lectura y la escritura.
Es el mismo fenómeno que está detrás de los difundidos fracasos de los
ingresantes en las universidades. "Cuando terminan el secundario, los
chicos tienen tales déficit en lectura comprensiva y escritura que no
podemos decir que estén totalmente alfabetizados", dijo Hocevar.
En las escuelas primarias, los maestros se sienten impotentes para
compensar, en algunas horas de clase, los efectos de la nutrición
deficiente, de familias golpeadas por la desocupación y en riesgo
social.
"El sistema educativo no actúa en el vacío, sino en medio de
condicionamientos sociales y culturales, pero tampoco se prepara a los
docentes para trabajar en contextos de extrema pobreza. Los maestros no
reciben elementos mínimos de formación para trabajar con eso", dijo
Llomovatte. Se trata, además, de un sistema educativo que dificulta el
regreso después de que se lo abandonó una vez.
"Faltó una política nacional de educación de adultos y mejorar en la
legislación el deber del Estado de proveer educación para toda la vida",
admitió el ministro de Educación, Daniel Filmus. "El número de quienes
no completaron la primaria bajó desde 1991 por la extensión de la
escolarización, pero el descenso es lento y demuestra que no se puede
resolver el problema sin políticas específicas", dijo.
Según anticipó Filmus, en septiembre próximo el Gobierno lanzará un
Programa Nacional de Alfabetización y Terminalidad de la escolaridad
básica, que combinará programas televisivos (28 de letras y 12 de
matemáticas), de radio, videos, material impreso y provisión de útiles
para 100.000 personas por semestre. Funcionará a partir de convenios con
las provincias y ONG y sobre la base de una red de voluntarios
(estudiantes universitarios, maestros y jefes y jefas de hogar con
título secundario).
Quienes trabajan en iniciativas de alfabetización coinciden en que el
Estado debería aprovechar las iniciativas que ya están en marcha. "La
alfabetización es una herramienta básica de la condición ciudadana. El
Estado tendría que poner en sintonía las iniciativas que ya existen",
dijo Damián Fió, director del Programa Nacional de Alfabetización Nunca
es Tarde de la Federación Universitaria Argentina (FUA).
"El objetivo es que vuelvan a la escuela. Además de leer y escribir,
tienen que adquirir una postura frente al conocimiento y revalorizar sus
propias experiencias y saberes", explicó Kelly Pereyra, coordinadora de
Vinculación con la Sociedad de Filosofía y Letras de la UBA, donde desde
el año último trabajan formando alfabetizadores en organizaciones
sociales, a partir de sus propias demandas.
Por Raquel San Martín
De la Redacción de LA NACION
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